Capítulo 2: Conociendo al enemigo

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- Killian, hijo, acompaña a Ciara a su nuevo cuarto por favor.

- Claro, con mucho gusto - contestó Killian enseguida.

Había algo en su tono de voz que me alarmó, pero intenté no hacerle mucho caso. Me puse de pie después de él e hizo un gesto con la mano insinuando que pasara yo primero. Subí las escaleras con él detrás cosa que me incomodó, ya que me giré para mirarle y él estaba mordiéndose el labio.

Una vez arriba Killian me señaló una puerta, entré y él pasó conmigo. Al entrar vi una cama con sabanas claramente de chico, y un montón de trofeos de fútbol y... dios mío, ¿calzoncillos tirados en el suelo?

- ¡Killian, este no es mi cuarto ni de broma! - grité alterada

- Obviamente que no, pero he pensado que te gustaría que te diera un regalo de bienvenida - me guiñó un ojo dando unos pasos hacia mi.

- ¿Podrías enseñarme mi cuarto de una maldita vez? Gracias. -comenté subiendo cada vez más el tono.

- Oh, ¿entonces al final quieres mi bienvenida? -dijo tratando de no reír, por que sabía que me estaba poniendo nerviosa.

- ¿Sabes lo que quiero? Golpearte -dije molesta.

- Está bien, está bien -rió- sigueme.

Me apostaba lo que fuera a que me iba a llevar a cualquier lado menos a la habitación de verdad, su tono de voz y que hubiera aceptado tan rápido me dejó claro que mis pensamientos iban en lo correcto.

Andamos unos pasos mas y llegamos delante de una puerta bastante grande, le miré con mirada asesina advirtiéndole de que si no era la habitación se iba a arrepentir y me sonrió como insistiendo en que abriera la puerta. Puse la mano en el pomo de la puerta y lo giré, al entrar vi un cuarto de limpieza donde estaban los utensilios para mantener la casa limpia: Aspiradora, fregona, escoba, hasta la plancha estaba ahí...

- ¡Ahora me diras que voy a dormir aquí! -dije desesperada.

- Tienes todo lo necesario para tener tu habitación limpia - dijo riendo.

- Muy bien, si no me dices tú donde es mi cuarto lo buscaré yo -dije ya cansada de su juego.

Se me quedó mirando con una sonrisa de "he ganado, yo siempre gano, te he hecho enfadar" mientras que yo me dirigía a una puerta al azar, habían muchas y tuve que escoger una al azar.

Había una puerta rosa, supuse que tal vez fuera esa, así que tan decidida fui hacia ella.

- No, no, no, no, no - oí que Killian decía de fondo pero no le hice caso.

No iba a detenerme, sino que hubiera dicho antes cual era mi habitación. Killian corrió hacia mi para detenerme, pero era tarde por que ya había abierto la puerta...

No eres solo mi hermanastro (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora