Capítulo 1.

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Capitulo Uno

Una historia jamás contada


Clarissa, una joven la cual quiere llegar a ser una grande escritora, pero el pasado es su peor enemigo, sin embargo, se verá obligada a desmantelar los grandes misterios que esconde su familia y vengar la muerte de su padre.

Clarissa, una joven la cual quiere llegar a ser una grande escritora, pero el pasado es su peor enemigo, sin embargo, se verá obligada a desmantelar los grandes misterios que esconde su familia y vengar la muerte de su padre

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Dice mi madre, que cuando era niña mi padre me llevaba constantemente a psicólogos, ya que tenía las mismas pesadillas noche tras noche, me recetaban varios medicamentos los cuales me ayudaban para la ansiedad, el sueño.

Después de todo, el día en el que falleció mi padre, fue lo peor que me hubiese ocurrido, ese día se marcó en mi vida. Él era una persona dulce, de una mirada llena de paz y bondad, que cuando era pequeña me hice la idea de que era un ángel enviado del cielo para cuidarme y protegerme.

Pero después aprendí de la manera más cruel y horrible para una niña de 8 años, que la palabra "POR SIEMPRE" no existe, que solo son dos palabras que usan las personas para huir de la realidad ya que les da miedo afrontar y aceptar el resultado final.

Mi padre y yo éramos inseparables hasta que un día él tomó un camino diferente, mi héroe había fracasado con su misión de salvar mi mundo. Se había alejado dejándome sin el cuidado de sus alas paternas, esas que protegen a los hijos por el sendero de la vida.

Nunca olvidaré aquel día tan siniestro y oscuro, en el que lo vi muerto. Mi corazón se marchito en un abrir y cerrar de ojos. Algo que deja marcado a cualquier persona el resto de su vida.

Todo comienza un 30 de junio, el día de mi cumpleaños número 8, mis padres habían planeado todo para que yo celebrase el mejor cumpleaños de mi vida.

Nosotros vivíamos en Bogotá, Colombia y éramos una familia feliz, ellos eran mis héroes, los cuales con sus grandes poderes me daban amor, cariño y toda la atención.

Ese día el cielo estaba despejado con un sol radiante, tanto, que los rayos de un color oro se filtraban atraves   de las ventanas, dándole la luz a nuestro apartamento. Mis padres se levantaron y se dirigieron a mi habitación, levantándome con una guerra de cosquillas y abrazos, nada podía salir mal.

Yo era rubia natural, con el pelo rizado igual que mi madre, y los ojos cafés igual que ella, mi madre decía que de mi padre saqué la bondad y el amor a las demás personas lo que hacía que me diferenciara de los demás, era una rara combinación de ambos.

Al comenzar la fiesta, no era ni medio día y tenía todo el tiempo del mundo para poder jugar. Al salir a un parque estaba lista para hacer amigos, así que me acerqué a un grupo de niños los cuales estaban jugando a las escondidas.

—Hola, ¿puedo jugar con ustedes? —le pregunté a un niño de cabello castaño y ojos verdes.

—¡AHHH!, arrójenle piedras, es la hija del diablo—dijo el niño. Dirigiéndose a un lugar donde se encontraban muchas piedras. Las empezaron a arrojar, una de ellas me cayó en el cachete.

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