Capítulo 3: Confesiones

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La puerta se abrió casi automaticamente sola y vi muchas fotos de un bebé con una chica rubia de ojos claros, en el cuarto tambien había mucha ropa de bebé, una cuna y ropa de una chica doblada sobre una pequeña cama que había al lado de una ventana a decir verdad demasiado pequeña, la habitación no estaba casi alumbrada.  supuse que la ropa que había sobre la cama era de la chica de la foto.

- Supongo que te preguntarás que es todo esto -por primera vez vi una expresión seria en su rostro- no te rías por favor, hay gente a la que le parece algo raro...

- Puedes contármelo, tal vez solo te golpee si sigues con tus bromas.

- La chica que hay en todas las fotos es mi madre, conmigo cuando era un bebé, y toda esa ropa es tanto suya cuando estaba viva como mía cuando era un bebé... Mi madre fue quien pintó esta habitación, y quien la decoró y eligió los muebles, está todo tal y como ella lo dejó, yo solo tenía 3 años cuando ella falleció por un paro cardíaco, los médicos no supieron a que se debió por que ella era demasiado joven -su voz se quebró y tuvo que detenerse un momento-  esto es lo único que me queda de ella, Max quiso quitar todo esto para montarme un estudio, pero yo le rogué que lo dejara tal y como estaba, necesitaba que esto estuviera así siempre, para poder recordarla...

- Eso es terrible -hice una pausa- lo siento mucho.

- No importa, en fin... todos tienen su historia, supongo que tus padres también se separaron de algún modo.

- Nos abandonó cuando yo era pequeña, pero antes de irse nos maltrató, recuerdo que le pegaba a Isabella y yo por intentar meterme me llevaba algún guantazo, o algún golpe... -recordé con tristeza mientras explicaba.

-Dios mío... no tenía ni idea que hubieras sufrido tanto... Max nunca me lo contó.

- No te preocupes... -dije tratando de borrar esos recuerdos que habían venido a mi mente y ahora no podía sacar de mi cabeza.

- Soy un idiota, de verdad lo siento.

- Sí que lo eres... -solté una risa triste- no pasa nada, deja de sentirlo, tú no tienes culpa de nada.

Vino hacia mi y pasó su brazo por encima de mi hombro.

- Bueno, dejemos a un lado el drama que ha envuelto nuestra vida, después de una bonita aunque dolorosa charla, deberíamos hacer algo para matar el tiempo, como ir a mi cuarto y... -dijo con un tono pervertido.

- O podrías decirme dónde está mi cuarto y después tú te vas muuuuy lejos.

¿Pero qué...? Todo lo sensible que había sacado en minutos lo había perdido en un segundo... ya veo que ni su lado sentimental puede con su comportamiento tipo: "coqueteo con todo bicho viviente que se me ponga por delante"

- ¿Sabes? Creo que hasta si pasara un mono tratarías de ligar con él.

- ¡Hey tengo mi orgullo! Con un mono no, con una mona -dijo con una expresión chistosa- ¿Qué, no me van los tíos vale ? -agregó tras ver mi expresión alzando una ceja.

No eres solo mi hermanastro (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora