Día 14.

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Junio 21, 2017.

I am not the only traveler

Who has not repaid his debt
I've been searching for a trail to follow again
Take me back to the night we met

And then I can tell myself
What the hell I'm supposed to do
And then I can tell myself
Not to ride along with you

The night we met – Lord Huron.

Querida Summer.

The day we met.

Creo que así se sintió dentro de mi mente el día en que te conocí.

Podría haber cambiado cada escenario de nuestro primer encuentro y probablemente ya lo haya hecho.

La realidad fue algo más devastadora y más frágil en su totalidad. Te recuerdo dando órdenes siempre para liderar a todo el que se te pasaba por el frente y ponerle un lugar a todos en el gran baile, que gracioso todo eso.

Ni siquiera recuerdo la primera vez que pude notarte, porque para cuando parpadee en realidad ya parecías estar dentro de mí ser, ya eras Summer, mi Summer.

Una vez te dije que no, no eras la Summer de Tom, eres mi Summer.

Nunca viví de acuerdo con las reglas de ningún lugar, no soy rebelde, pero si obstinada y no me gusta ser quien los demás quieren que sea aunque en ocasiones lo olvido y cedo.

Puede ser que no recordemos el primer encuentro.

Al instante me volví consciente de mis piernas y su incapacidad para ponerse de pie.

Mi boca se olvida de cómo hablar.

Ojos color sol, ojos solares que me miran atentos con cierta diversión en ellos ante mi evidente torpeza y nerviosismo.

Mis brazos se olvidan de cómo estirarse para presentar a la persona a la cual están adheridos.

Mi corazón se olvida de esperar y llegar a conocer a la chica antes de comenzar a abrirse camino fuera de mi pecho para llegar hasta ella, hasta ti.

Summer, S u m m e r. Suena lindo.

Lo repito en mi cabeza.

Es como poesía.

Ella lo es en su totalidad al parecer: 


Vaivén en tus pupilas despertadas,
ojos que danzan al ritmo de los hombros,
larga piel en su raíz estremecida,
la ansiosa estalactita del deseo,
caracol que se incrusta en las orejas;
tus ojos súbitos, terribles. ¡Ah tus ojos!
Y locura, embeleso y más locura. 

Toda la frialdad que había logrado albergar durante un par de meses y lo que sentí como una gran temporada se ha evaporado.

Ahora veo prosa en un simple nombre, y letras de canciones que suenan para hacerme cogerte de la cintura y bailar apretada contra mí.

Summer, Summer, Summer.

Lo digo mentalmente una y otra vez en mi cabeza, porque estoy segura que es el nombre de la próxima chica que querré, puedo verlo en aquella crueldad disfrazada de dulzura, de aquella forma seductora de caminar o moverse.

De repente, como un parpadeo, estoy de pie. Camino hacia la chica, Summer. Me gusta saborearlo en mi lengua, ¡Soy demasiado extraña! Me golpeo mentalmente por eso.

Podría estar sonriendo, pretendiendo no sentirme afectada por esos ojos solares que espero que algún día sonrían para mí o a causa mía. O por su cabello, mi corazón se ve afectado, no se ve como si hubiera sido alterado desde prácticamente se lo lancé a través de la primer mirada en la que nuestros ojos hicieron contacto. ¿De qué rayos hablo? Ese traidor se perdió en el tiempo pasado y ya no sé ni siquiera si ha quedado algo de él dentro de mi pecho.

Dear Summer. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora