Uno.

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Me encendí el cigarro como si eso fuera a hacer que el tiempo pasara más rápido. No me gustaba nada esperar y me empezaba a impacientar. No soy de las que llegan puntuales, pero joder, hacía 40 minutos que habíamos quedado. Como si me leyera el pensamiento, apareció doblando la esquina. Iba con los cascos puestos, sumergida en un mundo quizás más bonito. Siempre con esa sonrisa, esa que tanto me encantaba y que a la vez envidiaba; pero pronto lo cambió por un gesto de reproche al ver que aún no dejara el maldito vicio. Merecía la pena saltarse las clases con tal de ver como se movía ágilmente por la calle para darme un pequeño beso cuando llegó hasta a mi. Aunque bueno, hasta mirar al techo era más interesante que estar en clase, ella solo era una excusa para no sentirme tan culpable. Qué irónico, sentirme culpable yo, que casi nunca iba a clase. Y esto tiene explicación, además de que no soporto a los niñatos de mi clase que parece que tardaron más en madurar que el resto de la media mundial, había descubierto que no me hacía falta ir a clase para aprobar con buena nota. Se me daba bien estudiar, para qué negarlo, me llegaba la noche antes del examen para sacar un 8; incluso podía sacar un seis o un siete solamente con habérmelo leído en la hora anterior. Es envidiable, lo reconozco. Pero no soy la típica cerebrito empollona con gafas y granos, no; soy la chica guapa de clase, la que todas odian porque consigo a los tíos que ellas no pueden, y la que los tiene a ellos a sus pies. Oh si, que envidia de vida, bla bla. Ni de coña, eso es lo primero que piensa todo el mundo cuando me conoce, porque es lo único que son capaces de ver, el exterior. Nadie conoce mi pasado ni todas las mierdas que llevo guardadas. Muchas veces he envidiado yo la vida aburrida de esas lameculos de los profesores. Vale, puede parecer que hablo con aires de superioridad, pero no es porque me crea mejor, sino porque he aprendido que así la gente no se acerca a mi. Y si no se acerca, no me pueden abandonar. 

No es que quiera ser así, borde y antipática, es que no me sale ser de otra forma. Tengo miedo, al rechazo, a no ser suficiente, a que se lo tomen como una tontería de niña pija. Porque vamos a ver, ¿quién se va a creer que la chica más popular del instituto se pueda sentir así? ¿Como no va a ser suficiente si es guapa y con buen cuerpo? El físico no lo es todo, y pocos parecen entender esto. Una chica o un chico con buen físico solo te va a servir para follar. Si no tienen conversación, si no son inteligentes, si no tienen esa gracia, esa inocencia, no sirven para trabar una amistad o salir con ellos. Y aunque saque buenas notas, no soy inteligente. Tampoco soy tonta, pero no tengo esa capacidad para sacar tema de conversación que tienen muchas otras personas. En realidad hubo un momento en que la tuve, en la que era simpática, fue hace muchos años, cuando aún era inocente y confiaba en la gente. 

Elly estaba delante mía, echándome la bronca como de costumbre. Era mi mejor amiga desde siempre, solo ella me conocía de verdad, y aunque muchas cosas no le gustaban, me apoyaba en todo y siempre estaba a mi lado. Esta vez la bronca era por haberme pasado bebiendo en la fiesta de unos universitarios a la que fuimos el sábado. Yo la miraba con mi sonrisa torcida, en un claro gesto de que me la sudaba lo que me dijera, yo no me arrepentía. 

- Cein, conozco esa mirada de que te la suda lo que te esté diciendo. Pero me he perdido un polvo con un buenorro por tener que llevarte a casa y cuidar de ti. Esta no te la perdono.

La agarré de la cintura poniéndola contra la pared y le empecé a dar besos en el cuello. Sabía que era su punto débil. 

- Te recompensaré con un vestido nuevo va.

Estaréis pensando que somos lesbianas o bisexuales, pero no. Era una vieja costumbre, siempre nos tratábamos así. Tenía su parte buena, como que los tíos plastas no se acercaban a ti; y si había alguno interesante no nos comportábamos así. No era algo que hubiesemos hablado nunca, pero teníamos como un pacto mental. ¿Que cómo empezamos a tratarnos tan cariñosamente? Pues fue hace dos años, quizás dos años y medio, no recuerdo bien. Estábamos en una fiesta de un chico del último curso de bachiller. Todos los tíos nos tiraban los trastos y  no había ninguno guapo o mínimamente decente, así que decidimos fingir ser lesbianas para que no se acercaran más. El problema fue que hubo varias fiestas seguidas con las mismas características, y pillamos la costumbre de comportarnos así en las fiestas. Pero luego llegó el verano, y como había fiestas todos los días, nos acostumbramos también a actuar así todos. los días. Un par de meses después acudimos a otra fiesta, y vi sus ojos. Estaba interesada en alguien, no quería alejarlo, así que nos comportamos como amigas normales. Poco a poco fuimos cogiendo esa costumbre, para nosotras era normal, aunque quizá no para el resto del mundo.

- Sé que te dije que íbamos a quedar para irnos de compras, pero la verdad es que quería hablar de algo contigo, y no sé cómo empezar. 

- Elly, meter a las compras en medio de las mentiras es un error demasiado grande para alguien tan experto como tú.- Se lo dije con una sonrisa, apoyando una mano en su hombro para darle ánimos con lo que tuviera que decirme. 

- Verás, - estábamos sentadas en una cafetería y ella movía nerviosamente las manos sobre la taza de su café.- El otro día, mi hermano había ido a una competición fuera de la ciudad y mis padres se fueran con él todo el fin de semana. Bueno, eso ya lo sabes. El problema es que me acosté con Kash, el chico de la fiesta. No es la primera vez que nos acostamos, de hecho llevamos viéndonos un mes o dos. Te preguntarás por qué no te lo conté antes y la verdad es que no lo sé muy bien. Él quería mantenerlo en secreto, no sabía muy bien por qué, y me rogó que no te lo contara ni a ti. Me pareció raro, pero no le di vueltas, supuse que quería darle un poco de emoción a nuestra 'relación'. Pues bien, este domingo, en mitad del polvo, le llamó alguien a quien tenía guardado como 'cariño', le dio la vuelta al móvil pensando que yo no había leído eso. No quiero meterme en medio de ninguna relación, aunque si él está engañando a otra no es mi culpa, así que esto no me preocupó en un principio. Pero a la noche tuve que ir a cenar a casa de mi tía, típicas cosas que te ordena tu madre cuando no se fía mucho de ti. Estaba hablando con mi prima Bec en el salón, cuando se empeñó en enseñarme fotos del que era su novio desde hace cuatro meses y si, era Kash. Ella está muy enamorada de él, y tengo claro que no voy a volver a acostarme con él, jamás me perdonaría hacerle eso a mi prima. Pero no sé si contarle que sé que él la está engañando, porque me preguntaría que cómo lo sé, y tengo miedo a que se enfade conmigo también.

Soltó todo eso de golpe ante mi cara de incredulidad. No me había mirado a los ojos ni una sola vez en todo ese momento, no sé si por vergüenza a haber sido la amante del novio de la prima o por no haberme contado toda esa historia antes. No la culpo, a pesar de que siempre estamos juntas también tenemos que tener nuestros propios secretos y espacio personal. Entendía que estuviera así, Bec era su prima favorita, de hecho era prácticamente la única que le caía bien. 

- Puedes decirle que era conmigo con quien la engañaba, pero debemos hilar una historia que sea creíble y sobre todo asegurarnos de que él no se la carga. A ver, intentaré conseguir fotos de él, después tú vas a junto de ella y le cuentas la historia. Hoy hemos quedado tú y yo, yo te he enseñado las fotos del chico con el que llevo un par de meses acostándome y tú descubriste que era su novio. No tenemos por qué mentir, así que supongo que no harán faltas más pruebas para que nos crea, y conmigo no lo pagará porque soy una desconocida. Vale, tienes que pasarme su número; en cuanto tú empieces a hablar con tu prima yo le llamo, impidiendo así que os pueda cortar la historia, y le convenzo de que no diga que eras tú. Supongo que tu prima cortará con él, así que supongo que un polvo conmigo le convencerá.

- Tía, eres la hostia, además de la mejor amiga que pueda tener cualquiera, eres la mejor improvisando planes. Creo que esto es ya compensa lo del sábado.

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