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Si creía que lo peor había pasado estaba muy equivocada.

El infierno se desató.

Descubrir el teléfono y llamar a Adam fue una de las peores cosas.

La cara de decepción de papá, su voz quebrarse, su mirada... me causó un sentimiento indescriptible y lo único que yo hice fue llorar.

Lloré tanto, por Adam, por papá, porque había perdido a dos personas que quería... lloré por mí.

Lloré hasta el cansancio y jamas en mi vida me había sentido tan vacía.

La luna fue testigo de todas las lágrimas que derramé, las noches de agonía fueron interminables y las estrellas las confidentes de un amor imposible.

Con el Pasar de los AñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora