Capítulo Once
No sabía dónde me encontraba, estar en aquel lugar me provocaba escalofríos, llevaba demasiado tiempo allí, no sabía que día era, ni mucho menos si era de día o de noche.
Estaba cansada, estar allí sentada con una tela tapándome mis ojos, era horrible, el día en que fui secuestrada solo recuerdo que aquella sombra retiro algo y lo lanzo hacia mí.
Había escuchado que Azriel me llamaba para desayunar, pero lo que más me importaba era como habría reaccionado al darse cuenta que no estaba ahí.Todo era confuso.
— ¿estas cómoda Clary Evans?
— Suéltame y déjame salir. — dije al oír aquella voz.
Era él, estaba segura, pero no sabía en qué lugar se encontraba.
—Cállate—dijo, sus pasos resonaban en aquel cuarto.
— ¿Que eres?—sentí como los lágrimas luchaban para salir, pero mantuve la compostura.
— ¿Acaso no es obvio?—sus manos tocaron la tela, sus dedos buscaban el nudo para desamárralo.
— ¿Vampiro?—le pregunté, sin esperar respuesta.
—No, tengo más poder que ellos
Jaló la tela de mi cabeza y la oscuridad siguió.
— ¿Demonio?
— Acertaste, Clary—dijo el soltando una carcajada
__Y porque tienes un cuerpo humano.__Sabía que los demonios no poseían cuerpo humano, así que cuando alguien invocaba a un espíritu, el demonio lo atormentaba hasta que este perdiera la vida y luego cogía su cuerpo como recipiente. __ Acaso ese cuerpo es de tu recipiente, lo sé porque antes no había ruido y después de estar en aquel cuerpo escucho tus pasos y respiración.
__Eres muy inteligente, Clary. Pero no sé cómo sabes de todo esto.
__ Suéltame__ dije jalando la cuerda con la cual estaba atada de manos y pies.
— Te voy a soltar hasta que me digas donde está la llave.
—Cuantas veces quieres que te lo repita, no la tengo, no sé dónde está. —dije, lo sentía muy cerca, sus presencia maléfica hacia que algo dentro de mí se rindiera, decidí escupirle la cara, quería que se alejara de mí, no sabía si le había atinado, pero al oír un gesto de asco pude saber que sí. Dio media vuelta y se retiró, cerrando de portazo. Al otro lado de esta pude apreciar como la luz se encendía. Unos instantes más tarde la luz de la habitación se encendió, al fin podía apreciar todo lo que se hallaba en esta.
Al mover un poco las manos pude darme de cuenta que adelante de donde yo me encontraba se encontraba un espejo, era algo pequeño, al parecer porque era personal, pero aun así podía ser útil. Trate de ponerme en pie, sabía que podría pero el problema era cuanto tiempo duraría, las cuerdas me apretarían mas pero por mi libertad tenía que tomar ese riesgo. Me levante y con mi barbilla moví aquel espejo hasta que cayó al suelo.
Al caer, me volvía a sentar, moví un poco la silla y rompí el espejo en varios pedazos. Algunos siguieron pegados en él y uno solo salió de él, era perfecto, solo necesitaba coger aquel pedazo. Me tumbe en el suelo, retorciéndome por el dolor, antes que alguien llegara introducir con mis manos el espejo en el interior de mi pantalón y el pedazo sobrante lo agarre firmemente para que no se me escapara.
— Que estás haciendo, Clarissa. — Dijo aquel hombre, la puerta se abrió lentamente y de allí apareció una silueta masculina, aquel hombre poseía brazos anchos, su cabello era negro con algunas canas, sus ojos parecían no tener un iris. — ¿porque estas en el piso?
— Me caí— mentí, sabía que debía hacer que me levantara y que se fuera de allí.
— Eso ya lo sé. — dijo aquel hombre, se dirigió con pasos suaves donde me encontraba, estiro su mano y agarro la silla, poco tiempo después ya me encontraba de nuevo en mi antigua posición.
La luz se intensifico, me lastimaba los ojos quería que se apagara. Sentí un dedo recorrer por mi mandíbula hasta que la agarro firmemente. La sombra de aquel hombre hizo que lo pudiera ver claramente, era un hombre canoso, poseía más de cincuenta años, cosa que me dio asco y le di un golpe en su nariz con mi cabeza, un pequeño hilo rojo empezó a salir de ella.
—auch. —fue lo único que dijo aquel hombre antes de darme una gran bofetada. Mi mejilla izquierda me ardía, aunque había logrado mi meta, aquel hombre se retiró de aquella habitación.
El pequeño trozo de cristal corto las sogas que me ataban en aquella silla, y pocos segundos después ya me encontraba libre, todo parecía ir bien hasta que no vi salida, la única salida que veía era la puerta, tenía poco tiempo antes que regresara así que vi mis posibilidades de salir por aquella puerta. Las paredes eran de madera, un pequeño holló se alzaba entre una de ellas, era perfecto, y si tenía suerte podría escapar por entre las paredes.
Al entrar en aquella pared esta era muy estrecha, aun así seguí mi camino. Era como un juego, solo que esta vez si perdía me mataría, pero si ganaba obtendría mi libertad. Aquella paredes parecían un gran laberinto, a pocos pasos ya tocaba girar a una dirección, hasta que, el eco de las paredes hizo resonar una horrible voz.
— Se escapó, Azazel ve por ella, eres el único que la puedes encontrar. — dijo aquel hombre, pocos segundos después se escuchó un gran estruendo en algunas tuberías. Tenía poco tiempo, al final de aquel laberinto se podía apreciar una luz, era dorada, no había duda que era el sol. Al llegar a esta se alzaba una gran puerta, en la parte superior de esta poseía unas pequeñas ventanas las cuales hacían que se filtraran aquel dorado intenso. Gire suavemente la manija, la cual no realizo ningún sonido.
Era libre, al dejar aquella casa abandonada corrí. Me encontraba en una gran colina, abajo de esta se hallaba una gran ciudad, sin pensarlo dos veces corrí hacia ella, el sol se alzaba en el cielo, al parecer hace poco había amanecido, las olas golpeaban la costa y el calor era algo insoportable. Aun poseía mi pijama cosa que hacía que me diera más calor.
Al llegar decidí ir a la playa, quería refrescarme un poco. Las personas volteaban a verme, nunca en mi vida me había sentido tan frustrada como en aquel momento, grandes charcos se encontraban en las orillas de las calles, al pasar cerca de uno un gran auto paso a gran velocidad que hizo que el agua se alzara y cayera en mí. Con frio, sin una pantufla, con hambre, en pijama por una ciudad y sin dinero. Sin duda era el peor día de mi vida.
Gracias por la oportunidad de leerla.- julian_almos
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CLARISSA
Mistério / SuspenseCLARISSA, UNA JOVEN LA CUAL QUIERE LLEGAR A SER UNA GRAN ESCRITORA.PERO, EL PASADO ES SU PEOR ENEMIGO. SIN EMBARGO, SE VERÁ OBLIGADA A DESMANTELAR LOS GRANDES MISTERIOS QUE ESCONDE SU FAMILIA Y VENGAR LA MUERTE DE SU PADRE.