Rosado y no tan azul.

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Sus padres se habían ido. Liam no aparecía por ningún lado, y también había abandonado su estadía temporal en la casa de Caroline. Los días en el instituto pasaban como el viento, y apenas tenía un segundo para capturar los momentos en su mente. Las clases en el instituto se volvían cada vez más y más exigentes, aunque Bonnie se sentía agotada de vez en cuando le encantaba estar ocupada. Tener algo que hacer. Todos los días corría de un lado a otro con la cámara en mano y un cuaderno en la otra, tomando fotografías para las diferentes clases que tenía. Nunca en su vida había estado tan ocupada o sumergida en algo como en aquellos días. Sus días eran una rutina: Levantarse, ir con Charles hasta el instituto, pasar allí el día, regresar a la casa, hacer todo lo que deba entregar al día siguiente, comer, ducharse, dormir y repetía todo al día siguiente. Normalmente una rutina la hartaba, y terminaba por cambiar todo dramáticamente, pero aunque sus días se basaban en hacer eso todo el tiempo, lo hacia de manera diferente.
Algunos días se levantaba con música Indie, otros al sonido de su banda preferida de rock y aveces le pedía a Lulú que la levantara. También trataba de variar el camino al instituto, aunque se tardara un poco más en llegar al menos no recorría las mismas calles todos los días. Y por último, trataba de dormir en el sofá, en el piso, incluso un día se llevó las sábanas hasta la banca del jardín y se dejó caer allí. Al menos era una manera eficiente de variar la rutina.
Desde que sus padres se fueron la casa había vuelto a caer en un silencio irrompible y lo que la atormentaba poco a poco era el hecho de que no veía el rostro serio de Harry desde hacía dos semanas. Sus horarios eran muy diferentes. Cuando ella se levantaba él ya se había ido y cuando ella regresaba él seguía en la oficina.
Pero ya se había cumplido un mes desde su llegada a Londres. Desde su llegada a esa casa. Y Bonnie tenía una pequeña sorpresa. Había logrado salir temprano del instituto gracias a que terminó la fastidiosa investigación de primera y pudo irse. Salió disparada del auto después de gritarle un "Nos vemos más tarde" a Charles y corrió a más no poder hasta que se encontró a Lulú, como siempre, trabajando en la cocina. Caroline también estaba allí, pero ésta ya iba de salida.

- ¡Aquí éstas linda! -Tomó su costoso bolso de diseñador y la abrazó rápidamente- Casi no te veo el rostro.
- Es que el instituto me chupa el alma. -Bonnie le correspondió el abrazo y se sentó en la barra de la cocina- ¿A donde vas?
- Haré unas compras de último momento. -Tomó las llaves de su auto y la miró- ¿Necesitas algo, cariño?

Bonnie balanceó las piernas por sobre el suelo y negó con la cabeza, asegurando que no necesitaba nada. Caroline no rechistó y después de despedirse de ambas salió por la puerta principal. Bonnie se giró sobre la barra y observó a Lulú con ojos brillosos.

- ¿Está todo listo? -Preguntó, inclinándose tanto sobre la barra que casi se caía.
- ¿El qué señorita?

Bonnie se bajó de la barra de un salto y abrió los ojos como platos. Sí Lulu no cumplió con su parte ella no podría hacer absolutamente nada. Su cabello azul se alborotó al tiempo que la miraba con ojos demasiado expresivos, pero la mucama soltó una risa y asintió.

- Todo está listo. Y ya llamé al señorito Harry; le dije que estuviera aquí a las...
- A las ocho. -Completó ella, interrumpiendo a Lulú.

La mucama asintió nuevamente con la cabeza y Bonnie la abrazó espontáneamente , rodeándola con los brazos. Dijo un rápido "Gracias" y se fue de camino a su habitación.
Tenía solo una cosa que hacer antes de que dieran las ocho así que puso manos a la obra y se metió directo a la ducha.
Dos horas y cuarenta minutos más tarde estuvo lista. No se había visto al espejo pues quería esperar a estar completamente vestida y arreglada antes de hacerlo. Tomó una bocanada de aire y se puso frente al espejo de la habitación para verse.
Un bonito color rosa pálido teñía su cabello antes azul y le caía sobre los hombros hasta la espalda. Se había puesto un vestido blanco largo, que solía ponerse cuando iba a California, pero ya que la noche no estaba tan fría quiso utilizarlo. La verdad es que el cabello rosa le daba un toque de... "Hippie nivel dos" como diría Harry. Era diferente al azul, aunque muchos dirían que solo era "tinte" para ella significaba más. El color de su pelo no representaba rebeldía; representaba su libertad espiritual y a ella le gustaba verlo de aquella manera: El color de su cabello la complementaba, y el azul ya no la llenaba. Así que ahora pelirosa. Le sonrió a su reflejo, cogió su fiel cámara y bajó la escaleras con cuidado de no tropezar.
Cuando llegó al jardín se encontró con el pequeño favor que le había pedido a Lulú. Un mini picnik completamente armado para dos personas la esperaba en el medio del césped. Era todo un típico picnik: el mantel a cuadros, la pequeña cesta con comida, velas y unas cornetas con su Ipod en el medio reproduciendo música. Además de un par de sábanas. Bonnie estaba segura de que Harry nunca en su vida había acampado y ella quería ser la primera que le mostrara como era la experiencia, y como sabía que él se negaría por completo a acampar de verdad aquel mini picnik fue lo mejor que se le ocurrió. Se recogió el vestido y se dejó caer sobre el mantel, sentada en forma de loto. Había visto la hora antes de bajar y daban las ocho con quince. No era gran cosa, Harry nunca llegaba a tiempo y solo eran quince minutos de retraso. Se puso cómoda, seleccionó su canción favorita y se limitó a esperar mientras veía las estrellas al ritmo de Paradise de Coldplay.
Muchas canciones después las velas ya se habían apagado, la comida estaba más que fría y Bonnie luchaba por mantenerse despierta. Se frotó los ojos con las manos, tratando de quitarse el sueño de encima y se levantó para apagar el Ipod. No se molestó en recoger lo demás y regresó como un zombie hasta el vestíbulo de la casa. El reloj le indicó que eran más de las doce y otra cosa que ella ya sabia: Harry brillaba por su ausencia.

Hippie in troubles. [Harry Styles fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora