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Catalina.

El doctor antes de irse me examinó y con eso me afirmó que todo estaba bastante bien. Y que a la mañana siguiente me darían de alta. Estaba ansiosa, quería matarla, nunca planee nada así y creo que siendo mi primera vez me saldrá todo perfecto. Amaba a ambos y por eso quería protegerlos de ellos mismos antes de que se dañen si es que están juntos. Hay algo dentro mio que me grita que no lo haga, ¡Pero realmente no me interesa!.

_06:35 AM_

Ya estaba saliendo del hospital, me quedé un rato tomando café y rayando una servilleta de papel que había en la mesa; planeando mi entrada y salida completamente discreta a la casa.
Era todo perfecto.
Dejé unos cuantos billetes ,al irme, en la mesada y caminé a la parada del autobús.
Una hora, qué se sintió como si hubieran pasado cuatro.
Si, si "Era todo perfecto" ¡Pero es qué no pensé en eso!. Malditos humanos, con sus malditos cerebros. ¡Siempre olvidan todo!...pf, y yo soy parte de eso.
En fin, había llegado después de todo.
Apenas entré a la casa camine una cuantos pasitos hasta arriba, me asomé a la habitación de Renata la cual estaba abierta, y...¡Sorpresa! No había nadie. Solo una simple cama con sus sabanas celestes cielo desordenadas. ¡Ah! Y sin olvidar la ventana abierta con su hermosa luz del día...Puaj no soporto esto. Caminé un poco más y...¡Paren! No estaban, ellos no estaban.

¡Aborten! ¡Aborten!
Plan B, ¡Directo al Plan B!

Oh cierto, no había plan B. Todo es... Un desastre.
Mi locura colapso. Bajé con la sangre a flor de piel, me serví una copa de vodka, tomé lo que quedó en la botella y a lo que quedó de ella termino en el suelo , vidrios rotos y más: mi mano desangraba. Me mojé un poco bajo la canilla. Me mareé y a los pocos segundos terminé acostada en la cama de Renata y con mi corazón latiendo como el de un conejo.
Me paré después de todo. A casi nada de vomitar y bajé, la casa era un caos todo desacomodado, parecía la casa del Yoni después de ser allanada... ¿No? ¡Vamos! Estuvo bueno.
En fin, empecé a dar vueltas sin sentido en medio de todo el desorden y de la nada entra Renata.

***

Siempre fue completamente odioso para mi la idea de que no me creyeran, Renata lo sabia pero no lo evitaba,  me había servido agua y para ignorar la estúpida e irresistible presencia de Allan, el me ignoraba a mi por completo y eso era peor, no pensé que sería bueno atacarlos de la nada ahora así que para contener mi furia no pare de tomar, conciente del dolor de vejiga más tarde. No lo soporte tenía  que irme. Ella me habló, ni siquiera pense en qué hubiera querido decir pero solo pensaba en escaparme de ahí  y nada más. Me sentía como adolescente  en medio de un cumpleaños de algún  pequeño primo.
Caminé un par de calles en dirección contraria a la de mi casa. Hasta que me topé con un Taxi, tenia algo de cambio en casa quizás con eso me alcance.
Después de todo, llegué y me di cuenta que caminar me hacia bien, me ayudaba a despejarme y a poder olvidarme de mis problemas.
Entré a casa y lo recordé , no sólo porqué es inevitable si no que también porque la mitad de la alfombra estaba manchada en sangre, mucho asco no me dio ,parecía vino, la tomé entonces la doblé y la metí en una bolsa para tirar. ¿Saben qué?  Estoy arrepentida, me dañé por algo tan idiota,  y yo pensé que ya cumplí los 19, pues parece que no. Que apenas tengo 14.
Y si, la idea de matarlos se borró de mi mente junto a los pensamientos y sentimientos, en eso que examinaba mi vida , oigo la puerta.

-¿Señorita Cooper?- Preguntaron del otro lado, me asomé por la mirilla y un hombre vestido de enfermero estaba esperándome, me pareció extraño, pero súpe de inmediato que seguramente buscaban a la loca del pasillo, no sé con certeza quien será pero últimamente hablaban mucho de ella.
Abrí con seguridad y una simple sonrisa.
- Aquí estoy- Afirmé y de repente vi como su mano se acercó a mi brazo y me trajo consigo. Me dió vuelta y me trajo hacia su...uhm qué sexy...

-¿Seguro no me quieres violar?- Pregunté , es que esa postura ya me había dado la temperatura ,saben.
El se quejó y me llevó tan tranquilamente hacia el elevador y en eso se me ocurre:
- ¿De dónde eres? ¿Porque me tomas así?¡No entiendo!- suspiró al oírme, lo habitual, como agotado y contesto sin ganas:

- Te llevaré a un loquero ¿Esta bien?- ¡Puta Madre, ¿Que pasa con mi vida?! Comencé a forcejear como pude, lloraba y pedía ayuda y empezaron a salir los vecinos, a asomarse para saber que pasaba, una vez viendo esto grite indignada :

-...¡Hagan algo malditos Mancos!- mandé a mala hora por el simple hecho que ya estábamos subiendo al ascensor. ¡No! Había perdido la partida, que clase de demente soy. Me había rendido, el manicomio no era mi lugar, mi lugar era estar a su lado.
Pero era tan imposible.

He's End.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora