Día 9.

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Junio 12, 2017.

Día 9.

Dije que te escribiría pronto, ahora justo ese momento, Summer.

Querida Summer.

I can see the end as it begins
my one condition is...

Say you'll remember me
Standing in a nice dress
Staring at the sunset, babe
Red lips and rosy cheeks
Say you'll see me again
Even if it's just in your wildest dreams
Wildest dreams

I said "no one has to know what we do"
His hands are in my hair
His clothes are in my room
and his voice is a familiar sound.

Wildest Dreams – Taylor Swift.

Piezas.

Piezas mías están perdidas y dispersas por todas partes, rotas en diminutos fragmentos difíciles de encontrar y allí te imagine junto a mí, de nuevo.

No sé qué tanto te gusta que escriba sobre mis sueños alocados o los fragmentos de historia que creo para ti, pero adoro que tus ojos solares me pertenezcan por lo que parece ser pequeñas fracciones de tiempo.

Esta vez estaba en un bar de Alemania. Las burguesitas aburridas caminan a mí alrededor no sin antes brindarme miradas curiosas para luego sonreírme de forma amena, se nota de inmediato que no vengo de este lugar porque soy tan diferente a todas ellas, aunque se perfectamente algo: No pertenezco a ningún lugar.

Llevo mi chaqueta gruesa y enorme de cuero negra, adoro el negro aunque siempre sabré que te luce mejor a ti.

Contengo la respiración en cuanto te veo en la comodidad de lo que parece ser tu puesto habitual en aquel lugar. Un Martini reposa en tus manos con delicadeza y finura. Refinada con un carrizo impecable, las facciones llenas de frialdad y la delicada curvatura de tus pechos que puedo notar a través de ese vestido con una abertura leve en la parte frontal.

Sonrío para mí misma y camino hacia la barra, la luz es tenue y veo a los chicos ir y venir, pero sin ignorar tú presencia allí. Uno de ellos no pierde oportunidad para acercarse y hablarte, pero realmente solo frunces el ceño con dureza, tu expresión es una obra, coqueteas con descaro mirándome fijamente y a sabiendas de que acaparas mi atención.

Mis músculos se endurecen y me doy la vuelta para ver la carta de licores, pero como siempre termino por pedirme un whiskey en las rocas para quemar mi garganta. Siento un peso posarse en mis hombros con delicadeza, aspiro la fragancia del aire y es el mismo que he dejado esta mañana en la casa del lago a lo lejos de la civilización donde ahora habito. – Tres días seguidos – escucho tu voz con atención y el escalofrío me recorre como una corriente eléctrica desde la punta de mis pies hasta la copa de mi cabeza.

No volteo sino hasta el sentir tus labios sobre mi mejilla y sé que ese labial negro dejará marca, siempre haciéndome sentir como si fuese de tu propiedad incluso cuando no te interesa en lo absoluto que lo sea, incluso cuando me levante en la cama de miles de desconocidas a lo largo de los días ambas sabemos que terminaré despertando en la tuya alguna vez y me juzgarán por reincidencia en ese delito.

Llevo tres días seguidos viniendo aquí desde que pise el suelo Alemán. La primera noche te vi entre el ajetreo del bar alrededor de las dos de la madrugada a causa de mi inoportuno insomnio que me consumía despacio y que comenzaba a despreciar; Te note inmediatamente bailando sin inhibiciones como presiento que haces todo, pero terminaste yéndote acompañada por un hombre alto y delgado sin nada en absoluto de gracia, o al menos para mí.

La segunda noche, volví porque pretendía saber algo más de esos ojos que me vieron desde la pista y que sabía a ciencia cierta que esté era un lugar al cual regresarías pronto, lo podía ver en la confianza con la que se meneaban tus caderas.

Dear Summer. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora