2.

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Catalina.

Habia despertado por la dulce voz de Renata, aunque entonces se lo agradecí.
Estaba estremecida y descansando en su pecho. Era lo mejor que me pasó. No paraba de mirarlo, él dormía. Queria despertarlo y decirle lo mucho que lo amaba.
Mientras tanto, el segundo mensaje de Renata sonó:
* [...] son las... 10:30 y... ¿aún... *

Apenas oí, desperté de mi sueño.
- ¡Ey, cariño!- Hablé a Allan, moviendolo del barzo. Aunque él se quejó y se acostó de lado.
-5 minutos más...- Pidió, cómodo desde donde estaba. Entonces miré el reloj y pensé que en cinco minutos podría explotar el mundo. Asi que me paré y me fui hacia su lado de la cama, tomé el vaso que estaba en la mesita.Y lo tiré concientemente.

- ¡Ey ¡¿Qué haces?!- Despertó por fin, asustado. Le avisé sin más sobre los vidrios, fui a buscar una escoba y mientras tanto, hablaba:
-¿Que que hago? Intento salvar tu vida. Tu madre se entera que pasaste la noche en mi cama. Te mata.

- Pff, vamos, ¡no exageres, linda!

-Tu sabes que yo sé que es así.- Confesé al reir y dejar a un lado de la habitación los vidrios. El rió conmigo, y me abrazó.

- te haré un rico desayuno y te iras a tu casa ¿oiste?- Aclaré, mientras él miraba al universo en el piso e intentaba despabilarse.
Allan y yo nos conocimos en el bús, nos buscamos y hoy somos lo que somos. Aunque el tenga 17 y yo 19. Mamá (si es que la puedo tratar asi) me dejó libre a los 18. Agradeciendo que,por suerte, se esforzó en ir a visitarme para mi graduación. Con su cara de desprecio, siempre. Somos como diez hermanos, solo que los otros ocho desaparecieron. No sé si por ella, o por el ciclo de la vida. Viviamos en Richard desde que tengo memoria, por que uno de sus tantos novios le regaló la casa. Aunque más que para ella, con el paso del tiempo se convirtió en nuestra, mi hermana pequeña, Ambar, y yo.
La primera vez que mamá nos dejó solas, tenía 9 años. Y mi hermana apenas un año. Ella salió de noche y volvió a la tarde del dia siguiente.
Ambar era pequeña, por lo que pensé que, mamá, la había dejado con la abuela.
Y entonces me olvidé de ella.
Ella, quien estaba intentando sobrevivir afuera, donde habia una tremenda nevada. Mi madre la dejó a la mañana temprano ahí mientras fuamaba y luego de seguro se olvidó al igual que yo.
Pasó como cinco horas ahí afuera. Un vecino la escuchó llorar, me avisó y la llevamos al hospital. Aunque era tarde. Había muerto de hipotermia.
Y nunca, realmente, NUNCA pude perdonarme a mi misma de eso.
Mamá siempre fue de irse y volver de vez en cuando. Tendría que heberme dado cuenta. La amaba a la pequeña. Hasta ese dia, la cuidaba como oro. Pero sin embargo, la perdí.
Ese mismo dia conocí a la luz de Renata. Ella me a ayudado bastante estos últimos años. La amo de verdad y... ¡Cierto! debí avisarle que hoy teniamos clase por la tarde, aunque seguro ya se fue.
Tan solo la llamé para asegurarme.

*Oh, mira quien decidió aparecerse*

*Disculpa debí decirtelo antes*

*Te parece?*

*Lo lamento, pero... * Entonces me acerque al celular, mire un segundo detrás mio donde se encontraba, Allan, tomando su desayuno tan distraído como de costumbre. y volvi con Renata a decirle:

*Estoy con él... * murmuré.

* Aaah, y tú...*

* Claro, idiota, si no porque crees que amaneceria en casa * Contesté sabiendo a que se refería, era obvio, solo queria saber si hubo más que solo besos con él, era el amor de mi vida como no hacerlo.
Ella de repente se quedó callada, casi sin respiro, y me dijo de la nada:

* Ahora mismo voy para allá* y colgó. Yo no hablé, ni un si ni un no.
Simplemente la esperaría, en su voz se oyó tan segura, que no me atreví a decirle "no".

Me quedé mirando al teléfono un segundo hasta oir hablar a Allan:

- Cariño, gracias... - Me dijo al besarme- por todo, muy rico tu desayuno. Debo irme ahora mismo, pero mas tarde volveré.
Yo le sonreí paciente, y exclamé:
- ¡Si es que la otra te deja!- Y luego reí. Me miró al comienzo de la oración a punto de quejarse queriendo saber de donde saqué "Tremenda barbaridad" pensando que me referia a alguna "amante" aunque luego se alivió, al darse cuenta que trataba de su mami. Se acercó a mi al apoyar su barbilla en mi frente y murmurar:

Nunca te dañaría.

Mi confianza en Allan, era extema, muchas personas me dieron la espalda, hasta mi propia madre. Hasta que conocí a Allan y Renata. Personas que admiro por haberse quedado después de realmente conocerme. Personas que valen la pena. Por eso cada vez que Allan hablaba de jamas dañarme, le creía. ¿Saben? El es mi primer amor, mi primer beso, mi primer mirada, mi primera vez. El es eso. Y estoy feliz de haberlo conocido.

He's End.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora