-Cuando una vida se pierda, el universo se recompone con otra –La misteriosa silueta femenina flotaba frente a mí, toda oscura y sin vida. Una larga mata de cabello flotaba sobre ella dándole un aspecto de estar bajo el agua. Voltee la mirada abajo pero no veía mi cuerpo. Era como si no existiera sino mi sola visión. La silueta continúo:
-Esperanza, ¿Qué palabra tan rara? ¿Por qué ha de haber esperanza? La vida se acaba y, con toda su desgracia, el mundo también...
Desperté de golpe sobre un frio suelo. Mire a mi alrededor en busca de Freya y Ast pero, como era de esperar, no estaban en ningún sitio. Pero lo que si estaba me espantó.
-Al fin despertaste, Eros –La fría voz de Sunev resonó en mis oídos. Traía un traje de combate muy elaborado, con protecciones múltiples y un logo de un corazón roto en el pecho; muy egocéntrico a mi gusto.
-¿Qué quieres? –Me sorprendí al escuchar mi voz, totalmente diferente a como la recordaba, más gruesa y fuerte.
-Solo quiero conocerte mejor, Peter. Se te hace más cómodo que te llamen así, ¿no?
-Solo mis amigos me llaman así. Tú eres una vil copia.
-Me ofendes –Sunev se levantó de la silla donde estaba sentada, el único objeto que había en la enorme habitación, y caminó lentamente hacia mí–. ¿Me llamaste vil copia? Eso no es muy amoroso, bebé del amor.
-Cállate –Tanteé mi cuello pero mi colgante ya no estaba allí. Mi sangre se heló por el terror y por un repentino bajón de temperatura.
-¿Buscas tu arco? –Proclamó Sunev señalando al techo. Mire hacia arriba y vi que mi collar estaba colgando en el techo. Intenté abrir mis alas pero algo me lo impedía.
-No podrás volar a él, Eros. Tu ropa esta reforzada con una capa de acero. Nunca podrás desplegar tus alas blancas.
No creía lo que pasaba, casi era como un episodio de una serie de superhéroes. Debía encontrar la forma de llegar allá arriba. Pero el tiempo jugó en mi contra pues Sunev había sacado ya su arco y lanzaba flechas hacía mí. Cinco flechas de un naranja brillante llegaban amenazadoramente. Di un salto con una pirueta ninja y las esquivé una a una. Mire a Sunev y le dirigí una sonrisa de picardía. Entonces corrí hacia ella.
Más flechas volaban hacia mí y las esquive con saltos en zigzag y giros en el aire. La frustración se veía clara en Sunev. Cuando llegue a ella, estuve a punto de golpearle, si ella no hubiera abierto las alas y volado alto.
-¿Por qué huyes, cobarde?
-No estoy huyendo –Respondió Sunev con un tono indiferente–, solo estoy ganando tiempo.
-¿Ganando tiempo? –Me dije a mi mismo, pero otra vez el tiempo jugó contra mí. Una puerta se abría en el suelo y una gran cabeza peluda subía por él. Dejando ver dos colmillos de jabalí, logré ver que ese no era sino Hildisvíni, el cerdo de Freya.
-Hola, guapo –Comento Sunev burlándose– ¡Aer!
El enorme cerdo-jabalí corrió hacia mí. Lo único que pude hacer sin mi arco y sin mis alas, fue correr.
El jabalí me perseguía sin parar y mis piernas ya no daban para mucho más. Salte a un lado, esperando que el jabalí no tuviera la destreza de virar tan ágilmente, y tuve razón. El cerdo siguió derecho y, en un intento de girar, cayó de costado luchando por levantarse.
-¡Maldita tramposa! –Grite a Sunev, que se contoneaba de la risa en el aire a varios metros de altura.
-Es solo la supervivencia del más apto, niño. La ley de la... ¡Auch! ¿Qué demonios fue eso?
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Cupido: El nacimiento de Sunev
Fiksi IlmiahUna Organización desconocida secuestra a Eros, clonándolo y creando vida. Esta creación es todo lo opuesto de Eros: Es femenina, fría, letal y piensa que el amor es una debilidad. Eros encontrara en Sunev a su mayor némesis.