Después de sentir ese dolor en su alma con la intensidad de un fuego al rojo vivo, después de sentir que le habían arrancado la vida y lo habían sumido en una neblina de la que no podía ver una posible salida, Alex había creído que el estar lejos, el estar ocupado concentrándose en los demás podría ayudarlo a mitigar todo eso que lo consumía por dentro, pero no era así.
El tiempo comenzó a correr, el comenzó a integrarse de nuevo a la vida y todo lo ocurrido en España se estaba disipando como si solo hubiera sido un sueño hermoso que su mente había creado o a su vez como la peor de sus pesadillas vuelta realidad.
Había escuchado a sus padres algunas veces mencionarle que el tiempo era la mejor medicina para cualquier mal. Pero, ¿cuánto tiempo se necesitaba para superar la perdida de un hijo al que no le habían dado la oportunidad de amar lo suficiente? ¿Cuánto tiempo se necesitaba para arrancarse del corazón y de la piel a una niña que había llegado a su vida para cambiarlo por completo?
A veces pensar en ella era lo único que lograba formar una sonrisa en su naturalmente serio rostro. Por las noches cuando su recuerdo se instalaba en la habitación o cuando lo visitaba en sueños, con una sonrisa inmensa en el rostro y ese magnetismo que lo había atraído a ella desde el primer momento en que la vio. Seguía sorprendiéndole lo que había logrado hacerle, pues a más de un año de haberla conocido, mas de un año desde el primero beso en aquella discoteca a la que habían ido a parar sin planearlo, todavía podía sentir el efecto de ese primer beso en sus labios. Aún podía recordar como la había visto caminar sola hacia la salida del estadio, sin su inseparable amigo Lucas y como su cuerpo reaccionó de inmediato, un instinto nuevo le hizo acercarse a ella. Sus bonitos ojos verdes se iluminaron apenas un segundo al verlo para después sonreír de manera amigable, así era ella con el resto del mundo . Ella le había pedido algo tan simple como ayudarla a encontrar una pizzería, solo era una jovencita normal, había pensado Alex en ese instante. Pero luego de dos horas de escucharla contarle sobre su vida en américa, su pasión por servir a los demás y las aventuras y experiencias que había traído con ella luego de visitar varios países de ese continente, Alex supo que estaba frente a alguien especial, era hermosa sin duda, simpática e inteligente, pero sobre todo, era pura.
Alejandro se había ofrecido a llevarla a casa, pues ante todo era un caballero y sabía que una muchacha de su edad, a esas horas de la noche y en un país distinto corría mucho peligro. No habían avanzado mucho en el trafico nocturno cuando frente a ellos apareció una discoteca, para Alex era otro sitio más de los que había un montón en donde jóvenes se reunían para pasar el rato, a su edad el ya no frecuentaba esos lugares, pero ella al ver su renuencia sobre ese sitio insistió con más ganas y al final lo convenció de entrar.
El se había sentido algo ridículo al estar rodeado de veinteañeros bajo esas luces neones, pero varios tragos después y teniendo a esa sirena bailando frente a el se olvidó del resto del mundo. Emma mantenía sus ojos cerrados y dejaba que la música guiara su cuerpo, no pasó mucho tiempo para que no solo fuera la música quien guiara sus movimientos. Las manos de Alex habían tomado vida propia y recorrían su pequeña cintura con lentitud, experiencia y curiosidad, una electricidad los recorrió a los dos , una chispa que apareció de la nada y los adentró al inicio de una pasión intensa y ardiente como el fuego.
Ella sentía como su cuerpo se entregaba a ese placer que poco a poco la elevaba a una atmosfera irreal, podía sentir cada parte de su cuerpo pegado al suyo, su aliento tibio en su cuello le provocaba escalofríos de pies a cabeza . Nunca había sentido algo parecido, era como una fuerza magnética que la arrastraba a el, que la invitaba a unirse a el como si fueran dos partes de un todo. No estaba segura de donde había aparecido aquella valentía que nubló la poca cordura que el alcohol aún no había tocado, el no era cualquier hombre, era una de las personas que más admiraba, mas maduro, con mas experiencia que ella, con mucha más vida de la que ella había recorrido , todo aquello se olvidó cuando sus ojos azules la miraron de esa manera. Era como un par de zafiros brillando entre las penumbras del lugar, Emma dejó que su corazón tomará las riendas de todo y silenciando a su mente sobre los contras que tendría todo aquello, se permitió sentir. Ninguno de los dos esperó jamás que aquel beso iniciara la más hermosa y trágica historia de amor que tendrían en su existencia.
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El camino de Emma.
RomanceEl camino de Emma. Segunda parte de " Conociendo a Alex". Ya no era la misma mujer que fue tiempo atrás, había perdido tanto y en el proceso casi se pierde también a ella. Había llegado en busca de un oasis en el que empezar de nuevo, las heridas en...