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Septiembre se había ido y con el lo que restaba del verano, llegó octubre con sus hermosas lunas otoñales.
Las hojas de los árboles en el calle e incluso en el jardín de Emma ya se tornaban naranjas, marrones y rojizas. Ella las contemplaba todas las tardes sentada en una vieja banca que ya estaba en la casa cuando se había mudado. Le parecía mágico, hermoso y a la vez triste verlas caer , pero así era el ciclo de las estaciones, los árboles perdían sus hojas en el otoño, después sobrevivían los duros inviernos y cuando la primavera llegaba, la vida que aún había en su interior renacía mediante nuevas hojas, nuevas flores, y con ello una temporada de luz comenzaba otra vez.

Emma quería pensar que era como un árbol, de serlo elegiría ser fuerte como un roble, difícil de derrumbar.

Necesitaba creer que todas sus hojas ya habían caído y que el invierno en su interior ya estaba terminando, que la primavera para ella estaba próxima a llegar.

Poco más de cuatro meses habían pasado, desde que había conocido a James y le había dicho adiós casi al mismo tiempo.

Cuatro meses sin ver a Alex, sin escuchar su voz grave reírse de ella por sus chistes sin sentido, sin sus bonitos ojos azules contemplandola con adoración cuando hablaba con emoción sobre la vida que tendrían junto a su niño, solo habían pasado cuatro meses, pero se sentían como si fueran años.

Emma sabía que estaba lejos de dejar atrás la negación, ella se había marchado de España para vivir su duelo en soledad y así lo estaba haciendo, con nadie hablaba de lo que había en su interior y le había funcionado hasta ese momento o eso quería creer. Se forzaba a trabajar por las noches y mantenerse ocupada al servicio de los demás, así lograba ahuyentar su fantasma, un doloroso recuerdo de que ellos ya no estaban con ella. Por el día estaba apoyando a su abuela en la fundación , otra manera de evadirse, otra manera de mantener en pausa el dolor que aún sentía en el alma.

Estando ocupada lograba silenciar la verdad, callar los sentimientos que gritaban cuando estaba sola y en silencio. Tenía una vida, tenía nuevas personas en ella, su abuela Isa, Leo y su peculiar personalidad, incluso al molesto de Javier que no perdía oportunidad de burlarse de ella y molestarla en cuánto se encontraban, tenía un comienzo pero en su interior su pasado no resuelto no la dejaba avanzar.

Ni su rutina bien planificada lograba contener la marea de sentimientos que la embargaban cuando estaba en soledad.

No podía pretender iniciar completamente una vida nueva cuando una gran parte de ella anhelaba regresar a la antigua. Esa tarde era una de esas, en las que lo que sentía por el lograba derrumbar al roble que quería ser . Emma había tenido un buen día, la noche en su trabajo había terminado muy bien, con todas las personas que atendió terminando en perfecto estado, por la mañana había ayudado en lo había podido en la fundación, había pasado un rato agradable con su  abuela y después Leo le había dado una paliza en su entrenamiento , incluso el molesto adolescente que no perdía oportunidad de hacerle saber que no le agradaba la había dejado en paz.

Pero cuando llegó a casa supo que algo le faltaba. Necesitaba verlo, necesitaba abrazarlo... permanecer en silencio sobre la cama. solo ellos dos unidos con sus piernas entrelazadas, quería sentir el calor de su cuerpo fundiéndose con el suyo , quería poder apoyar su cabeza en su pecho y sentir sus brazos abrazándola fuertemente, quería sentirse protegida por el, quería volver a casa, el era el hogar que ya no tenía...y eso la llenaba de ansiedad, le costaba respirar y las ganas de llorar la superaban, ahí su fortaleza se quebraba.

Era algo desolador sentir que una parte de ella estaba avanzando pero al pensar en el, la mitad que quedaba de ella siempre retrocedía. Emma se había forzado a no buscar nada que tuviera que ver con el, quería borrarlo de ella aunque fuera algo imposible. Sus redes sociales estaban de baja temporalmente porque sabía que de estar activas  su determinación cedería y terminaría buscando noticias sobre el y no podría soportar encontrar algo que la dañaría.
Podía aislarse de la tecnología , mantenerse lejos de los amigos que compartían en común, pero no podía engañar a su corazón, ahí el amor que sentía por Alex seguía vivo, como una pequeña flama que luchaba por no extinguirse en el frío invierno de su interior.

El camino de Emma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora