—¿En qué puedo ayudarlo? —cuestionó la amable anciana mirando al chico rubio que tenía enfrente.
—Oh, quería saber cuánto costaba ese anillo de la vitrina. El que tiene la joya azul agua en el centro —respondió Austin a la señora, mientras señalaba el pequeño anillo.
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Era precioso, y le recordaba a Louis, ya que llevaba ese precioso color azul que tanto llegó a amar. Esos hermosos ojos en los que podía perderse por horas y horas. Y sólo recordar quién era el portador de tales ojos le encantaba más.
¿Existía un ser más hermoso que su novio? No, Louis era único.
Se alegraba de que entre tantos chicos guapos lo eligiera a él. Siempre intentaba darle lo mejor, los mejores tratos, los mejores regalos, las mejores citas. Louis merecía tener todo lo que deseara. Y él estaba dispuesto de bajarle la luna si así se lo pedía.
—Ese anillo cuesta 151.10 dólares. Es de oro blanco de 14k. Le aseguro que su pareja dirá un sí al instante.
—Eso espero... Me lo llevo.
Louis
¿Saben? No es fácil terminar a tu pareja. Menos cuando quien es el problema en la relación eres tú. Quiero mucho a Austin, fue un gran apoyo cuando comencé a vivir aquí, pero ahora que Harry se apareció dudo mucho sobre todos los te amo que alguna vez le dediqué. Es un chico romántico que siempre recordaré como una de las mejores cosas que me pasaron. Pero quiero a mi rizado estúpido.
Los chicos y yo llegamos a Nueva Jersey en la tarde, donde cada uno se separó a ir a sus respectivos hogares. Y bueno, yo y Harry fuimos a mi apartamento. Lo cual dudo sea buena idea si planeo terminar a Austin.
Cité a mi futuro ex al apartamento, diciéndole que debía hablar con él de algo muy importante.
Mientras espero, juego con Harry a adivinar cosas.
—Mi turno... uhm... ¿qué es grande y alcanza las ramas de los árboles? —cuestiono, acurrucándome más en su cuerpo, ambos recostados en la cama de mi habitación.
—Eso es fácil. Una jirafa.
—Casi —digo con una risita.
—Pero no hay otro animal tan gran- No, espera, le he entendido. No soy una jirafa —responde mirándome con una sonrisa —. Pequeño erizo.
—Estúpida jirafa —me burlo y él se acerca a comenzar a besarme. Suspiro en el beso enganchándome en su cuello, queriéndolo más cerca de mí. Harry toma entre sus manos mi cuerpo, sentándome en su abdomen separándome de sus labios.