24.

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Catalina.

Era gracioso, ninguno de los que estaban acá se podían imaginar lo que mi pequeña mente maquinaba cada segundo.
Tan solo pasé dos días y ya conocía el escape de aquí.
Tan fácil:
En la cocina saben dejar las prendas de los enfermeros, simplemente debía hacerme pasar por uno; es que es tal la enormidad de este internado que nunca nadie sabrá con exactitud si soy enfermera o no.
Y asi fué, con mis manos temblando, caminaba con la tarjeta de reconocimiento como collar,  con mi supuesto nombre ,"Carina". Pasé por recepción.
Y le dije "mi" nombre a la pobre señora que seguro estaba pasando por medio de la senectud y que por suerte veía con sus lentes de doble aumento.

- ¿Carina? ¿Eres tú querida?-Preguntaba al acercarse mientras acomodaba sus gafas.

- Si... Soy yo... E-Elisa, ¡Elisa, ¿Qué  cuentas?!- Intenté adivinar su nombre hasta que luego lo leí en su broche del lado izquierdo.

-Yo muy bien cariño, ¿Ya te vas a comer?

- Si, mis tripas resuenan de tanto hambre.

-¡Pero si acabas ir!

-Em, si, pero ¡Me quedé con hambre!-
Asi y todo me dejó salir, ¡Ay por favor! Ni que fuera una Famélica.
Salí del manicomio por fin, y corrí a la parada del bús,  esta vez funcionó,  justo había llegado y subí.

_¿Seguro lo harás?_Me pregunté al mirar por la ventana recordado esa vez que nos conocimos, esa vez que nos amamos y que era todo perfecto.

_Si, él vivirá mejor con Catalina, conmigo_ Y de pronto esa voz dentro mío se calló para darle lugar al temor.

Tu vida se caerá sin ella.
Allan te odiará.
Todo estará peor de lo que imaginabas.

Mis manos seguían efervescentes, mi cabeza me mataba, estaba decidida a hacer esto por amor, yo no seré mamá, yo no quiero estar con nadie más que con Allan. No importa lo que hizo, es que creo que perdonar salva vidas. Y quiero salvar la suya.

He's End.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora