El Sacerdote Rojo

152 21 7
                                    


Beethoven y Chopin estaban en una mesa de la taberna de la ciudad, Beethoven le sacaba brillo a su espada mientras repetía incansable Sacerdote Rojo, Chopin lo contemplaba aburrido.

-Por muchas veces que repitas su nombre dudo que aparezca mágicamente

-Lo sé - le dijo suspirando

-Vamos a ver... ¿Qué sabemos de el?

-¿Que es sacerdote y por lo visto rojo?

-Estamos perdidos...

Una música épica acompañada por unos coros impresionantes empezó a sonar envolviendo las calles de la ciudad, Beethoven se levantó y le dirigió una mirada a Chopin instándolo a acompañarle, salieron de la taberna y se dirigieron nuevamente a la plaza principal, que era de dónde provenía aquella bellísima música. Una orquestra dirigida por un joven vestido de rojo se situaba allí en medio, justo delante del Templo de la Música.

-¿Crees que es él? - le susurro Chopin a Beethoven

-Va vestido de rojo, eso ya es algo

Esperaron hasta el final de aquel concierto, un final triste y épico a la vez, una vez la multitud se disipó casi por completo se acercaron al joven director, antes de poder decir nada, el músico ya estaba delante de ellos, con una sonrisa de oreja a oreja, inclinado hacia delante muy pegado a Beethoven.

"¿El Sacerdote Rojo?, más bien el Sacerdote Loco..." se dijo para sus adentros Beethoven, contemplando como el supuesto sacerdote lo contemplaba con cara de psicópata.

-¡Tú eres Ludwig Van Beethoven, es un placer! - le dijo con una tremenda alegría mientras le estrechaba la mano con fuerza, demasiada fuerza

-Anda, veo que me conoces... - dijo Beethoven fingiendo no sentir dolor en la mano

-He oído muchísimo hablar de ti, me encanta tu música, la amo. Y ya que estas aquí... ¿Podrías tocar algo con el piano?

-Si, por que no ¿Deseas alguna composición en concreto o improviso?

-Improvisa

Beethoven aceptó y se dirigió al piano que allí habían colocado para la orquestra, se sentó y empezó a tocar con rápidos movimientos, pasando de grave a agudo según su antojo, disminuyendo la marcha, volviendo a acelerar, tocando con fuerza. El director de orquestra se alejó mínimamente y cogió un violín, se puso al lado de Beethoven y comenzó a tocar el violín siguiéndole, Chopin los contemplaba estupefacto, era una belleza.

Cuando finalmente terminaron ambos se miraron, satisfechos por la melodía que habían creado.

-Ha estado muy bien - le dijo Beethoven con una sonrisa, era evidente que el sacerdote empezaba a caerle bien - ¿Cómo te llamas?

-Mi nombre es Wolfgang Amadeus Mozart, y por si es de tu interés, lo que tocaba la orquestra era mi maravilloso Réquiem

-Una gran obra, sin duda alguna

-¿Cómo se llama tu camarada? ¿Es mudo?

Chopin lo miró desde la distancia, algo dolido por aquel comentario.

-Se llama Frédéric Chopin, y no, no es mudo, es algo tímido y desconfiado, dale tiempo

Mozart le saludó desde la distancia dando un ligero salto.

-¡Hola Frédéric!

El muchacho se alejó un poco más, el comportamiento de Mozart le provocaba más inseguridad de la que ya tenía, Beethoven se acercó a su querido compañero y le puso la mano sobre el hombro.

-Escucha, se lo que sientes pero si el verdaderamente es el Sacerdote Rojo es necesario que nos acompañe

Frédéric asintió, aunque no le gustaba la idea.

-Wolfgang, ven con nosotros a la taberna, debemos hablar contigo de algo muy urgente

• • •


-¡El Sacerdote Rojo!

Mozart comenzó a reírse descontroladamente, Beethoven y Chopin lo contemplaban.

-¿Lo eres o no? - preguntó Beethoven

-Siento decepcionaros amigos míos, pero no lo soy

Chopin comenzó a darse cabezazos contra la mesa, Beethoven lo rodeó con el brazo para que parase.

-Pero os puedo dar información muy valiosa, se bastante más que muchos de los que viven por aquí - comenzó a rebuscar en una pequeña mochila que llevaba colgada hasta finalmente sacar un libro de poco grosor - aquí dentro esta toda la información que he podido encontrar del sacerdote, no es mucho, pero es mejor que nada

Beethoven cogió el libro y comenzó a ojearlo, buscando todos los detalles fundamentales para poder encontrar al sacerdote, se detuvo en una página en la que había un dibujo del hombre que buscaban. Vestía una túnica negra y estaba encapuchado, de esa manera era imposible ver su rostro, solo parecía escaparse un mechón de pelo rojizo, miró las líneas de abajo del dibujo, hablaban sobre una especie de poder.

-¿Qué es esto de un tal poder? - preguntó señalando las líneas escritas en tinta negra

-Se dice que el Sacerdote Rojo posee el poder de... cambiar el clima... o algo así, no se sabe mucho acerca de eso. También se dice que vive en un fuerte perdido entre los bosques de las montañas Gürgand, y que por esos lugares se parece escuchar el sonido de un violín mientras el tiempo cambia repentinamente. Muchos creen que es una simple leyenda urbana. Además... ¿Para qué necesitáis al Sacerdote Rojo?

-Tiene que ver con algo de una profecía y alguien que se hace llamar el Violinista del diablo.

A Mozart se le cambió la cara al escuchar aquel nombre, se le borró totalmente la sonrisa.

-No puede ser... - susurró - alquilemos una habitación aquí mismo, partimos mañana, no pensé que esto fuese tan grabe...

Beethoven y Chopin se limitaron a asentir, parecían ser los únicos que desconocían aquella misteriosa profecía, deseaban encontrar respuestas pronto, todo era tan extraño...

La décima sinfonía (ACTUALIZADA RECIENTEMENTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora