Capítulo 4 - ¡Vaya susto!

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Cuando desperté me encontré tirado panza arriba mientras una lengua áspera me raspaba la cara. ¿Maxi estaba allí? No era posible. ¿Nos había seguido?

Me giré con esfuerzo y pude adivinar el cuerpo de Óscar echado a mi lado y a alguien que le sacudía gritando su nombre y el mío

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Me giré con esfuerzo y pude adivinar el cuerpo de Óscar echado a mi lado y a alguien que le sacudía gritando su nombre y el mío.

Esa voz... ¿Era Sara-Li? ¿Sara-Li y Maxi? ¿Pero cómo habían llegado hasta allí?

Aparté a Maxi de mi cara antes de que me la desgastara sin remedio e intenté incorporarme, pero un latigazo de dolor en la cabeza me convenció de que era mejor quedarme de rodillas.

Sara-Li me vio moverme y se acercó enseguida.

—¿Qué ha pasado? ¿Cómo nos habéis encontrado? —le pregunté cuando la sentí a mi lado.

—En cuanto os alejasteis un poco les dije a papá y a mamá que me iba a buscaros, pero solo me dejaron venir con la condición de traerme a Maxi —explicó—. Cuando vi que avanzabais despacio, supuse que estabais buscando algo y me imaginé que no me ibais a dejar ir con vosotros, así que decidí seguiros en silencio, sin que me vierais —añadió.

Hice otra intentona de abrir los ojos y esta vez pude hacerlo sin marearme. No debía de tener muy buen aspecto, porque Sara-Li me miraba con expresión asustada.

En ese momento, Óscar se movió e intentó incorporarse, pero, como me había pasado a mí antes, tuvo que quedarse de rodillas esperando a desatontarse un poco, mientras un gesto de dolor cruzaba su cara.

—¿Qué ha ocurrido...? —preguntó mi hermano vacilante—. Yo solo intentaba tocar la piedra y... lo último que recuerdo es una luz verde y salir volando por el aire.

—No lo sé —dijo Sara-Li—. Desde donde yo estaba, no podía ver el fondo del agujero.

—Pero creo que escuché un ladrido justo antes de la explosión. ¿Era Maxi? —pregunté yo.

—Sí, al final se escapó corriendo hacia vosotros —respondió nuestra hermana—. Pero cuando estaba a punto de alcanzaros, un fogonazo verde surgió del cráter y los tres salisteis volando y caísteis aquí fuera.

Óscar intentó incorporarse de nuevo pero, con un gruñido de dolor, volvió a encogerse.

—Yo me acerqué al momento. —continuó Sara-Li— y Maxi se recuperó enseguida, pero a vosotros no conseguía despertaros. Habéis estado varios minutos inconscientes —añadió con gesto preocupado.

En ese momento, Óscar consiguió por fin abrir los ojos y nuestras miradas se cruzaron. Después miramos hacia el cráter y al instante supe que estábamos pensando lo mismo. A cuatro patas porque todavía no podíamos andar erguidos, nos acercamos al borde del agujero y miramos dentro.

La explosión había hecho el cráter más grande y profundo, pero la roca ya no estaba y en su lugar solo quedaban pequeños fragmentos que cubrían el fondo.

—¿Y ahora ha desaparecido? —dijo Óscar sin quitar la vista de los restos.

—¿Qué es lo que ha desaparecido? —preguntó Sara-Li, colocándose a nuestro lado.

Intenté incorporarme y esta vez lo conseguí, aunque tuve que hacerlo muy despacio. Óscar me imitó y los dos rodeamos a nuestra hermana que insistió.

—¿Qué encontrasteis en el cráter?

Nos miramos un momento y estuvimos de acuerdo en que, después de lo que había pasado, no podíamos ocultárselo.

—Ayer, cuando subimos a la colina, vimos caer algo del cielo. Parecía un meteorito y calculamos que tenía que estar por esta zona. Si se lo decíamos a papá y a mamá, no nos iban a dejar venir, así que montamos lo de la excursión para poder encontrarlo —dije.

—¿La historia de la excursión era para eso? —preguntó Sara-Li sorprendida—. ¡Cada día estáis más tontos! —añadió meneando la cabeza.

—Al llegar aquí había una roca en el fondo del cráter rodeada de una especie de luz verde que palpitaba —continué sin hacer caso de su comentario.

—Nos acercamos y yo intenté tocarla —prosiguió Óscar—, pero entonces, explotó. Bueno, no sé si fue una explosión porque no hizo ningún ruido, pero ese fogonazo de luz verde nos mandó por los aires.

—Y ahora solo quedan esas pequeñas piedritas que ves en el fondo —concluí.

Sara-Li se quedó un momento pensando, aunque enseguida nos miró y dijo en un tono que no admitía réplica:

—Tenemos que volver y contárselo a papá y a mamá. Noles va a gustar nada que no se lo hayáis dicho antes —observó—. ¡Y vámonos ya,que llevamos un buen rato aquí y seguro que estarán empezando a preocuparse! —añadiómuy seria.    

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Las aventuras de Txano y Óscar - La piedra verde (#Wattys2017)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora