Lunes. 15:15. Mostrador principal de Starbucks. Brooklyn.
Entro en el local con toda la seguridad en mi mismo que he logrado reunir. No es como si hubiese pasado el fin de semana entero revisando los amigos de Isabelle Lightwood en Facebook. No, claro que no. Sobre todo cuando la chica tiene alrededor de seiscientos, de los cuales aproximadamente la mitad son hombres y una tercera parte de estos son de Brooklyn.
-Un latte con canela para mi cliente favorito. - Siento el calor acumulándose en mis mejillas al tiempo que respondo a su sonrisa de forma tímida, aceptando mi café.
-¿No se supone que no debe haber favoritismos? - Chasca la lengua al tiempo que rueda los ojos. - ¿Nadie me ha oído, cierto? Y confío en que será nuestro secreto. - Me guiña el ojo y río levemente dándole un sorbo al café, notando el toque exacto de la canela que solo él sabe darle. - Dalo por hecho.
¿Sonaré como un acosador si le digo sobre lo guapo que está con ese traje de chaqueta blanca que vi en las fotos de su graduación?¿O sobre lo sexy que se ve en el uniforme del agente Krupke durante su actuación escolar en la popular West Side Story? Si, probablemente, así que debería mantener mi lengua atrapada entre mis dientes antes de decir una estupidez. Supongo que pasarse tres días revisando cada rincón del facebook de un camarero de Starbucks puede considerarse obsesivo y enfermizo.
Levanto mi vaso hacia él en un gesto de saludo y le sonrío de medio lado. - Nos vemos, Alec. - Me doy unos segundos para disfrutar de su cara de sorpresa, encaminándome a la puerta, girándome solo un segundo al oír su voz gritando mi nombre. -¡Ten un buen día! - Sonrío mas y asiento, haciendo un gesto de despedida con mi mano y yéndome de allí mucho mas contento que de costumbre, que ya es decir.
Justo antes de tirar el vaso vacío en una de las papeleras de la calle, me percato que no es mi nombre lo que está escrito en él.
'Tus ojos brillan cuando sonríes...nunca dejes de hacerlo'
ESTÁS LEYENDO
Ten things about you - MALEC
Hayran KurguNo podía parar de mirarlo. Cada tarde, después de las clases, pasaba a por café y perdía las horas observándolo. Pero se acabó. Había llegado la hora de actuar. Serie de pequeños drabbles. MALEC.
