III

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No pude dormir esa noche, es más hace meses que no duermo bien, en mi cabeza existían mil planes para hacer algo realmente grande, también hay cosas que no  puedo entender... 


Tenía mi lugar favorito para desayunar,  pero me dejé llevar por mi inconsciente casi consiente y preferí ir donde había estado la noche anterior, Caesars Palace.

Me senté donde podía observar a todo el mundo entrar y salir, buscaba la excusa perfecta para explicarme porque estaba aquí; a quien mierda quiero engañar, ella es una Princesa, tiene que tener un acceso exclusivo.

Aun así estuve 3 horas esperando y nada, no tuve suerte, quizás nunca más la vuelva a ver, ¿Eso se supone que me importa? ¿Qué mierda haces Frost? Mis pensamientos no paraban de juzgarme, tenía que desaparecer un instante.


Necesitaba distracción, nada mejor que una buena botella y compañía. 

-- ¿En qué piensas Baby?—susurró una Rubia  muy cerca de mi oído, no recordaba su nombre pero eso no era un problema. 

 -- ¿Frost crees que es necesario que estemos acompañados?—Travis estaba completamente incomodo y eso era extraño.


 En realidad no estaba concentrado en lo que estaba haciendo, mi mente estaba en muchos lugares.


 -- Tienes razón, necesito que se retiren --  las mujeres desaparecieron al instante.

-- Estas muy distraído, ¿Te sucede algo? —preguntó Travis, mientras estudiaba mi mecanismo de defensa hacía todas sus preguntas,  no puedo engañarlo con sólo una mirada sabe cuándo algo no anda bien, esas son ventajas de conocerme tanto.

 -- Que tal Bellagio y nos quedamos ahí porque estoy cansado—cambié el tema y  asintió sin decir nada.


Esa noche hice lo que nunca había hecho, beber más de la cuenta, aún no alcanzaba a ser un desastre pero Travis no tuvo la misma suerte, nuestra borrachera era inmensa, al momento de coger el elevador Travis se desmayó que opté por dejarlo en el piso hasta que llegamos a la habitación, que este idiota se haya dormido no significa que la fiesta haya terminado para mi, di un par de vueltas por el Hotel  y volví al bar. 

-- ¡Mi peor pesadilla! —dice una voz irritable y dulce a la vez, una mezcla no tan normal pero agradable al oído.

-- Sólo si lo deseas nena — respondí sin voltear a mirarla.

-- Tu falta de clase es inmensa, en serio lo es-- 3 segundo y ya me odiaba, yo seguía dando la espalda. 

 -- Recuerda que soy un humilde plebeyo alteza, ¿Algo que necesite de mi?— comencé a reir volteando para que ella pudiera verme, su cara era un poema, la verdad me encantaba hacerla enojar porque eso a ella le gustaba, estaba casi seguro de eso.

-- De todo menos humilde y recuerda que soy  una Princesa, no puedes hablarme como si fueras mi amigo porque no lo eres Jaspah-- estaba completamente irritada.

 -- Veo que recuerdas mi nombre nena y tienes razón no somos amigos—susurré e hice lo mismo que la vez pasada, la dejé hablando sola, tengo que admitir que la cara de Eleanor me encanta sobre todo cuando se irrita por no conseguir lo que quiere.

 Decidí sentarme a unos metros de ella, sólo para molestarla, con el paso del tiempo, terminó haciendo cosas despreciables, nada nuevo que no haya salido en D-throned, realmente ella es terrible, si no tienes idea de alguien, es muy fácil, internet te cuenta todo hasta lo que no debe. 


 --¿No te da pena estar bebiendo solo Jaspah?-- y otra vez la tenemos aquí. 

 -- ¿Y a ti no te da vergüenza hacer?...  en fin no deberías estar con tu grupito de depravados ricos  y dejarme en paz, Princesa—  soltó una carcajada, no tuvo tiempo para responder,  porque todo quedó en silencio, sólo se oían gritos y disparos, ella comenzó a temblar, tomé su mano y corrimos para escondernos,  fueron los 15 minutos más incómodos sintiendo su cuerpo junto al mío, ella se veía tan débil, tan pequeña y frágil que algo cambió en mi, ella tiene un olor único, ella es un sueño.


Ella es perfecta para mi plan.

Jasper FrostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora