{10} -Recordando la llegada-

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Siguieron esperando por un par de horas.... Hasta que el cielo se oscureció. Lo que significaba que en cualquier momento la sala de Los tronos se abriría.

Hacía mucho frío. Los chicos tenían las manos congeladas y Helena temblaba del frió. Al ver eso, Bruno quiso prestarle a la chica su chaqueta roja aunque ésta se negó. Al ver el amable gesto de Bruno hacia Helena, Ethan sintió una gran envidia de no ser tan caballeroso como él. Eso le había hecho ganar puntos. Y, hacer que él los pierda. Si seguía así, Ethan no tendría la oportunidad de conquistarla.

- Ya falta poco.- susurró la chica.

- ¿Por qué susurras?- le preguntó Ethan intentando acercarse a la chica.

- No conviene que nos escuchen. Ni siquiera sabemos si nos dejarán entrar- Respondió ella en otro susurro.

Sin saber por qué, ellos siguieron esperando en silencio. Esta vez, con la esperanza de que la chica pelirroja del día anterior apareciese por alguna parte.

Pasaron unos minutos. Y por fin oyeron unas pisadas detrás suyo. Nadie se atrevió a girar la cabeza. Nadie se atrevió a moverse. Ni siquiera a respirar.

Cuando cada vez se oían más cerca los pasos, una voz dulce y fina pronunció un nombre detrás de ellos.

- ¿Ethan?- Dijo una voz femenina detrás de el

El chico giró la cabeza. Y no se pudo creer lo que veía ante sus ojos. La chica pelirroja de la que Helena les había hablado, era una de sus ex del curso anterior.

- Cri... Cristina- se limitó a responder el pelinegro

Helena y Bruno no lograban comprender absolutamente nada de lo que pasaba. Y se dirigían miradas nerviosas el uno con el otro, intentando descifrar lo que estaba pasando en aquel momento.

- ¿Qué haces aquí? -Le preguntó la chica pelirroja a Ethan que estaba impactado por lo que veía.

- Lo mismo que tú, supongo...- le dijo mirándola atónito.

En ese momento, se oyó un crujido que provenía de la misteriosa puerta donde se encontraba Los tronos. La puerta se abrió lentamente como si se tratara de una puerta de garaje.

Cuando la puerta se abrió completamente, les sorprendió bastante lo que había en el interior. Todos miraron en dirección a la sala. La única que no parecía sorprenderse tanto era a Cristina, ya que ella fue la primera en entrar a la sala, tal cual como Helena les había contado.

Dentro de la sala había una mesa alargada, con una serie de tronos de diferentes colores bien colocadas de aspecto moderno - de ahí su nombre-. Las paredes eran completamente blancas y el suelo contenía unas baldosas oscuras de forma hexagonal, que, en grupo, parecían formar un panal de abejas. En un extremo de la sala, había unas escaleras que conducían a un segundo piso. Una especie de faroles blancos colgaban del techo. Y unas ventanas cuadradas daban luz a la sala. Sin duda, era un lugar increíble.

Nadie dijo nada, los chicos no hablaban de su asombro. Incluso les daba miedo entrar, ya que la sala les imponía muchísimo.

- La Sala de Los trono- dijo Ethan, volviendo al mundo real.

Cristina dio un paso adelante. Lo que condujo a la chica a seguir andando en dirección a la sala. Fue la única decidida a entrar en ella.

Al ver que nadie la seguía, se paró un momento, y giró la cabeza en dirección al resto de los que serian sus nuevos compañeros.

- ¿No piensan entrar?- les preguntó.

-Sí, claro- respondió Ethan algo avergonzado por el temor que le infundía aquella sala.

© The Elementals: The birth of fire (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora