Capítulo 18: El regreso del "hombre malo"

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A la mañana siguiente me desperté con un gran alboroto en las calles de Alexandría, hubiera deseado poder seguir durmiendo un poco más ya que al descansar mejor podías rendir mejor durante todo el día. Me levanté de la cama y caminé hasta la ventana que quedaba a unos pocos pasos de mi ubicación, observé hacia afuera pero no pude observar nada entonces me coloqué la bata y bajé a la planta baja dispuesta a salir hacia la calle pero cuando me acerqué a la puerta esta fue golpeada, me asombré un poco y amarré las cintas de la bata a mi cintura para abrir la puerta. 

Comencé a ponerme un poco nerviosa pero no sabía el porque de aquello así que sin más vueltas abrí la puerta, encontrándome con un Daryl malhumorado y con cara de pocos amigos

—¿Sucedió algo Daryl? —pregunté de inmediato asustada y me hice a un lado para que el hombre ingresara a la casa, él caminó directo a la sala sin responder a lo que le había preguntado al principio, a lo que entonces volví a hablarle— ¿quieres café?— me observó por lo que parecieron dos segundos y acomodándose mejor en el sofá me respondió al fin

—Sí, gracias— suspiré dándome media vuelta sobre mis propios talones para caminar hacia la cocina, ya desde temprano empezaba el día sin comprender el comportamiento de Dixon o el porqué siquiera llegaba a mi casa con esa cara de enojado y sin decirme el porqué no me respondía cuando le preguntaba si sucedía algo.

Dejé atrás esos pensamientos y me concentré mejor en preparar el café, al menos podría decir o sentir que estaba desayunando conmigo por gusto y no por un enojo estúpido con cualquier otra persona. El agua comenzó a hervir anunciando que estaba lista, lentamente comencé a preparar el café... dos tazas de café negro y cargado para terminar de despabilarme pero al darme la vuelta con ellas en mis manos, una se me escapó estrellándose en el suelo rompiéndose en varios trozos, pero lo que más me sorprendió fue la atenta mirada del cazador a mis ojos.

Me hizo asustar ya que creía que estaba en el sofá, traté de hablar pero no pude. Me había quedado completamente muda en frente del hombre que amaba y él tampoco decía una sola palabra, solo miraba mis ojos y mis labios alternándolos unas cuantas veces. Me ponía muy nerviosa pero sobre todo me hacia sonrojar, como pude bajé la otra taza de café sobre la mesada y volví a mirar al hombre a los ojos con todo mi cuerpo temblando... unos segundos después sentí todo su cuerpo contra el mio, ya no estaba segura de si era un sueño o si era la realidad pero por fin habló y lo hizo en mi oído

—Carol... gracias por todo tu apoyo, por ser una mujer completa y que nunca me abandonó. Gracias por seguir a mi lado— luego lentamente besó mi mejilla, fue un beso tierno pero rápido; cuando estaba a punto de responderle se separó bruscamente de mi volviendo a la posición que tuvimos unos minutos antes, parecía deducir mi rostro pero al final solo sonrió de medio lado y comenzó a marcharse

—Daryl, espera. No te vayas— hablé desesperada pero sin moverme del ligar, el hombre no hizo ni un amague en querer responderme. Simplemente se fue.

No reaccioné a seguirlo sino hasta después de que oyera la puerta principal cerrarse, no sabía que decir o hacer... estaba literal en shock. Lo único que podía hacer ahora era limpiar el desastre que había en el suelo de mi cocina por el simple hecho de que se haya caído una taza de café, me arrodillé a limpiar el líquido con un trapo y recoger los trozos de porcelana más grandes, acto seguido barrí para sacar los fragmentos más pequeños y así no lastimarme si andaba caminando descalza. Una vez que acabé me dispuse a probar mi taza de café pero ya estaba fría así que simplemente me fui al cuarto para cambiarme la ropa y salir a la comunidad como cada día lo hacia aunque el día de hoy era un día completamente diferente, por el simple hecho de que algo pasó en mi cocina y no sabría como carajo comportarme luego de aquello, el simple hecho de pensar en Daryl abrazándome o simplemente sentir su calor tan cercano al mío me aceleraba el corazón y me hacia sentir muy nerviosa además de que me hacia ruborizar pero no me importaba nada más que ese momento.

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