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A pesar que dije que no deberíamos hablar, él lo hacía. Adam me escribía continuamente, habia mensajes en los que solía decir que simplemente tenía la necesidad de hacerlo.

Las veces que quise responderle y hablar fueron infinitas. Pero mi vida iba bien sin saber de él.

Y así decidí continuar porque si mi determinación de no hablar con él flaqueaba un poco, sabía que no iba a haber marcha atrás.

No podía permitir estar cerca de él de nuevo porque la línea entre mi buen juicio y mis sentimientos era delgada. Tenia que irme, dejarlo atrás.

Tenia que olvidar.

Con el Pasar de los AñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora