Capítulo 25: Sorpresa.

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   -Runo: ―Nero, ¿tienes tiempo?.

Acercándose por la espalda, Runo apoya su mano sobre Nero, llamando su atención.

   -Nero: ―¿Uh? ¿Que pasa Runo?.
   -Runo: ―Necesito hablarte de algo.

Yéndose para otro lado y ya estando sólo, es que Runo le pregunta intrigado a Nero.

   -Runo: ―Entonces, ¿fue verdad?.
   -Nero: ―¿Que cosa?.
   -Runo: ―Que tu amiga es una semidiosa.

Con una incomodidad repentina, Nero responde algo seco a Runo:

   -Nero: ―Ah, uhm. Si...

Nero revisa la mirada de Runo y encuentra que los ojos de este esconden algo en base a este tema.

   -Nero: ―¿Acaso tu sabías algo de esto? ―le pregunta de repente.
   -Runo: ―Má-más o menos lo sabía.
   -Nero: ―¡¿Entonces sabías que incluso era hija de Bastet?!.
   -Runo: ―¡¿QUÉÉÉÉÉ?! ¡¿ES HIJA DE LADY BASTET?! ―exclama sorprendido.
   -Nero: ―Así que... realmente no sabías, ¿eh? ―dice tras saber que, con el asombro del chico, realmente no mentía.
   -Runo: ―Como te dije, sólo sospechaba.
   -Nero: ―¿De que modo?.
   -Runo: ―La primera vez que vi a tu amiga, observé que tenía los ojos de color rojo. Luego, recordé algo que mi lord me dijo sobre que los hijos de los dioses heredan el color de sus ojos pero no su pupila en forma felina. Entonces, me pase preguntando durante todo el camino "¿Será posible?".

Alzando la mano a su barbilla y frotandosela, Nero confirma.

   -Nero: ―Así que por eso la mirabas mucho...
   -Runo: ―¿Te diste cuenta?.
   -Nero: ―Ella se dio cuenta. Sólo me contó que la observabas.
   -Runo: ―Ya veo...

Tras un momento de silencio, Runo le pregunta a Nero.

   -Runo: ―Y... ¿qué harás ahora?.
   -Nero: ―¿A que te refieres?.
   -Runo: ―Ya sabes... sobre la situación...

Meditando por un momento y, tras decidir, Nero responde firme al chico.

   -Nero: ―Por el momento, iré a buscar a Izanami.
   -Runo: ―¿Y que hay de tú amiga? ¿No irás tras ella?.
   -Nero: ―... he pensando en hacerlo pero, me es difícil tomar una verdadera y buena decisión. Así que, por eso, escogí primero ver a Izanami y luego, ir donde Electra.

Y mirando su mano, Nero dice algo triste:

   -Nero: ―La pobre debe de estar muy mal, y debo estar para ella en esos momentos. Pero, no puedo hacer eso sí muero. Así que, primero, para ayudar a mi amiga, debo hacer esta tarea.

*****

   -Nero: ―Disculpe... lady Bastet... ―le habla el chico algo incómodo a la diosa.
   -Bastet: ―¿Que sucede, Nero?.
   -Nero: ―¿Sabe algo de la diosa Izanami?.
   -Bastet: ―¿De ella? Uhmm, lo último que supe de ella fue que Susano'o se la llevo al Tengoku, la zona de las deidades niponas.
   -Nero: ―¿Donde queda eso?.
   -Bastet: ―Pues realmente en sí, no sé.
   -Nero: ―Ya veo...
   -Voz: ―Si quieres, yo te puedo llevar.

Girando su mirada a su derecha, Nero observa a Kalori acercándose a ellos.

   -Bastet: ―Oh, si cierto Kalori. Tu eres monarca de una deidad nipona ―comenta reveladora.
   -Kalori: ―Ajá. Es por eso que cuando oí que Negro...
   -Nero: ―¡¡Es "Nero"!! ―la corrige.
   -Kalori: ―... quería ir al Tengoku, me ofrecí puesto que voy ahorita para allá.
   -Nero: ―¿En serio?.
   -Kalori: ―Si, ya es hora. De hecho, no tengo nada más que ver aquí así que, vamos. Yo te guío.
   -Nero: ―Bu-bueno.

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