Capítulo 15 | Perder la batalla

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Natasha

La verdad... Tuve miedo, me asusté y lloré bastante.

Cada noche imploré que fuera una broma, que solo fuera un chequeo, que el doctor diera una solución.

Me encontraba en la sala de espera, mamá estaba internada... Otra vez.

No supe que había pasado pero tenía una idea.

Yo me encontraba en la escuela cuando el hospital me llamó. Pedí un taxi y trate de llegar lo más rápido posible, intenté no llorar en el camino.

No soy fuerte pero tampoco quería ser débil. Una parte de mí deseaba que todo acabara, que si iba a terminar muriendo que fuera ahora, aquí y en este momento. Porque de lo contrario, todo habría sido para nada.

- Natasha... - dijo el doctor saliendo de la habitación que empezaba a tomar como mi segundo hogar.

- ¿Si?

- Tu madre ya está estable... Ella quiere hablar contigo...

Desde que todo esto empezó solo había temido dos cosas.

1.- Que ella muriera.
2.- Que llegara a despedirse.

Jamás me gustaron las despedidas, es terrible ver a los ojos a alguien y decirle con la mirada "hasta que el universo vuelva a juntarnos" para nunca volver a hablarse.

- Natasha... Mi bella hija... - pronunció con la dulce voz de una madre. Cerré la puerta tras de mí.

- ¿Qué pasó mami?¿Te sientes bien?

- Estoy bien por ahora... - estaba sentada en la camilla. Las sábanas blancas hacían que el pañuelo de colores en su cabeza resaltara.

- ¿Qué te dijo el doctor?

- Natasha...

- No mamá... No trates de aparentar que no estás mal - un nudo se posó en mi garganta.

Ella se quedó seria, su expresión lo decía todo.

Dos años de quimioterapia para esto.

- Natasha... Ya estoy muy cansada... No soy fuerte como antes, ni igual de joven...

- Pero... Ya lo habían solucionado...

- Hija, a veces... Cuando el tumor es extirpado... Quedan restos que pudieran reincidir... En muchos casos jamás vuelve a aparecer, pero en otros.... - intentó tomar mi mano pero yo negué repetidas veces.

- No... No, no, no... Tiene.. tiene que haber algo que no hayamos intentado, podemos ir a Estados Unidos... O a Italia... Dicen que tienen buenos tratamientos... - empecé a temblar, ¿Cómo es posible que se rinda?

Ella solamente negó.

Y entonces me dejé llorar, sollozé y ella me abrazó, me sostuvo en sus brazos aún y cuando... Quizá debía ser yo quien la sostuviera a ella.

Cuando logré recuperarme le pregunté.

- ¿Cuánto tiempo?

No contestó.

Nos quedamos calladas aguardando que el mundo se fuera entre las tinieblas, que la oscuridad se tragara la luz y que una sola gota apagara al sol.

Durante la noche, mientras mi madre dormía, una llamada aquejó mi celular.

Claro, yo ya sabía quién era.

- Hola Irving...

- Hola Nat, ¿Qué tal va todo?

- Extraño...

- ¿Todo bien? No pareces estar muy emocionada de escucharme...

- ¿Será por que son las doce de la noche?

- ¡Ay! Muchos chicos de nuestra edad se duermen hasta las tres de la madrugada... Apostaría que tú también...

- Es un buen argumento pero...
En este caso... es erróneo. Además estoy enojada...

- ¿Por qué?

- No sé... Haz tantita memoria.

- ¿Es por que te colgué?

- Si vis, dijiri di hiblirti... Esas palabras dolieron.

- En mi defensa, no era mi intención que dolieran...

- ¿Entonces?

- ¡No quería que fueras!

- ¡Incluso pudimos haber hablado en persona!

- No quiero conocerte de esa forma, no quiero que sea por culpa o por admiración... Solo conocernos así porque sí.

- Si... Supongo que si.

La llamada se quedó en silencio por un momento.

- Eres una persona muy misteriosa, Nat...

- mmm... Misteriosa ¿En qué sentido?

- En el sentido de que... te llamo y estás llorando, no quieres que la gente te conozca y escondes tu mirada de la mía...

- Hay cosas que... No debo decir o más bien no quiero decir...

- ¿Por qué no?

- Porque no es correcto contarle lo que te sucede a un desconocido...

- ¿Quién dice que no es correcto? ¿Dónde está esa ley? Porque no la ví...

- Lo dicta la sociedad. No te conozco Irving, no sé quien eres... Aún no se sobre tí ni de tu familia...

- Bueno... Mañana te buscaré y te hablaré de mí y de mis gustos, así tendrás que confiar quieras o no...

- Suena a que es un plan malévolo para conseguir mi confianza y luego raptarme...

- ¡Ay! Claro que no..... Bueno si, un poquito...

- Ves...

- Bueno... ¿Te veré mañana?

- Quizá

- Bueno, si no te veo de todas formas te llamaré.

- Suena justo, bye

- Bye

Colgué.

La noche estaba fría, pero por algún motivo tenía calor, estaba nerviosa y me sentía con ansiedad.

Es curioso pero sentía unas horribles ganas de gritar, gritar lo más fuerte que pudiera.

Quería hacer una rabieta, quería estallar en llanto y tirarme al piso y morir.

¿Es normal enamorarse de un desconocido?

No, es el imbécil de cupido y mi iluso corazón, armaron su complot contra mí.

¿Por qué ahora?¿Por qué así?¿Por qué ella?

¿Por qué no yo? No es una mala idea, sería más sencillo. Después de todo.... Quizá yo misma me...

La idea corrió por mi mente e intenté ignorarla, dije intenté.

-Annie♥-


Mi lindo desconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora