Capítulo 7 | El Tío Robert

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Irving

- Es en serio Yair, no sé qué le sucede - Javier no había descubierto que le sucedía a su chica ni por qué estaba tan enojada con él. - Esta mañana que pasé a recogerla ni siquiera me miró a la cara.

- ¿Ya intentaste hablar con ella?

- ¡Si!... Quizá sólo debería darle espacio - se encogió de hombros - no sé viejo, las mujeres son muy raras... Un día te aman a morir y al siguiente no te quieren ni ver.

¿Cómo alguien puede estar tan enamorado y desesperado a la vez?¿Es ésto lo que significa amor?¿Algún día mi vida se volverá así de loca?

No lo creo...

Las clases terminaron pronto, es jueves y para mi suerte mañana no habrá clases.

No dudé ni un segundo cuando la idea me cruzó por la mente. Tomé mí teléfono y tecleé el número que ahora me sabía de memoria.

- ¿Hola?

Me estremecí.
La voz era la misma, femenina y cálida. Pero esta vez sonaba un poco diferente, ronca y desgastada.
Algo no estaba bien.

- Ho.. Hola.. Soy Irving.. ¿Todo está bien?

- Ah.. hola.. si, todo está bien.. gracias.

- ¿Estás segura? No suenas como... Oye.. espera, tranquila... No.. no llores...

Me puso nervioso, ella lloraba de nuevo.
No sabía que hacer así que no hablé, me dediqué a escuchar.

La chica se limpió la nariz o por lo menos eso intuí.

- ¿Todo bien?

- Si.. lo siento.. no es un buen momento...

- yo entiendo...

Ella colgó.

Ya no tenía idea de que sucedía pero en alguna parte en mi interior sentía que tenía que ayudarle.

Pasé la tarde haciendo mis deberes antes de ir al trabajo.

La vida era algo rutinaria, todos los días me levantaba por el sonido del reloj alertando que era hora de despertar. Cómo es normal, me duchaba e iba a la escuela.

Luego al regresar hacía los trabajos y tareas encargados, nunca me gustó dejar las cosas para el final o desvelarme haciendo tareas.

Por las noches trabajaba en un restaurante como mesero pero solía atender cualquier otra cosa.
A veces me tocaba limpiar la cocina, preparar algo, estar de cajero, entre otras.

- ¿Qué tal niño? - Saludó Jack quién es el jefe. - Brisa aún no llega y necesito a alguien en la cocina... Hazte cargo - el hombre es alto y un poco corpulento, su cabello marrón se estaba tornando blanco con el paso del tiempo y se empezaban a notar algunas arrugas en su frente. Tenía un delantal atado a su torso, rápidamente se puso a limpiar una mesa que acababa de quedar libre.

"El tío Robert" era el nombre del lugar.

Estaba situado de tal manera que lo notarias al pasar por la carretera mientras conduces.

El local abría desde las 10 de la mañana hasta las 12 de la noche.

Solían vender de todo: hamburguesas, espaguetis, tacos, burros, quesadillas, sopas, caldos y demás. Aún así, lo que más se vendía eran las flautas.

Las salsas se agotaban rápidamente y pronto había que hacer otro pedido al proveedor.

Entré en la cocina, me remangué la camisa, me coloqué el delantal y empezé a trabajar.

La chica llegó a mi mente un par de veces ¿Qué te sucede? ¿Por qué lloras? ¿Acaso soy yo? Pero dijiste que te gusta hablar conmigo.... si no soy yo... ¿Entonces qué?

Esta será una larga noche.

-Annie♥-




Mi lindo desconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora