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Alex, un chico que creí que me gustaba cuando en realidad nunca lo hizo.

Daniel, un chico al que le gustaba, al principio jugué con el, lo se, pero cuando quería intentar algo serio, él fallo, o quizás ambos fallamos, me escribió una gran carta pidiendo perdón, claro que lo perdone pero el poco cariño que había empezado a sentir se desvaneció.

Ferran, un chico tres año mayor que yo, lo conocía desde hace mucho, más nunca habíamos hablado hasta que él se ánimo. El típico chico que en sus tiempos de colegio todas se morían por él, incluyéndome, pero en ese tiempo era una cría, cuando Ferran me habló él iba a la universidad y mi manera de verlo ya había cambiado, aunque por un momento pensé en darle una oportunidad las probabilidades de que funcionará algo entre él y yo eran casi nulas, así que lo rechace.

Alonso, un chico que "conocí" por una amiga, nunca lo había visto en personas, jamás, él me hablo pero era un definitivo NO, demasiado intenso para mi gusto, quería que intentará algo con él sin sentir nada porque tal vez en el proceso podían surgir sentimientos. Yo por experiencia sé que eso no funciona.

Marco, Vladimir, Federico... la lista de chicos con los que hablaba era extensa y no lo digo por vanidad o algo, no.

Todo ese tiempo trate que alguien me gustara, que alguien acelerará mi corazón pero no había nadie, porque el único chico que lograba esos sentimientos en mí lo había dejado fuera de mi vida.

Adam no se iba, sus recuerdos aún calaban hondo en mí y no importaba que tanto quisiera enamorarme de alguien más, no podía.

Esa etapa de mi vida me enseñó algo, un clavo no saca otro clavo, solo el tiempo lo hace.

Con el Pasar de los AñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora