Capítulo 16 | Envoltura negra

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Natasha

- Nat... Por favor...

- ¡Nooo! - dije intentando evitar su mirada.

- Tarde o temprano tenía que pasar...

- No tenía ni tiene - murmuré.

- Por favor - su voz sonaba tan gastada, casi.... sin vida.

¿Cuánto dolor está pasando?

¿Cómo se es capaz de sonreír así como ella? de mirar a la cara sin derramar una lágrima al primer indicio de tristeza.

El hospital solía estar casi repleto de gente, pero en esta ocasión estaba vacío y solitario.

Las enfermeras caminaban de un lado a otro. Algunas buscaban a un médico, otras llevaban papeles que parecían ser importantes.

Algunos médicos, civiles, un empresario llendo a ver a su  ex-esposa y la hija abandonada que ahora le odia.

- Sólo quiere hablar contigo un momento, no será mucho.

Su rostro reflejaba todas sus intenciones de convencerme.

Y si, mi corazón se ablandó.

- Sólo un momento - dije con miedo a que se hiciera ilusiones.

- Gracias, Nat - sonrió, sonrió con alivio.

Papá esperaba fuera de la habitación. Estaba hablando por teléfono, pero terminó la llamada en cuanto me vió salir.

Reí por la ironía, yo solía colgar la llamada.

- Nat...

- Hola, papá.

- Has crecido... - dijo casi hinchado de orgullo.

- Ha pasado tiempo... - solté sin moverme.

- Si... Ah, esto es una disculpa - se acercó a mí tendiendo un rectángulo con una envoltura negra y un moño dorado. - Por lo de la otra vez...

- No tienes porque...

- Nat...

- No, papá... En serio te necesitaba, ¿Fuiste? ¿Me apoyaste? ¡No! ¿Qué hiciste?

Él solamente agachó la mirada.
Debería sentir vergüenza y más, culpa, autodesprecio.

Se sentó en una banca situada a medio pasillo, usualmente era para que las familias esperaran los resultados médicos.

- Ven, Nat... Por favor - dió una palmadita al metal de la banca.

Me senté a su lado.
Intentaba no mirarle a la cara.

- Se que fue un error.... - empezó a decir - y aunque me gustaría remediarlo, es imposible.

- Si rompes un florero, aunque vuelvas a pegar las piezas.... Las marcas seguirán ahí.

- Exactamente - asintió - ¿Cuándo te volviste tan madura?

Cuándo ví a mi madre llorar y tuve que consolarla.

- ¿Qué quieres, papá? - le miré a los ojos.

Su sonrisa amable se volvió una sonrisa de culpa y dolor, casi como una mueca.

- Tu madre habló conmigo, quiere que te mudes a mi casa...

Me detuve un momento, mi mente no captaba la idea ¿Había escuchado mal?

-¿Qué? - fue lo único que salió de mis labios.

- No tiene que ser ahora, pero a los dos nos preocupa que estés tú sola en esa casa.

Mi lindo desconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora