Capítulo 12 | Él

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Natasha

Salí de la biblioteca prácticamente corriendo.

Miraba a todos lados en un intento de escapar. No quiero destrozar lo único bueno que tengo, no quiero que me vea ni que me conozca.

Pero es imposible esconderse, ¿A dónde iría? ¿Me ocultaría en el baño? Ja

- Nat!! Natasha!! - Su voz se escuchó por toda mi cabeza, su bella y preciosa voz sonó en el viento al rededor de mi.

Me giré presionando los libros que sostenía contra mi pecho.
Definitivamente era él.

Su piel era pálida y se marcaban unas ojeras debajo de sus ojos marrones, algunos de sus cabellos negro azabache le caían en la frente, sus labios eran rosados. Era fácil ver que me rebasaba por lo menos por una cabeza.

Se acercó a mí y no huí.

- Natasha... ¿Cierto? - dijo una vez que estuvo frente a mí. Negué. No así, no de esta forma.

¡La semana pasada le dije que no me buscara! ¿Me buscó? No, era imposible encontrarme ¿Cómo lo haría? Oh!! Dios!!! ¿Y si en verdad era un acosador?

Entré en pánico, miré a todos lados buscando ayuda.

- No... ¿Cómo... Cómo me encontraste? - sonrió - ¿Qué significa eso? ¿Por qué sonríes? - pregunté mientras le miraba fijamente.

- ¿Qué no es obvio? - dijo tomándome de los hombros.

- No!

- ¿Por qué sonríes cuando sacarán película de tu libro favorito?

- ¿Por qué?

- Porque aquel personaje al que conoces, por fin podrás ponerle un rostro... - me quedé en silencio. Su rostro reflejaba felicidad, no parecía haber ni una pisca de demencia.

- No... En este caso no - su sonrisa se transformó en una mueca de confucion y su ceño se encontraba fruncido.

No sabía que pensar, ¿coincidencia? ¿Lo había planeado?

- ¿Tu me buscaste? - pregunté y él me soltó.

- ¿Qué? ¡No! - ahora parecía enojado. Se pasó la mano por sus cabellos - En serio crees que soy un acosador ¿Verdad? - me quedé callada - No Nat, yo no te busqué....

Justo iba a responder pero una voz varonil me detuvo e hizo que me quedara paralizada.

- Hola Natasha, amor... ¿Yair te está molestando?....

- ¿Se conocen? - pregunté confundida.

- ¿Amor? - dijo Yair mirando como Eduardo pasaba su brazo por mi cintura y el asco inundaba todo mi ser.

- No.... Amor no Eduardo. - dije lo más seria que pude mientras quitaba su asquerosa mano de mi. - ¡Me das asco! - solté con disgusto.

- ¡Oh! Bebé, ¿Por qué estás tan enojada? ¿Segura de que Yair no te está molestando? - dijo eso último deslizando su mano por mi cuello. Iba a responder con una tremenda cachetada pero el pelinegro se me adelantó sin darme tiempo a reaccionar.

- ¡No la toques! - Gritó Irving empujándolo.

- ¡¡No me digas que hacer!! - escupió desde el suelo.

Se levantó con una sonrisa y se paró frente a mi.

- ¿Preferiste irte con ese idiota? - me quedé paralizada. Yair entró en mi campo de visión y detrás de él, estaban Sebastián y el otro chico pelirrojo.

- Jamás fuiste una opción... - dije en casi un susurro.

Su rostro enrrojeció y con furia en su mirada, levantó el brazo y con fuerza, la palma de su mano decidió estrellarse en mi mejilla.

Caí al suelo y empezé a llorar.

Cómo un niño pequeño sin su madre, desconsolada y sin ganas de levantarme.

Mi corazón latía a mil por segundo al mismo ritmo que mis lágrimas recorrían juntas y ordenadas la marca negra de maquillaje en mis mejillas

Tenía miedo, mucho miedo.

Entre lágrimas y gritos pude ver cómo entre Irving y Sebastián se hacían cargo de Eduardo.

Una patada.

Un golpe.

Sebastián pareció desahogarse por lo de su padre...

El chico que suponía era Yair, no parecía tener misericordia.

Eduardo, un ser asqueroso.... Un parásito. Te consume y cuando se aburre... Te deja.

Entonces, como si se abriera espacio entre la angustia y depresión... Llegó la culpa.

Todo era mi culpa. Esa pelea era mi culpa, lo de mi madre es mi culpa, la soledad de Sebastián es mi culpa.... Los sentimientos que tengo hacia Yair.... Los que él pudiera tener hacia mí.... Todo es mi culpa.

- Soy Javier... - dijo el chico pelirrojo que acababa de meterse en mi campo de visión. Me tendió la mano y me ayudó a incorporarme. Después levantó mis libros y me los entregó.

- Natasha - dije con hilo de voz.

Toqué mi mejilla y sentí el ardor en ella, seguramente quedaría un moretón. ¿Qué le diré a mi madre?

Si nos mandaban a dirección ella se enteraría...

Solo puedo hacer una cosa... Llamar a papá.

-Annie♥-


Mi lindo desconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora