Capítulo 17 | Algo de cumbia

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Irving

- Una orden de flautas y dos caldos de res - dije poniendo los papelitos con las órdenes en la barrita de metal. - ¿Te ayudo con eso? - le dije con burla a mi amigo.

- No, gracias - sonrió mientras entrecerraba los ojos - el verdadero problema es que no tienen buenas cacerolas - declaró el pelirrojo.

- Hay que admitir una cosa...

- ¿Qué? - Gruñó.

- Te queda bien el delantal - le guiñe un ojo.

- Cállate Coppens, o me voy a sonrojar... ¡Nooo! No, que asco de cacerola ¡se pegó el arroz!

- Amigo, sin ofender pero Brisa ni siquiera estaba presente y lo hacía mejor...

- Auch - dijo mientras tallaba el fondo de la cacerola con su espátula - Mejor ve a conseguir más órdenes para que pronto pueda pagar mi traje.

Reí por su comentario y fuí a atender otra mesa.

Brisa no había aparecido y me cansé de hacer el trabajo de dos.

Así que puede que le haya comentado a Jack que Javier necesitaba empleo y el lo haya interpretado como que Javier quería trabajar en el restaurante.
Y quizá, sólo quizá, obligué a Javier a aceptar el empleo.
Soy un buen amigo.

Pronto empezó a oscurecer.

- Javier - Dijo Tom, un chico que también trabajaba en la cocina y se estaba llevando muy bien con mi amigo - ¿Nos haces los honores?

- ¿De qué? - Soltó este asustado.

El Tío Robert tiene la costumbre de poner cumbias todos los sábados y domingos por la noche.

Hoy es sábado, es hora de que Javier se familiarice con las costumbres.

- Elije una canción - señalé mi celular. Javier se soltó riendo.

- ¿Qué? - Pregunte intrigado por su carcajada.

- Siempre.... ¿Siempre has tenido esas canciones ahí?, es decir, hace cuánto que trabajas aquí y bueno...

Lo miré con seriedad.

- Bien... Quizá después descargue algunas... - Eligió una canción y rápidamente Los Ángeles Azules empezaron a sonar por todo el lugar.

- Oye... - dije mientras formulaba las palabras en mi mente - ¿Te puedo pedir un favor?

- Depende... ¿De qué se trata? - arqueó una ceja con intriga.

- ¿Recuerdas a Natasha?

Caminamos a la cocina y empezamos a fregar los trastos.

- Por ella tienes el labio roto y un horrible hematoma en tu mejilla, cómo olvidarla.

- Si, bueno... La invité a cenar...

- Un momento - me interrumpió - por favor dime qué no la invitaste a cenar aquí...

- Pues...

- ¡Oh! Yair ¿Es en serio?

- Me puse nervioso - me encogí de hombros.

- Bien... ¿Yo qué tengo que ver en todo eso? - La mancha en el plato no se iba.

- ¿Podrían Alicia y tú acompañarnos?

Javier hizo una mueca lo cual no me dio una buena señal.

- ¿Tendré beneficios? - activó su modo negociante.

- No lo sé viejo, por favor - le rogué - podrás conocerla y no sé Alicia por fin podrá hablar con una chica mientras está con nosotros. - Alcé mi pulgar en un intento de convencerlo.

Sus labios formaron una línea y parecía estar debatiendo los pros y los contras.

- Lo siento, Yair. No eres muy persuasivo.

- ¡Javier! ¿Quién te acompaño en todas y cada una de tus bromas de niños?

- Tú

- ¿Y quién convenció a tu madre para que te dejará ir a acampar con mi familia?

- Tus tíos

- ¿Pero quién te convenció a ti?

- Tú, pero no estuvo tan bueno, nos enfermamos del estómago por tanto bombones quemados.

- ¡Y cada ida al baño valió la pena! ¿Sí o no?

Rodó los ojos y se cruzó de brazos.

- Si, es cierto - soltó entre dientes.

- ¿Y quién estuvo contigo en ese hospital cuando Stephanie te pateó en...

- ¡Está bien, está bien! ¡Ya! - me interrumpió - Convenceré a Alicia y te haré el favor... Pero no vuelvas a mencionar a Stephanie ¿Quieres? - sonreí victorioso y asentí.

No sólo estaba nervioso sino también emocionado.

Natasha es una buena persona y no la conozco bien pero quiero hacerlo, hablar con ella, como amiga o como lo que sea.

Aún necesitaba pedir prestado el auto. Eso va a ser un problema.

Misteriosamente mi teléfono comenzó a sonar, y sí, era Natasha.

- ¿Hola?

- ¿Qué hay, Nat?

- ¡Hola Yair!

- Cuánta emoción

- Lo siento, sólo quería saber si lo de mañana es cierto...

- ¿Qué?

- Lo que digo es que... La gente ha quedado muy mal muchas veces y.... No sé solo quería estar segura de que era real y no una broma pesada o algo así...

- Nat, es muy real, te lo aseguro...

- Bien...

- Por cierto, Javier y Alicia si van a poder estar presentes...

- Genial...

- ¿Quieres... Invitar a alguien más?

- No... Creo que... No.

- Bien, te veré mañana... Paso por ti a la escuela ¿Cierto?

- Así es... Gracias Yair

- Descansa, Nat

-Annie♥-

Mi lindo desconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora