Capítulo 9 | Eduardo

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Irving

- Bienvenidos al hogar del tío Robert, ¿desean ordenar? - dije mostrando una amistosa sonrisa a Javier.

El pelirrojo en serio se estaba esforzando por saber que le sucedía a su chica y como técnica la sobornaría con tacos.
Técnica maravillosa si me lo preguntan.

- Hola Yair, no sabía que está era tu área - dijo el chico guiñándome un ojo. - Bueno, tú trabajas aquí así que dinos ¿Qué nos recomiendas?

- Lo que más se vende son las flautas - dije encogido de hombros.

- Se me antojan más unos tacos de bistec - soltó Alicia mientras observaba cada detalle del menú.

- Tacos serán!! - pronunció finalmente el pelirrojo.

Todo el día estuvo extraño, por lo menos para mí.

Tuve ganas de hablar con Natasha pero estuve muy ocupado durante la mañana, una clienta se enojó conmigo por no atenderle tan pronto como se debía y para rematar acababa de llegar Eduardo.

- Bienvenido al hogar del tío Robert, ¿desean ordenar? - intenté ser lo más amistoso posible.

- Hola Irving!! No sabía que trabajabas aquí! - Dijo al tiempo que sonreía abiertamente mostrando sus lindos dientes.

Eduardo, un chico que al igual que yo, cursa su sexto semestre.

Es castaño y su piel siempre ha estado libre de imperfecciones, sus ojos son de un café bastante claro y por un momento podrías asegurar que son verdes.
Es corpulento y mide lo mismo que yo. Desde que se sabe, él ha sido un imán para chicas.

El único problema es que a pesar de su belleza física es un desgraciado. Se divierte en conquistar chicas y convencerlas de que él es el mejor.

Luego, cuando las tiene a sus pies solo dura una semana con ellas, las ilusiona y las enamora. Pero finalmente las desecha... Como si fueran basura, a ese tipo no le importan los sentimientos, se complace en hacerlas sufrir y humillarlas.

- Si, hace un tiempo que estoy aquí - solté sin mucha gracia.

- ¡Oh! vamos hombre, vengo en buen plan - hizo una pequeña pausa - mira ella es Karim - señaló a su acompañante.

- Hola, un gusto - Una chica alta y de cabellera pelirroja, llevaba un vestido verde limón que la hacía resaltar entre los demás.
Era muy bella pero no sé veía cómoda.

- Yair - me presenté - ¿Ya han decidido que comer?

- Si... Me comentaron que las flautas son buenas... Dos órdenes y dos refrescos

Eduardo  había sido un buen amigo en algún momento, luego empezó a portarse extraño. Una vez me pareció que olía a alcohol, luego otra vez y otra, hasta que dejó de ser el mismo.

Habíamos peleado en varías ocasiones pero al final me dí por vencido.

La noche fué eterna y me dejó un tremendo dolor de cabeza. Javier no supo que le sucedía a Alicia pero tal parece no tiene que ver con él por que se la pasaron bastante bien.

Eduardo y la chica se veían felices aunque ella se vio incómoda en todo momento, quizá ya conocía el pasado de su chico.

Poco a poco el lugar se fue quedando vacío hasta dar con la media noche. Cerramos el local y cada quien se fue a su casa. Excepto yo.

Me senté en el pequeño escalón de enfrente del restaurante.

Saqué mi teléfono y marqué el número rogando que contestara.

- ¿Hola?

La voz de Natasha sonaba cansada y somnolienta. Definitivamente la había despertado.

- Hola.. soy Irving...

Mi corazón yacía en calma al escuchar su dulce voz.
La noche parecía hermosa si su timbre estaba presente.
No quiero sonar cursi pero..... empezaba a sentir que necesitaba de ella para estar bien.

- Ah.. hola Irving, son las 12 de la noche ¿Todo en orden?

- Si... Todo está bien, solo....

- solo....

- nada, quería saber si estabas bien... Es todo.

- pues estoy bien, con sueño pero bien...

- Excelente...

Una sonrisa se asomó por mis labios.

- descansa Nat...

Colgué la llamada y me fuí a casa, en paz y felíz.

-Annie♥-


Mi lindo desconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora