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Un día cualquiera estaba en Facebook, ese Facebook que mi padre no sabia que tenía, y entonces recibí una solicitud de amistad.

Era de él.

La emoción fue increíble, quería aceptarla de inmediato, pero esperé al rededor de 10 largos y tormentosos minutos para hacerlo.

Y entonces, recibí un mensaje.

-Hola- decía él.

- Hola- respondí

Hablamos casi una hora, el dijo que quería sentarse un día a hablar en persona yo le dije que estaba de acuerdo y de pronto dijo:

-¿Puedo preguntarte algo?

- Si - respondí.

- ¿Yo te gusto? - la pregunta me sacó de balance - porque a mi me gustas.

Por un momento creí que mi corazón se saldría de mi pecho, pero después me arme de valor y escribí.

- Si, creo que también me gustas - y entonces lo envíe.

Con el Pasar de los AñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora