2.

1.1K 47 8
                                    

Ese día el clima no estaba teniendo piedad sobre la ciudad.

Apenas habían alcanzado los 5° y ya era cerca de medio día, además las nubes grises impedían que pudiera ver el sol, eso lo irritaba más que cualquier cosa, ver la luz del astro lo reconfortaba de una manera inexplicable, era como tenerla junto a él. Así de patético se sentía, se había convertido en alguien gruñón.

Al llegar al estadio sus compañeros ya lo esperaban en el campo, alineados cuál soldados toda esa disciplina era gracias a él, en su mayoría eran jugadores muy jóvenes que respetaban su trayectoria.

- Buen día, Pantera.- El entrenador era un hombre mayor , el era quien principalmente había pedido el traslado del jugador pues había analizado su manera de jugar y según su experiencia el equipo del Sevilla había desaprovechado sus capacidades teniéndolo como un simple delantero cuando evidentemente tenía madera de capitán.

- Buenos días Vladimir. ¿ Comenzaron ya a entrenar?-

El hombre negó rápidamente.- Estaba esperando a que llegaras, quiero que los observes y me digas que piensas.-

-¿Yo no voy a entrenar?-

-Conoces las jugadas mucho mejor que yo, ya no necesitas entrenar.-

-Vaya, creí que me habían solicitado para jugar no como parte del cuerpo técnico...- bromeó el ruso.

-Yo quería que fueras mi suplente, pero tu representante me advirtió que no aceptarías dejar de jugar...- El hombre le brindó una sonrisa torcida al saber que tenía razón.

-Mi retiro aún está muy lejos, viejo. Pero supongo que puedo ayudarte.-

-¡Que detalle!- siseó el anciano.

Durante la siguiente media hora Alex se dedicó a observar detenidamente el desempeño de cada uno y los detalles no tardaron en aparecer, sabía que había mucho trabajo que hacer, convertiría eso en su nueva meta, iba a mejorar ese equipo.

-He notado que hay ciertas áreas de oportunidad en el equipo y el que las hayamos notado ahora nos da mucha ventaja para arreglarlas.- Los hombres escuchaban con atención la voz fuerte y grave de su nuevo capitán, nadie quería contradecirlo, nadie se atrevía siquiera a respirar cerca de el.

-Los dejo en manos de Alejandro, yo tengo que ir al medico.-

-¿Todo bien Vladimir?- el hombre asintió con confianza pero su rostro demostraba todo lo contrario.

-Estoy algo cansado Alex, ya no rindo como antes.-

- En ese caso ve y descansa, por ellos no te preocupes.-

El hombre desapareció de su vista y los ojos azules volvieron a enfocar con intensidad a cada uno de los jugadores. - He notado que son muy veloces , pero no aprovechan esta ventaja porque no tienen coordinación. Deben tener bien presente que son un equipo y que tienen un fin común, ganar. Se que algunos de ustedes tienen poco tiempo jugando en primera división y que para esta profesión no solo se requiere talento sino también el agrado del público. Así que les pregunto, ¿ prefieren ser reconocidos como el jugador que no sabe jugar en equipo o como el jugador que ayudó a obtener la victoria?.-

Los hombres lo admiraron en silencio, llevaban cerca de dos meses conviviendo con el y lo que habían escuchado sobre el no le hacía justicia a la persona que había estado jugando los últimos partidos con ellos. Habían escuchado que a pesar de su semblante serio, era alguien relajado, pero hasta ese momento ellos no lo habían visto sonreír ni una sola vez y después de cada partido solo desaparecía tan rápido como llegaba. Eran mucho los rumores y la evidencia que había sobre su velocidad, pero verla en acción era aún mas sorprendente, el ruso hacía honor a su apodo, era calculador y sabía cuando atacar como una pantera y tenía una energía que parecía no agotarse.

El camino de Emma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora