Capitulo 5

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Subi y todo era muy extraño. Demasiado extraño si me permiten decir. Dentro de mi, sentía una mezcla de miedo, angustia e inquietud. Pero no voy a dejar que el se de cuenta.

-Entonces...¿Tu eres Ian May?-Pregunté. Pretendo sacarle un tema de charla. Así, me contará todo. O al menos eso espero.

-Así es. Y tu eres Claire Grappeone. Eso lo sé. Te he estado observando, más de lo que tu crees.

-Entiendo... Mucha gente me ha dicho que no confiara en ti. Que eres muy manipulador y todo ese rollo. Así que... si piensas que soy de esas chicas que se rinden a tus pies. Pues olvídalo.- Dije. Noté como un gesto de desagrado se creaba en su cara. Espero que no enloquezca.

-¡Vaya querida! Debes relajarte. Yo sólo te estoy ofreciendo un viaje relajante. Toma un poco de té. Y cuando te calmes. Hablamos.- Dijo, se levantó y se iba alejando de su asiento.

-¡Espera! -Se detuvo pero no se volteó a verme- No era mi intención ofenderte. Es que... esto es nuevo para mi. Y, tengo miedo.- Se volteó y se acercó mucho a mi. Es como si olvidara que existe el espacio personal. Casi como si fuera a besarme.

-Vale... No te preocupes nena, no debes tener miedo.- Cada vez se acercaba más. Yo intentaba aleja mi cara. Creo que va a besarme. ¿Apenas conociéndome? En fin. Creo que iba a decir otra cosa. Pero, interrumpió la frase y empezó a reír.

- ¡Debiste ver tu cara!-Continuaba riendo.- Pensabas que yo, iba a besarte. Tranquila, si sé que significa el espacio personal. Y, yo no soy como los demás chicos que sólo piensan en... ya sabes. Es increíble, ¿ya te gusto?- Preguntó en broma. Ya había captado. Pero igual me enojé.

-¡Estás loco si crees eso! Nunca me enamoraría de alguien como tu.- Exclamé. El se puso serio, se acercó a mi amenazadoramente, y me tomó del cuello con fuerza.

-Aunque quieras mostrarte fuerte. Conozco todas tus debilidades. Y, aunque no lo creas. Podré mostrarme como un Chico/Fantasma pacífico. Pero soy más peligroso de lo que crees, y no me importaría hacerle daño a una chiquilla que se cree diferente al mundo entero.- Dijo y me soltó. La verdad es que es bastante confuso todo eso.- Y...Estoy loco de todas formas. 

-Creo que ya deberías irte. Ya amanecerá.-Dijo con un tono de voz frío.

-Pero... Sólo han pasado como unos 5 minutos.- Dije confundida, me asomé a una ventana cercana y pude ver que ya el sol empezaba a salir. Es increíble como pasaron las horas y no me di cuenta.

-Yo sé lo que digo... Mañana volverás. Aunque no quieras. Tienes que volver, es una orden. Nos vemos Grappeone. Y eso será más pronto de lo que crees.- Dijo y sopló una especie de polvo negro sobre mi. Este hizo que quedara inconsciente por un rato. Y cuando desperté... Estaba en casa. No me aclaró ninguna duda. Pero al menos me conoció. Pero, creo que me odia.

Y digo creo, porque quiere que vuelva mañana. Aún no me explico porqué me ayudó a preparar el ritual. Es extraño. Supongo que si duermo un poco despejaré mi mente.

[...]

Cuando desperté, me sentía un poco mal, como si tuviera un resfriado. Decidí no ir a la secundaria ese día. Tomé mi cuadernillo donde anotaba todo sobre el tren, lo revisé. Y... No me acordaba de haber escrito algunas cosas. Tales como la apariencia de Ian, su personalidad y todo eso. En fin... Será que aún estoy muy cansada. Miré en la página siguiente. Y el titulo decía. "Dibujo de Ian" Confundida tomé un lápiz y empecé a dibujar.

Siempre me gusta empezar a dibujar el cabello. Recuerdo que su cabello era de un pelirrojo muy agradable a la vista. Era suave. Pero se notaba que no le prestaba mucha atención a peinarse. Su cara, cualquiera cae con su cara y con una sonrisa burlona. Más. Tenia pecas esparcidas por sus mejillas, sus ojos eran marrón café profundo. Y sus labios eran perfectos. Cualquier chica cae rendida por un chico como este. Su físico muestra ser una persona muy alegra y pacifica. Pero... al conocerlo noté que es un chico muy solitario, que sólo necesita un hombro para desahogarse por todo lo que sufrió, y al no tenerlo hace que se vuelva excéntrico y amargado. Y no lo culpo. Si yo sufriera e esa manera y no tuviera a alguien para desahogarme. Probablemente haría lo mismo e incluso sería peor.

Aunque me cueste... Intentaré ser ese hombro que le hace falta. Nadie merece ser tratado como a el lo trataron. Lo ayudaré. 

El Tren de MedianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora