{9} -El Descubrimiento-

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¿Esperando...? Les estaban esperando. Pero, ¿por qué? ¿Qué es lo que les haría pensar que eran tan importantes? Bruno no podía dejar de mirar al viejo. Hacía dos minutos, había comenzado a llorar, y, desde entonces, no había levantado la vista. 

Cuando se tranquilizó, volvió a hablarles y les contó todo.

- El Sol ha quemado la Tierra. Mucha gente ha muerto. Mi familia, mis amigos... Hemos sido muy pocos los que hemos sobrevivido. Y, según lo que dicen las leyendas, cuando el Sol se apagara, cuatro jóvenes venidos de otro mundo nos salvarían. 

- Perdón, señor. Pero debe de haber un error. Nosotros no venimos de otro mundo. Y el Sol no ha quemado la Tierra. De ser así, nosotros lo sabríamos.

El señor cada vez les miraba con una mirada más seria. 

- Bueno, no fue exactamente eso lo que pasó... Cayó un meteorito, una bola de fuego, lo que quiere decir que el Sol se está apagando, y, que pronto moriremos todos. 

Bruno miró a Ethan. Y vio cómo permanecía completamente aterrado. Sus ojos estaban inmóviles. Ni siquiera pestañeaba. 

- ¿Cómo podemos ayudarles?- preguntó Bruno.

El señor bajó la vista al suelo. 

- Eso solo lo sabe el Sr. Wood. 

 - ¿Quién es el?- Pregunto Ethan. 

 - Es el hombre más astuto e inteligente de Alquimia y el que lleva todo el poder.

 ¿Alquimia?. Así se llamaba el pueblo. Bruno no conocía ese nombre. De hecho, le extrañó muchísimo no haber oído nunca aquel nombre. Ni siquiera sería capaz de colocarlo en un mapa.

- ¿Dónde podremos encontrar a ese supuesto Sr, Wood?- siguió Bruno preguntando extrañado. 

El viejo se rascó la barbilla cubierta por aquella barba blanca y áspera. Y después, contestó. 

- Solo pueden hablarle a las seis de la tarde en la sala de de Los tronos. 

En ese momento, al viejo le entró un ataque de tos. 

- ¿Y dónde se encuentra?- Pregunto Ethan

El viejo siguió tosiendo, incapaz de pronunciar palabra. Y, finalmente, se ahogó, y cayó al suelo, inconsciente. 

- Señor...- Dijo Bruno moviendo al anciano que ya se hacia en el suelo inconsciente. 

Bruno pensó que ese viejo había pasado a una mejor vida. Al menos, ahora que había muerto, no sufriría más. Aunque, sin su ayuda, los chicos dudaba que encontrasen la sala de la que el viejo les había hablado. Y mucho menos, que encontrasen al Sr. Wood.

******

Salieron de la casa, y se encontraron una vez más, en uno de los callejones oscuros del pueblo. Ethan parecía tener mejor aspecto tras haber comido las galletas que le había ofrecido su nuevo amigo. 

- ¿No crees que ese viejo estaba delirando? 

 Bruno se paró algo enojado, delante de Ethan, al oír su absurdo comentario.

- No. ¿Es que no has visto sus ojos? ¡Ese hombre ha debido de haber sufrido de verdad! Todo lo que nos ha contado debe de ser cierto. 

Ethan no comprendía nada. ¿Cómo era posible que ellos no se hubieran enterado de lo del meteorito? ¿Y si su familia hubiera muerto? Un escalofrío le recorrió la espalda. 

- No puede ser. Mis padres... habrán...

La voz se le cortaba, era incapaz de pronunciar la última palabra de la frase. Sonaba terrible. "Mis padres habrán muerto." 

El chico no pudo más que soltar unas cuantas lágrimas, y, Bruno, se le acercó, intentando consolarlo.

- No, vamos... Puede que ese viejo tuviera razón, y que haya supervivientes. Nuestros padres habrán sobrevivido.

De repente, tras decir eso, mientras Bruno consolaba a su nuevo compañero, oyeron unas pisadas. Eso fue lo que les hizo levantarse rápidamente del suelo. Y una sombra apareció en la pared de una casa que tenían en frente. Parecía la silueta de una mujer.

Muertos de miedo, los chicos se quedaron expectantes al ver acercarse cada vez más la sombra. Hasta que se convirtió en una hermosa joven de no más de 1,65m.

Bruno se quedó embobado mirándola. La chica, de pelo oscuro, recogido en una coleta despeinada y ojos azules, le pareció realmente guapa. 

- ¿Buscan lo mismo que yo? - les preguntó la chica con el rostro serio. 

- P... Pu... Pues, no lo sé. Tal vez sí, o tal vez no- Dijo Ethan tartamudeando

Ethan fue el primero en contestarle. Y, Bruno comprendió al oírle hablar tan nervioso, como a él también le imponía aquella joven. 

-Estamos buscando la sala de Los tronos. ¿Sabes dónde está?- le preguntó Bruno, intentando corregir las palabras de Ethan.

La chica se quedó observando a Bruno con sus grandes ojos azules y, Ethan pudo ver, que en ellos se veía una fuerte atracción hacia el chico.

- Seguidme- Dijo la chica mientras, se iba por un callejón oscuro

Ethan y Bruno le obedecieron. Y la siguieron por un montón de calles solitaria, plazas y callejones rumbo a la sala que estaban buscando. 

- Está muy buena, la verdad- susurró Ethan al oído de Bruno. 

En ese momento, la chica giró la cabeza. No sabían muy bien si porque había escuchado el comentario del chico, o porque les iba a decir algo nuevo.

Por suerte, era lo segundo. 

- Estaba aquí- les dijo, deteniéndose en una gran puerta de metal. 

Se encontraban delante de lo que parecía un gran almacén con una puerta de metal. La chica intentó abrirla, pero estaba completamente cerrada. 

Bruno la intentó ayudar, a abrirla pero sin obtener mucho éxito. 

- Nada. Está cerrada- aseguró.

- Tal vez debamos esperar hasta las seis. ¿No recuerdas las palabras del viejo? Nos dijo que viniéramos a las seis si queríamos encontrar al Sr. Wood- le recordó Ethan. 

En ese momento, Bruno pensó que su compañero no era tan imbécil como le parecía al principio, y, aceptó su respuesta por vez primera.

Los tres se sentaron en el suelo. Estaba algo húmedo y frío, pero no les quedaba otra que esperar allí sentados, ya que, ni siquiera tenia un reloj en hora. Esperarían hasta la hora que les había indicado el viejo para que se abriera la gran puerta. 

- ¿Qué creen que habrá ahí adentro?- preguntó Bruno a la chica, que parecía saber más sobre el asunto.

- Llegué aquí hace exactamente dos días. Estaba en casa con mi hermano, en Chicago, y, unas manos me agarraron fuertemente el cuello impidiendo que pudiera respirar. Perdí completamente el sentido, y, llegué hasta aquí. Mi nombre es Helena, al propósito.- hizo una breve pausa, para retirarse un mechón de pelo de la cara- Ayer vi entrar a una chica pelirroja en esta sala. Estaba hablando con un hombre. No conseguí escuchar de qué hablaban. Luego, salió. Y la puerta se cerró. Me dio mucho miedo hablarle a la chica. Así que me escondí detrás de ese arbusto para que no me viera. Sentí mucho miedo.

Bruno giró la cabeza mirando el arbusto en el que Helena se había escondido el día anterior. Le pareció una chica muy valiente. Estando sola se atrevió a acercarse a la sala de Los tronos Con la incertidumbre de qué pasaría si la descubrieran. Y es que no sabían si la gente de aquel pueblo sería buena o mala. Ni siquiera sabían nada acerca de lo que había en aquella sala. La Sala de los tronos.

¿Quién sería el Sr. Wood? ¿Por qué debían de hablar con él? 

 ¿Y esa chica pelirroja? ¿Por qué hablaba con él? 

Esperaban poder dar respuesta a todas esas preguntas muy pronto. O, al menos, antes de que esa puerta se volviera a abrir, y tuvieran que entrar, sin saber si podrían volver a salir....



© The Elementals: The birth of fire (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora