Jasper Frost

V

Era difícil poder llegar a la Princesa, después de ese ataque planeado por mi Padre, su guardia personal había aumentado de 3 hombres a 8.

Sentía lastima, todo el mundo a su alrededor se estaba divirtiendo pero ella no, su mirada estaba perdida, puede que sean las drogas o de verdad la Princesa está vacía por dentro.

Me dedique a observar todas las estupideces que hizo esa noche, la forma en que se trasforma es impresionante, puede estar muy feliz y de momento toda esa felicidad desaparece.

-- ¡¡Princesa!! – grité para que pudiera verme y  sus guardias  me dejaran pasar, ella me miró enojada, pero aún así permitió mi ingreso. 

-- ¿Que Mierda quieres?— preguntó  tambaleándose, cayendo en mis rodillas.

 -- Creo que estás muy ebria Princesa—  no lograba mantener el equilibrio.

 --Creo que ese no es asunto tuyo —se dirigió a la pista de baile, sus movimientos eran increíbles,  no dejaba de mirarme mientras acariciaba su cuerpo, de un momento a otro desapareció, la busqué durante unos minutos pero una rubia jodidamente sexy se robó toda mi atención.

  -- ¿Que haces con mi guardaespaldas perra?— gritó la princesa, ambos quedamos  en silencio, no entendía que pretendía.

-- Lo siento Alteza no sabía que era su guardaespaldas— se disculpó, soltando mi mano. 

 -- Yo tampoco sabía— me burlé. 

 — Te vas—dice moviendo su mano y la rubia desapareció. 

 --¿Lo disfrutas Jaspah?—preguntó sin mirarme, sólo sonreía mirando la barra, por sus ojos me di cuenta que había consumido cocaína, esta chica estaba perdida. 

-- ¿Que mierda fue eso Len?— y ésta vez  presioné su brazo poder ver su rostro, su sonrisa desapareció. 

 -- Nunca me habías dicho Len— su tono de voz fue muy dulce,  eso me sorprendió.

 -- ¿Te gustó?--  me acerqué a ella sin dejar de mirarla. 

 -- Tienes que decirme Alteza o Princesa, no soy tu amiga,  tienes que entenderlo—  le gusta desafiarme.

-- Y tu entiende que yo no trabajo para ti, te agradecería que no me espantes al posible sexo de esta noche— me aparté de ella, necesitaba tomar aire fresco.

 -- Sácame de aquí Jaspah, no quiero estar aquí— me detuvo y no pude continuar.

-- Tienes mucho personal a tu servicio, que te lleven ellos—  grité, su mano se juntó con la mia. 

 --¡Por favor!— suplicó,  creía que estaba soñando, había imaginado que la Princesa podía decir muchas palabras  pero un ''Por Favor'',  jamás, pensé muchas cosas en ese momento, su  debilidad es mi gran oportunidad.

-- Vamos–- no solté su mano y  desaparecimos entre la gente, aquí empieza mi juego.


 --Esto es muy lindo para ser un humilde plebeyo Jaspah—su sarcasmo en ocasiones no me molesta.

 --''Humilde'', esa palabra nunca debí mencionarla— me disculpé entregando una copa de vino, conversamos mucho sobre licores , ella  habló de su padre el Rey de Inglaterra, yo le conté lo maravillosa que era mi madre, solo en mi imaginación por supuesto, nos bebimos una botella de vino y ella quiso jugar a las cartas, pero esta vez sin dejarla ganar.

 -- Muy bien Princesa pero esta vez las reglas cambian— estaba esperando que se marchara pero no lo hizo, asintió inmediatamente. 

 -- Me dejaré sorprender  Jaspah—susurró sin apartar sus ojos de los míos.

 -- Si mi carta es mayor, tienes que sacarte una prenda de vestir y si me ganas yo también tengo que hacerlo, ¿Que te parece? — su sonrisa desapareció, nunca se me había ocurrido hacer esto antes, será realmente increíble.

-- ¡Acepto!—bebió  su copa sin  dejar nada.

La deje ganar hasta que ya no tenía más ropa, sólo me quedaba la ropa interior y parece que ella disfrutaba mucho eso.

--¡Quítate el vestido!—ordené mostrando mi  A,  ella obedeció de inmediato, sólo nos quedaba la ropa interior,  mi cuerpo ardía intensamente, pero este no era el momento, mostré otra A y ella quedó completamente desnuda para mí, su personalidad es impresionante, estaba desnuda  y no la avergonzaba en absoluto,  decidí desnudarme para ella de la misma manera, podía ver la lujuria en sus ojos,  humedecía sus labios cada vez que  miraba mi erección, jugamos con fuego y estábamos a punto de quemarnos.

-- El juego llega hasta aquí Princesa, tus guardaespaldas deben estar como locos buscándote y esto no tiene sentido por... -- no alcancé a terminar.

 --¿Quien mierda te crees?—  gritó y comenzó a golpearme,  bueno quizás me lo merezco.

 --Princesa yo...-- intenté hablar pero no escuchó.

--No puedes hacerme esto, no a mi— me amenazó, estaba muy frustrada,  hasta el punto que sus ojos se llenaron de lágrimas, eso me hizo sentir mal, intente calmarla pero me dio un golpe tan fuerte que me dejó en el piso, y  desapareció.

Necesito una ducha bien fría, ella no era la única que estaba caliente y frustrada, yo también.