Capítulo XVII: Dueños de esta tierra

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El Monte se sacude al sentir la llegada de sus creadores. Juegos de luces confunden a los guerreros de Targón, sin embargo la guerrera del sol y la elegida de la luna conocen muy bien el significado de este temblor que azota su hogar.

-Me llevarás antes las peores tormentas. Los lobos mostrarán sus dientes y temblaré ante sus rabiosos aullidos ya que será inevitable, pero nunca retrocederé por que estás aquí, siempre lo estarás, eso me da el valor que necesito. No es una fe ciega, es una fe con base. Por que lo he visto y lo que estoy viendo ahora. Susurraste antes a mi oído y me mostraste el camino, limpio y seguro en un lugar rodeado de terribles bestias listas para saltar a mi cuello y desgarrar mi piel como telas de seda. Dejar mi vida correr fuera de  mi cuerpo por medio de el espeso líquido rojo que corre en mi y todo humano vivo. Estás aquí después de tanto esperarte y te seguiré siempre.- Hënë sostenía el rostro de Diana mientras la escuchaba recitar estas palabras a ella.

-Mi dulce niña...- contestó en un susurro divino que hizo a la elegida de la luna soltar lágrimas de felicidad las cuales no creyó que derramaría nunca más.

Diana y Leona miran fijamente lo que tanto siguen, en lo que confían sin nunca dar un paso atrás.

-No saldrás ileso de esto, que lo sepas, Forjador de Galaxias- dice la niña de mantos blancos que flota entre Aurelion Sol y los guerreros de Targón.

-Hënë...- murmura Diana mientras toca su pecho. Siente lo que tanto quiere, la calidez de su Diosa quien a venido a su rescate. Pero la rabia invade su cuerpo al ver el niño a su lado, aquel que mantiene una postura firme e inquebrantable. Leona no quita los ojos de encima de Xemx. Su piel brilla con luz propia, haciéndole parecer dorado , sin duda alguna, divino.

-Estuvimos esperando tu llegada desde hace mucho.- brama Xemx caminando implacable hacia Aurelion.

-NI UN PASO MÁS- ruge la bestia lanzando un zarpazo directo al Dios del sol. Este no se mueve al instante, en lugar de ello, cuando la garra estuvo a centímetros de el, con un movimiento imposible de seguir con ojos humanos, lo desvió con la palma de la mano, haciendo la mano del Forjador arder. Luego de un rugido, la bestia retrocedió.

-Conté con su llegada. Dioses enamorados de su contrario es lo más repugnante que se puede pensar, prefieren ver a su pueblo sufrir a arreglar sus problemas cómo deben, no son diferentes a mi, deberían dejarme terminar esto rápido...- anunció el forjador de galaxias intentando convencer a Hënë y Xemx de abrir paso para cumplir su ideal.

-Vagar y destruir es incomparable a lo que hemos pasado en esta eternidad.- contestó Xemx -Cometí errores y llevé a Hënë a cometer los mismos, pero eso no volverá a suceder- agregó.

-Basta de balbuceo, aniquilemos a la lagartija...- diji Hënë. El Monte se estremeció una vez más, Hënë se elevó y movió sus brazos de un lado a otro, sus ojos liberaron un brillo similar al que la luna desprende y frente a todos, surgió, la luna apareció más grande e implacable que nunca. Aurelion Sol retrocedió aún mas al sentir la fuerza proveniente de Hënë, conocía bien su historia y a diferencia del Dios de Sol, Hënë tenía poder suficiente cómo para hacerle frente sola con gran posibilidad de salir victoriosa.

Los guerreros de Targón retrocedieron al ver los seres más poderosos de au tierra, aquellos que forjaron lo que ellos llaman "Hogar". Hënë se avalanzó junto con el Dios del Sol hacia Aurelion Sol. Los zarpazos de la bestia chocaban con los Dioses dueñoa del Monte haciendo la nieve elevarse, las estrellas se alejaban y las nubes se dispersaban por cada golpe.
Era como ver al gran Dragón peleando con dos moscas con fuerza sobre humana. Hënë reía a carcajadas mientras Aurelion desencadenaba su poder hasta que este se salió de control.

Diana Y Leona: Inquietud En Lo Alto[League Of Legends] [Acto 2] #PremiosLOL2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora