11.

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Renata.

En fin, me quedé viendo una película yo sola.
Realmente sentía un amor extraño hacia Sebastián, no era tan exagerado ni tan pasivo o quizás, liviano, si no era un amor... ideal. Del que no dependo aunque si confíe.
De la nada, hablando de Roma... oigo el ruido de la puerta. Y supe quien era.
Ese buzo negro, ese peculiar buzo negro.
- Entra- Invité.
- ¿Qué hacías?
-Me quedé viendo la película sola... ¡Ya que tú te decidiste a irte y mágicamente volver!- Y luego reí; de repente me abrazó y al oído me dijo:
-¿Puedo confesarte algo?

-Claro.

-Si, si estoy enamorado de ti- Sonreí.

-Yo igual.- Hablé al traerlo en frente mio sin quitarle las manos de encima. Inmediatamente me fui hacia el sillón y el me siguió. Nos sentamos ambos y mientras seguía viendo la última parte de la película, el me habla en voz baja y pregunta:

-¿por que me negaste asi?

-¿Asi cómo?

-Iba a besarte ¿Sabias?

- Lo lamento, no puedo besar a alguien que cuando vuelva a su casa irá a besar a otra ¿sabes?

-Renata,  desde que te conocí eres la primera en mi mundo entero. Asi que no entiendo porqué te comportas así. 

-Porque es la verdad.

- Corté con ella.- Confesó. Solté la palomita que justo mi iba a llevar a la boca y lo miré directo. Sus ojos brillaban mientras me sonreía esperando algo de mi.  Lo abracé feliz y luego le dije:

-Osea que...
-De allí vengo.- Volví a abarcalo aún más fuerte y apenas nos separamos, sucedió, me besó. Lo besé. Fue mutuo.

Se quedó a dormir en casa, no pasó nada. Lo sé porque desperté temprano, Papá estaba abajo tomando un café mientras leía su diario.

- Buen dia, amor- Me saludó al verme.

- Pa...- Iba a decirle, Pero me cortó con esa misma frase que soltaría yo.
- ¿Hay un chico durmiendo en tu cama,  no pasó nada en toda la noche, asi que no debería hacerme problema y que es el amor de tu vida? Si, lo sé apenas llegué los vi y recordé a tu madre y a mi. No temas hija, cuando despierte lo llevaré a su casa, Tu ve tranquila al salón- Me dijo, le dí un último beso en la frente al agradecerle y salí.
Caminé hacia la parada del bus a tomarlo, con suerte llegó temprano. Apenas llegué al salón, vi por las ventanas enormes de vidrio que Catalina no estaba. ¿Como lo supe? vean, llegué muy temprano, ni siquiera estaba la Señorita Thomson. Solo se veían tres chicas sentadas con esa cara de cansancio terrible. Miré un poco más intentando ver si Catalina aparecía de la nada. Aunque no.

- ¿Qué tal chicas?- Ninguna contestó. Suspiré, me senté a su lado y llamé a Catalina. Tampoco contestó.
Esta mañana, apenas desperté le mandé un mensaje pero me fijé y directamente lo había leído, aunque solo eso.
Al final, La Señorita Llegó, la mitad de la clase también . Y comenzamos. No eramos tantas, la lluvia y mal tiempo no permitió que muchas de las chicas vinieran. Dimos vueltas, saltamos: bailamos en sí. Por suerte, salió perfecto. Thomson nos felicitó por esto.
Al terminar la clase, la cual adelantamos su final por la tormenta, me quedé llamando a mi Padre.

- ¡Por fin!- Grité al oir su voz del otro lado del teléfono.

*¿Qué necesitas? *

*Pa... ¿Vendrás a buscarme? *

*Em... si, pero yo no*

* ¿Porqué? *

*¡Hasta luego!* Cortó. No me preocupaba, para nada, pero es que presentía algo raro. La voz de papá llamaba mi atención. Aunque después de todo nos quedamos Ambar:  una estúpida arrogante, que me miraba de pies a cabeza y luego revoleaba sus ojos. Y yo. Esperando a nuestros padres. Ella buscaba los BMW con una patente en particular y yo un usado C4. En eso pasa uno queriendo estacionar en frente nuestro, yo miraba y miraba. Me sonaba conocido ese color Champagne. Y entonces baja él tan apuesto y hermoso.

- Cariño- Le hablé al acercarme y darle un beso en el cual oí la tos finjida de Ambar. Ambos la miramos y Sebastián pidió que nos fuéramos.
Apenas arrancó tomé lucidez de la situación y hablé:
-¿Qué haces con el auto de mi padre?

- Me lo dio el.

- ¡¿TE LO REGALÓ?!- grité de ojos bien abiertos. El rió y me corrigió:

-No, me lo prestó para que te venga a buscar.  Estuvimos hablando y el... es como yo pero mayor ¿Entiendes? Nos llevamos muy bien.

- Estoy muy Feliz por ustedes.

- Y... ¿tu madre?- reí irónica al oírlo.

- ¿Mi madre? por más que ella quiera nunca la encontrarás en un tiempo libre.-.
Nos callamos, volviendo a la realidad vi que estaba a punto de doblar, para entrar a la calle de casa, solo esperábamos a que el semáforo cambiara a verde. Y en eso grité:

-¡Espera!

-¿Qué sucede?

- Iremos a la casa de mi amiga ¿puede ser? ¿o debes hacer algo?- Lo noté nerviso, dudoso, inexplicado.volví a hablarle:

- ¿Amor?

-Em ¿Si?

- ¿Podemos ir a visitar a mi amiga?

- Eh, esta bien.

- Gracias- Sonreí.







He's End.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora