Capítulo 13

44 17 0
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aquella mansión resultaba más hermosa desde el interior que del exterior. La luz de la luna entraba por los ventanales dando una tenue luz blanca a algunas habitaciones donde la luz no había sido encendida.

Las paredes poseían un color blanco con algunas líneas de color avellana y en algunos lugares se podían apreciar las arañas que se encontraban en las esquinas.

—Así que hace poco te mudaste—dijo Azriel.

—Sí, compre la propiedad hace poco y pague para que la remodelaran en su totalidad. —contesto Azariel con una sonrisa.

Pasadas algunas horas, Azariel había estado sirviéndonos algunas copas de vino, las cuales estaban espectacular. Decidí pedir permiso para ir al baño, además aquel ambiente se encontraba algo pesado.

Al subir aquellas escaleras pude apreciar todo lo que se encontraba en la sala, la vista desde el segundo piso era hermosa, la gran puerta, el gran salón de baile, la mansión parecía un castillo desde adentro, esperaba algún día poder estar en un baile que se realizara allí.

En aquel piso donde me encontraba, se alzaba un gran pasillo, el piso poseía una gran alfombra roja, sus paredes eran de un color avellana y poseían cuadros seguramente de la familia de Azariel. Aquel pasillo era largo, pero resultaba reconfortante, poseía un aroma a lavanda y las puertas eran innumerables.

Al volver Azriel y Azariel se encontraban viendo una ventana, está dejaba ver el jardín de aquella gran mansión.

—Azriel creo que es hora de irnos. —dije acercándome a él.

—Al parecer si, quiere llover. —dijo él sintiéndome—señor Azariel, ¿podríamos volver algún día?

—Claro, puedes venir cuando gustes, también tu hermosa acompañante.

Sentí como me sonrojaba, aquel joven al parecer era muy coqueto.

—Claro—dije sonriendo— también te esperamos por nuestra casa.

Nos dirigimos a la entrada en donde habíamos colgado nuestras respectivas chaquetas, yo fui la primera en coger la mía y al ponérmela pude notar que algo no era normal en ella. Al ver el interior pude ver un papel, sabía que si lo retiraba de allí Azriel sospecharía, así que cuando se retiró y fue por su chaqueta aproveche el momento para retirarlo, adentro de el estaba escrito en una bella caligrafía el nombre de Azariel, con pequeñas palabras "Puedes volver cuando gustes ".

—¿Esta todo en orden? —preguntó Azriel mientras yo guardaba el papel en el interior de la chaqueta. Volteé un poco mi cabeza y vi como Azariel me daba una pequeña sonrisa. Sonreí, reconfortada.

—Sí, todo está en orden.

—Muy bien, nos veremos otro día señor Azariel.

—No me digas así, por favor, llámame Azariel.

—Muy bien—dijo Azriel mientras se colocaba su chaqueta. Esta era de cuero color azabache, y hacía que él se viera más joven. —Vamos clary.

—Nos veremos en estos dias, Clary. —dijo Azariel dándome un beso en la mejilla.

El día siguiente me desperté muy temprano, últimamente estaba haciendo mucho frio, estábamos terminando octubre, faltaban pocos días para Halloween. pequeñas gotas de lluvia caían, en la parte trasera de la casa se alzaba una gran hectárea de campo, en ella se podían apreciar las sombras de los animales que se encontraban allí, la luz de la luna se reflejaba en el lago, esto hacia que aquella vista resultara tranquilizante, sonreí un poco y fije mi vista una pequeña nube que pasaba por allí, esta era muy blanca y de vez en cuando relampagueaba. Poco a poco la neblina empezó a coger cierta forma humana hasta que de allí apareció un hombre maduro.

El pánico me invadió y decidí salir corriendo hasta mi habitación, no quería despertar a Azriel, pensé que podría ser la sombra, la cual venia en mi búsqueda. Estaba cansada de siempre huir de ella, así que decidí ir de nuevo a la ventana. El hombre ya no se encontraba, la luz del amanecer empezaba a resplandecer en el firmamento.

Más tarde un pequeño sobre apareció bajo la puerta principal, este poseía un papel muy fino y con el un sello que nunca había visto, era de dos águilas entre cruzadas.

— Mira esto, al parecer estamos invitados a una fiesta. — dije con una sonrisa, siempre había querido ir a una, saber que se sentiría llevar un gran vestido.

— Ven, déjame verla. — dijo Azriel extendiendo el brazo. Se la entregue, le hecho una hojeada y a los pocos minutos me la devolvió. — es de Azariel, nos ha invitado a una fiesta en su mansión, es algo raro, apenas lo conocimos ayer.

— Lo sé, pero no podemos despreciarla así— dije tratando de ser comprensiva— puede que llegué el día en que necesitemos de su ayuda.

— Buen punto. — dijo Azriel, levantándose del sofá— bueno, tenemos una semana para comprar nuestros trajes.

— Pero, no tenemos dinero. — dije, sabía que desde que habíamos llegado aquel ligar ninguno de los dos trabajaba, pero Azriel no pensaba lo mismo.

— Claro que lo tenemos, solo déjame que me encargue de esto. — dijo él. No tenía idea de donde sacaba dinero, pero no me preocupe de eso, si mi madre lo había dejado a cargo de mi era porque le tenía demasiada confianza.

— Muy bien— dije retirándome, salí de la casa y retiré mi móvil del bolsillo. Al segundo timbre contestaron.

— ¿Hola? — dijo mi madre— ¿con quién tengo el gusto?

— Hola mamá— dije con alegría, hace mucho que no la veía, tenía tantas ganas de que estuviera en aquel lugar conmigo. — ¿Cómo están?

— Bien, Cariño. — dijo ella con un gran estruendo en la parte de atrás.

— ¿Que ha sido eso? — pregunté asustada, pensé que era la sombra hasta que mi mamá volvió a la línea.

— Solo es tu Tía, está tratando de decorar la casa antes de que llegue Halloween. —sentí un gran alivio. Últimamente estaba un poco tensa por lo que había pasado.

 Últimamente estaba un poco tensa por lo que había pasado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

julian_almos  


CLARISSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora