Capítulo 5 | Irving Yair

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Natasha

- ¿Entonces te cae bien? - El rostro de Sebastián reflejaba absoluta confusión.

- Bueno, quizá no como tal.... Pero creo que es una buena manera de distraerme - Me encogí de hombros. Irving era molesto, si. Pero al menos cuando charlamos dejo de pensar en todos mis problemas.

- Bueno... Ten cuidado ¿Si?, No sabes quién es - Él tenía razón, no tenía ni idea de quién se trataba o si podía confiar en él.

- Siempre lo tengo, lo sabes - dí otro trago a mi café. Mi amigo era alto y esbelto, el cabello rubio le caía sobre sus ojos verdes y brillantes.

Me tomaré la libertad de mencionar que incluso llegué a sentir algo por él en algún momento de la historia pero simplemente ambos sabíamos que así no funcionan las cosas.

La cafetería estaba repleta de gente por lo que ambos optamos por caminar en los alrededores del colegio.

- Pronto sacaré mi licencia - anuncio el chico hinchado de orgullo.

- ¿Es en serio?!! - Casi me atraganto con la noticia y tuve que toser repetidas veces para recuperar el control. Aún con la emoción, algo vino a mi mente - ¿tu padre lo sabe? - El chico negó, su padre no podía enterarse de nada a menos de que hubiera ganancias de por medio y aún así se ponía histérico.

- No pienso decirle - dijo secamente, quizá por eso nos llevamos tan bien. Nuestros padres son idiotas.

Uno se emborracha hasta quedar dormido o inconsciente y al despertar no reconoce a sus hijos.

Otro engañó a su mujer y posteriormente la abandonó dejándola con una pequeña e inocente infante.

Quizá nuestras vidas estaban tan destrozadas que resultaba imposible ser algo más que amigos, siempre lo fue.

Sebastián miró su reloj e hizo una mueca - tengo clase empieza en unos minutos... Me tengo que ir.

- Si... Está bien, me quedaré aquí un rato - Justo en ese momento el teléfono comenzó a sonar.

- ¿Es él? - asentí - Ten cuidado - de nuevo asentí sonriendo y luego el rubio se retiró.


- ¿Bueno?

- Hola!!

- Vaya, cuánta emoción por hablar con una desconocida.

- Pasó una semana desde la última vez que te llamé... ¿No me extrañaste?

- A decir verdad creí que ya no llamarías, supuse que te había asustado.

- Ah... Bueno, solo para aclarar: no me asustan las chicas, solo estuve muy ocupado como para molestar gente.

- Oh.. y ocupado ¿haciendo qué? exactamente...

- Trabajo, proyectos y algunas tareas.

- ¿Qué edad tienes?

- ¿Debería confíar en tí?

- ¡Ay! Tu eres el que me marca a mí sin saber si estoy ocupada... Merezco saber de ti.

- Bien, tengo 17 años... Pero en unos dos meses cumpliré los 18.

- Vaya!! Y yo que creí que tenías como 15 años de edad.

- ¿Qué? ¿Tan enano me escucho?

- mmm.. un poco...

- ¿y tú? ¿Qué edad tienes?


"Oh, oh." Pensé "Demasiado".


- Ups! Voy tarde a mi clase se Inglés, quizá luego señor Irving.

- Irving Yair

- ¿Ah?

- Así me llamo, Irving Yair. Solo quería que lo supieras.

- Irving Yair... Es un nombre curioso, nunca imaginé encontrar a alguien con ambos.

- Pues ahí lo tienes

- Es cierto... Adiós señor Irving Yair.


Colgué la llamada.

No era broma, la profesora de inglés me reprendería por irrumpir en la clase llegando tarde. Lo peor de todo es que para mí será lo mismo que si me hablaran en japonés.

-Annie♥-



Mi lindo desconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora