Jasper Frost

XI

Me sentía tan sólo, no tenía a nadie, Travis llevaba 3 semanas enojado conmigo pero lo entiendo, yo hubiera hecho lo mismo, ya no tenía trabajo, estaba realmente aburrido.

Era una noche bien fría y decidí ir a Bellagio, desde mi lugar podía ver a Travis trabajando e ignorando mi mirada, no entiendo en que momento nos convertimos en tanta mierda, vivir de lo que robamos a otros, primero culpo a mi Padre y después me culpo a mi mismo por no querer salir.

beber  whisky solo no era divertido,  volví a casa, ya no había nada más para mí en ese lugar, todo el mundo al que alguna vez conocí me dio la espalda, cosa que no me importa en lo absoluto.

  Mientras caminaba observaba las luces del Hotel, pensando si estaba haciendo lo correcto,  un golpe me bloqueó por completo cayendo al piso, 5 hombres que no pude identificar me golpearon hasta cansarse y luego huyeron.

Después de varios intentos logré levantarme e ir a casa, mis ojos estaban rojos de sangre al igual que mi cara, este era mi Padre, conozco su forma cobarde de dar lecciones y esta era una.

Me despertó el sonido del timbre, observé mi rostro en el espejo del pasillo, mi cara estaba hinchada,  lucía como una mierda.

 -- ¿Que mierda haces aquí?—grité, ella quedó paralizada,  mierda esto era lo ultimo que me faltaba. 

 -- ¿Que te pasó?— preguntó e intentó tocarme. 

-- No deberías estar aquí Len — susurré, esto era demasiado peligroso. 

 --¿Donde están tus guardaespaldas?—pregunté sorprendiéndola. 

-- Estoy sola Jasp...--  di un golpe a la pared que la hice saltar de susto. 

-- ¿Me vas a decir lo que te sucedió? — susurró muy bajo escondiendo la mirada. 

-- No – respondí, no insistió y agradezco eso,  tenía que ser cuidadoso, no podía dejar que los hombres de Vicent vieran a la Princesa o ellos vendrían por ella. 

 -- Tienes que descansar -– susurró, acariciando mi hombro, su voz es tan dulce, me ayudó a volver a la cama, hablaba de cosas que no escuché porque no podía dejar de mirar su cuerpo. 

-- ¡Quítate el vestido!-- la interrumpí, se quedó en silencio sorprendida.

 -- ¿Casi te matan, apenas puedes caminar y quieres follarme?— verla sonreír es algo muy lindo, ya que no lo hacía constantemente. 

 -- Te necesito-- susurré, su sonrisa desapareció, se puso de pie y dejó caer su vestido, disfrutaba la vista, porque es realmente sexy y yo estaba desesperado. 

--Tranquilo, yo lo haré – dice besando mis labios.

Logró desnudarme,  me dio una ronda de besos desde mi abdomen hasta abajo, eso hizo que me estremeciera bajo su lengua, sus movimientos eran suaves para no dañarme,  no podía estar más a gusto con ella, Len es una persona maravillosa, no aguanté que tuviera el control sobre mí, la giré lo más rápido que pude quedando detrás de ella, sufrí de dolor y pasión a la vez, tomé su cabello con todas mis fuerzas para mantenerla inmóvil, me estaba rindiendo, mi cuerpo dolía pero podía soportarlo. 



El segundo día con Len en casa fue lo mismo, sexo, películas, sexo, comida, sexo, sexo mucho sexo.

Al tercer día,  ya me sentía mejor, mis marcas  habían disminuido, Len es muy divertida, lamentablemente todo lo que queríamos hacer terminaba en sexo y eso era increíble.

Ella quería salir,  no podía retenerla más,  quería ir al cine como la gente normal, tener una cita como en las películas, cosa que  nunca había tenido y yo tampoco.

 La llevé a mi lugar especial para desayunar,  fuimos al cine,  estaba tan feliz, nunca había caminado tanto pero con ella nada importaba. 

-- Frost—oí una voz, lo primero que hice fue esconder a Len detrás de mi. 

 -- ¿Que pasa Jaspah?— no sabía que responder. 

 -- Nada, todo estará bien—le mentí,  Vicent  nos había encontrado.

 -- Miren a quien tenemos aquí, mi orgullo de hijo y su  nueva novia –- Vicent aplaudió. 

 -- Tu problema es conmigo, solo déjala ir-- Len estaba temblando, estábamos rodeados. 

 -- Por ningún motivo,  yo la quiero a ella— se burló, e hizo una señas para que apuntaran sus armas. 

 -- ¿Que esta pasando?— susurró Len, cada vez se acercaban más a nosotros.

-- Yo te explicaré Princesa, ahora tienes que estar tranquila porque no te haré daño— Vicent estaba feliz. 

 -- ¡No la toques!— grité, apretando su cuerpo al mio, pero era inútil, mi Padre tenía miles de hombres, intenté defenderme pero me golpearon entre todos, oí los gritos de Len que cada vez estaban más lejos, hasta que todo quedo en silencio y vi oscuridad.