El cabello rosa le caía alborotado por la espalda, cubriendo parte de su camisa blanca. Estaba sentada frente al ventanal piso-techo de la sala, absorta por la vista que tenía el apartamento. Afuera hacía uno de esos días dignos de marcar en el calendario con una cara feliz al lado. El sol brillaba en lo alto, el cielo tan azul como su anterior tinte de cabello no presentaba ni una nube. Se había levantando temprano en la mañana y Harry se ofreció a llevarla al instituto; por más que quiso saltarse las clases sabía que no podía, así fue de todas maneras y ya, horas después, se encontraba de regreso en el apartamento de él. Harry, por otro lado, después de haberla traído de regreso se fue a la oficina, diciendo que estaría de vuelta en menos de veinte minutos, y entonces podrían salir. Bonnie estaba a punto de ponerse a rodar por el suelo del aburrimiento que cargaba encima. Ya estaba cansada de tomar fotos, pues había fotografiado casi cada rincón del apartamento. Había borrando algunas fotos que no servían de nada, pero la mayoría seguían en la memoria de la cámara.
Ya habían pasado más de treinta minutos y no había señal de los ojos verdes de Harry. No se preocupaba, era normal que estuviera retrasado. Sin embargo, encontraba infinitamente aburrido el lugar sin él. La pelirosa se levantó de un salto ágil al escuchar el teléfono fijo repicar y se encaminó hacia la cocina para atenderlo. Lo descolgó y se lo llevó a la oreja.- ¿Aló? -Nadie le respondió al otro lado. Miró el teléfono, asegurándose de que servía y volvió a preguntar- ¿Hola, quien habla?
Y de nuevo reinó el silencio. Bonnie frunció el ceño y colgó. Quizás habían esperado escuchar la voz masculina de Harry y no hablaron al escuchar la de ella. Se encogió de hombros, y dio un paso de regreso a la sala cuando el teléfono repico nuevamente.
- Ah, vamos... -Murmuró, devolviendose para atender- ¿Diga?
No se escuchaba nada del otro lado de la linea. Bonnie preguntó otra vez pero nadie le respondió. Colgó con fastidio y ésta vez no se movió, esperando a que volviera a repicar. Pero no lo hizo, por el contrario, el teléfono se quedó completamente en silencio, mientras la puerta principal se abría. De repente, sin saber porqué, la invadió un miedo irracional. Sus piernas se pusieron pesadas como plomo y su corazón empezó a latir a millón. Era como esa película de "La llamada perdida". Estuvo a punto de gritar sin razón cuando la cara familiar de Harry apareció por el hueco de la puerta.
- Lamento la tardanza, la reunión se extendió más de lo debido... ¿Bonnie, qué te pasa?
Harry la tomó por los hombros y clavó su mirada en ella. Estaba pálida y fría. Se le quedo observando, en busca de alguna reacción cuando por fin Bonnie alzó la mirada y negó con la cabeza, rodeándolo con los brazos.
- Nada, solo tengo que dejar de ver películas malas de terror. -Aseguró, colocando su mejor sonrisa- Alguien llamó dos veces, pero no hablaron, y luego la puerta... -Soltó un bufido- Solo me asusté no es nada.
- Ah, eso. Algún idiota ha estado llamándome cuatro veces por día desde hace dos semanas. -Dijo, aflojándose la corbata- Siempre repica cuatro veces y si no atiendes, se cae la llamada. No te preocupes.Bonnie se sintió aliviada después de la explicación de Harry y asintió con la cabeza.
- ¿Ya podemos salir? -Preguntó, plantándose frente a él- No soy sirvo encerrada en espacios pequeños.
- Claro. Solo dame unos segundos para cambiarme y nos vamos. -Le dio un rápido beso en la frente y se perdió por el pasillo hasta la habitación.En pocos minutos Harry ya se había cambiado y ahora lucía mucho más informal con un tejano oscuro y una camisa azul manga larga debajo. Aunque el tráfico estaba pesado, pues al parecer todo el mundo eligió salir a disfrutar del sol aquel día, llegaron en menos de una hora a un pequeño parque al otro lado de la ciudad. Había gente de todo tipo ahí. Familias enteras jugando bajo el sol, personas solitarias que salieron a pasear a su perro en la tarde, parejas mayores que disfrutaban de la tranquilidad del parque. El mismo constaba, además de todas las áreas verdes y pequeños senderos decorados, de un lago artificial en el medio en el alrededor del cual se situaban las tiendas de comida y unas lindas mini-cabañas individuales.
- ¿Qué te parece? -Preguntó Harry, caminando junto con ella por uno de los senderos paralelos al lago.
Bonnie llevaba la cámara colgada al cuello y los ojos le brillaban. Era como ver una de esas postales con paisajes perfectos y alegres. Era contagioso ver a la gente así de feliz. Ladeó la cabeza para mirarlo y le sonrió, dejando saber que estaba más que contenta allí.
- Es como... Como un pequeño mundo paralelo. -Aseguró, guiándose por el sendero- No te ofendas, pero nunca esperé verte en uno de éstos lugares. Tu eres más de, hum, oficinas y edificios.
Harry soltó una risa ronca y negó con la cabeza sin detener el paso.
- Descubrí éste lugar un día en que quise salir del apartamento. Fue pura casualidad, el restaurante al que iba estaba cerrado ese día y terminé aquí. -Se encogió de hombros y alzó la vista. Él estaba allí, pero su mente parecía más lejana, en algún lugar más profundo- Vengo aquí de ves en cuando, me relaja bastante. Y pensé que te gustaría. -Agregó, volviendo en sí.
- Pues me encanta. Tiene una energía limpia, sana. Como California. -Bonnie sonrió al recordar su hogar, el lugar que tan bien conocía.Llegaron al final del sendero el cual daba a un espacio completamente verde y más allá del mismo, el lago. Bajaron del sendero y decidieron sentarse bajo uno de los múltiples árboles del lugar. Estaban lo suficientemente lejos del lago para no mojarse, pero cerca para poder verlo al mismo tiempo.
- Me gustaría visitar California algún día. -Murmuró el castaño, rodeándola por los hombros con un brazo.
- ¿Nunca has ido? -Su voz sonó incrédula, causando que Harry sonriera de medio lado.
- Cariño, nunca he salido de Londres.Bonnie alzó la vista, sin poder creerlo. Siempre, por alguna razón, imaginó que Harry había viajado. Que conocía montones de países llenos de cultura, que era un hombre que ya había visitado la mitad de países que ella soñaba con conocer alguna vez. Pero se equivocó. Ella era un alma libre y uno de sus sueños era conocer todos los países que pudiera antes de abandonar el mundo. Había tanto por ver allá afuera. Quería conocer Egipto, Francia, Australia, Grecia, Brasil, China... Tantos lugares a donde ir. Tanta cultura que absorber. Sintió que un escalofrío le recorrió el cuerpo ante la idea de siquiera visitar uno de esos países. Ladeó la cabeza, moviendo su cabellera rosa y miró de frente el rostro de Harry.
- Un día viajaremos, Harry. -Le aseguró con toda la certeza de su pequeño cuerpo- Conoceremos gente nueva, culturas... ¡Iremos a las pirámides y tomaremos café en París!
- Bonnie, yo estoy bien así, linda. -Sus ojos se apagaron, carecían del brillo que embargaba los de ella- Soy... Soy un hombre que no le gusta lo desconocido.Ella negó con la cabeza tan fuertemente que el cuello le dolió. Se acomodó y se puso sobre sus dos rodillas, quedando por sobre el rostro de Harry apenas unos centímetros. Los ojos le brillaban, y su rostro parecía crispado de la emoción. Cuando ella, con sus ideas extravagantes, con sus visión única de la vida, hacía una promesa, la cumplía.
- ¡Lo desconocido solo es un pedazo de polvo esperando a ser soplado, Harry! -Su voz dejaba ver la emoción dentro de ella- Un día, quizás cuando estemos viejos, quizás más temprano, no lo sé. Pero un día viajaremos. Recorreremos el mundo. Todo. Un día vamos a estar en las playas de Grecia y al siguiente estaremos en las ancestrales calles de China. Iremos al río Nilo, al Amazonas, bailaremos samba en Brasil. Tocaremos un canguro en Australia, subiremos la torre Eiffel y conoceremos la cultura de los Mayas. -Tomó aire, exhausta y acercó su rostro al de él- Harry Styles, así tenga que arrastrarte conmigo, no dejaré que mueras sin conocer algo más que ésta parte del mundo.
Harry no dijo nada, se limitó a rodearla con los brazos y apretarla contra él por unos segundos. Él jamás soñó con recorrer el mundo. No era algo que se muriera por hacer ni mucho menos. Le gustaba la tranquilidad y sabía el lío que armaba la gente para viajar. No era lo suyo. Pero la manera en que aquella pelirosa había hablado, la manera en que cada célula de su cuerpo vibraba al hablar de todos esos países, lo hizo reconsiderar las cosas. La soltó y sin decir nada recostó su cabeza en las piernas de ella y clavó la mirada en el cielo.
Quizás, algún día, recorrería el mundo a su lado.
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Hippie in troubles. [Harry Styles fanfic]
FanficSus padres querían que ella estudiara Diplomacia; ella quería estudiar Artes. Sus padres estaban hartos de sus excentricidades, ella solo quería descubrir el mundo. En un último intento de hacerla razonar, la envían al otro lado del mundo a la mejor...