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A pesar de que solo había una hora de diferencia horaria entre San Petersburgo y Sevilla, los amigos poco tiempo tenían para estar en contacto con el otro, cada uno se estaba entregando al cien por ciento a su equipo.

Alex no había descansado en sus intentos por mejorar el rendimiento de sus tres pupilos, justo esa tarde pondría a prueba a los muchachos y vería si todo el esfuerzo por fin rendía frutos.

Miguel  por su parte se esforzaba por mantener el equipo en el mismo nivel que había tenido cuando Alex era un jugador más , con la ausencia del ruso se había hecho evidente la falta que el delantero hacía en la plantilla.

Aquella mañana sin embargo , los amigos por fin lograron hacer tiempo para hablar, para ponerse al día en lo que acontecía en sus vidas, el gran paso que Miguel había dado con Valentina y lo bien que Alex se estaba acoplando a su nueva vida.

- ¿Entonces oficialmente vives en casa de Marina?- preguntó Alex desde la cama sin poder creer que aquello fuera real.

-Es algo temporal, estoy pensando en comprar una nueva casa donde podamos estar todos cómodos y que sea apta para Marlon. Ya sabes que mi departamento no es apto para niños...-

- Eso lo entiendo.- dijo Alex sin salir de su sorpresa.- Lo que sigue sorprendiéndome es que Marina haya aceptado todo aquello.-

Miguel sonrió incomodo, recordando la cara de sorpresa de su cuñada quien más por ver feliz a su hermana que por estar de acuerdo había terminado aceptando esa mudanza.- Mi cuñada me adora...- dijo como si nada.

-¿Seguro que hablamos de la misma Marina?-

Miguel soltó una carcajada al ver la confusión en el rostro de su amigo.- Ella está cambiando bastante aunque no lo creas, las terapias la están ayudando mucho... además desde que retomó su amistad con Emma la veo más tranquila.

Alex sintió escalofríos al escuchar ese nombre. Fue como si lo reactivaran, una corriente eléctrica se deslizó desde la punta de sus pies hasta su pecho donde su corazón empezó a latir acelerado. Escuchar de ella fue como regresarlo en el tiempo, como si su traslado a Rusia nunca hubiera pasado, como si siguiera viviendo en su antiguo departamento, una ansiedad silenciosa pero imponente se adentró en el y de manera inconsciente su vista se dirigió a la puerta creyendo que en algún momento ella entraría, que volvería a ver su sonrisa adornando su rostro, la realidad era muy distinta.

-¿Cómo está ella?- se atrevió a preguntar ante la atenta mirada de su amigo, como pocas veces la seriedad ensombreció el semblante siempre alegre de Miguel.

- No creo que sea correcto decirte nada sobre ella...- Miguel dudaba entre lo que debería hacer, no era tonto, veía la impotencia en el rostro de su amigo, pero sabía que si ambos pasaban por ese periodo de dolor en gran parte era por responsabilidad del ruso . Emma era solo una niña si comparaba su edad a la de su amigo y a la de el mismo, sin embargo tenía mas fortaleza que ellos dos juntos, tal vez si estaría mejor sin el.

- Vale, tienes razón Miguel. No debí preguntar por ella...- Eso Alex lo sintió como una bofetada de realidad, era cierto el ya no tenía derecho a saber nada de ella.

- Ella se estableció en un lugar llamado Puerto Vallarta, comenzó a trabajar en un buen hospital y se que pasa medio día ayudando a su abuela en una fundación que ayuda a quienes lo necesiten. Lo está logrando Alex, se esta recuperando.- dijo Miguel sin poder evitar meter su cuchara en aquel asunto.

Alex se quedó sin respiración un minuto, pudo imaginarla con su ropa de enfermera, con su cabello recogido y su sonrisa amable de siempre. - Vaya... me tranquiliza mucho saber eso.-

El camino de Emma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora