Delight 💊《ʏᴏᴏɴᴍɪɴ》 《ᴋᴏᴏᴋᴠ》

ㅈ 💊

Ese día Yoongi supo que Jimin estaba destinado a el.

Ese pequeño de cabello castaño claro era y debía ser su Omega, su Alfa pequeño había chillado de alegría en cuando vio a Jimin extendiéndole la pequeña Peonie de color rojo vino pero no había querido verse tan emocionado esa vez.

Yoongi de ese entonces once años le había pedido a sus padres que investigaran sobre ese niño todo lo que era posible, era hijo único y tenía unos padres que prácticamente le cumplían todos sus deseos.

Es por eso, que una semana después de que Siwon diera su gran fiesta Yoongi ya se encontraba frente a la puerta de la casa que era del Omega.

Jimin vivía en una casa mediana, de dos pisos con grandes ventanas y de color crema. Había un jardín pequeño que tenía un camino de piedra de terracota que conducía a la casa y un pórtico de madera que Yoongi encontró acogedor.

-Estas seguro de esto hijo- le había dicho su madre estando aun en el auto.

Aquella Omega que le había dado la vida quería lo mejor para su hijo y siempre vería por su felicidad, pero sentía que todo era muy precipitado.

-Si Omma. Jimin es para mi... Su Omega es el de mi Alfa... Yo quiero a Jimin para mi-

-¿Lo quieres?-

-Sí-

-Entonces podemos dártelo- el padre de Yoongi entró a la conversación -Di cuando y lo tendrás en tus manos-

Yoongi negó.

-Appa, Jimin no es un juguete como los que me compras, el es mi Omega y Quiero que Jimin se enamoré de mi...-

-Muy bien pequeño, entonces haremos esto a tu estilo- comentó la mujer con una leve sonrisa en sus labios.

Él pequeño miró a su padre con aquella fina y gatuna mirada, demostrándole a su padre que a pesar de haber presentado hace unos meses atrás Yoongi y su alfa estaban trabajando juntos y parecían tener una conexión que se haría más fuerte a medida que pasará el tiempo.

Su padre asintió -De acuerdo... Lo haremos así-

La puerta del auto fue abierta por el conductor designado y Yoongi bajo como siempre, con el mentón arriba y una fuerza en su mirada que hacía a los mayores estremecer, de grande iba a tener una fuerza para manejar la empresa que ni su padre creía imaginar.

Fue el primero en bajar y en avanzar hacia la entrada de la casa.

Sus padres le siguieron detrás de él, pero con unos pasos de distancia, se encontraban expectantes ante las acciones que su hijo estaba haciendo. A esta edad, no cualquier pequeño alfa era capaz de tomar tales decisiones.

Yoongi se paró frente a la puerta, acomodo el cuello de su camisa de manga larga y reajusto el saco gris que traía consigo que hacia juego con sus pantalones, no estaba nervioso pero la ansiedad tapaba sus poros.

Tomó aire por la nariz inflando su pecho y empuñando su mano para tocar la puerta.

El lobo aun pequeño de Yoongi aúlla agudo dentro de el y pega brincos por la emoción.

El pequeño Jimin ha abierto la puerta. Más bajito que el, con un camisón azul pastel que cubre hasta las rodillas gorditas del pequeño y sus pequeños y abultados labios rosa palo que se hacen llamativos a los ojos de Yoongi.

-Oh...- dice un Jimin confundido viendo a Yoongi y tratando de saber que hace él aquí.

-Minnie... ¿Quién es?- gritó la madre desde adentro.