¡Pepe! - Jalonso Villanela

Seis

OLVIDANDO A VILLALPANDO.

El pelinegro despertó mas feliz que cualquier otro día, pues al fin era sábado. El día anterior no habían tenido clases así que no hizo nada mas que pensar en cuanto quería que este día llegara, y al fin lo había hecho. Se levanto y se dirigió rápidamente al baño para darse una ducha, quería verse bien.

Bueno, toda esa emoción que Miguel sentía esta mañana era por una razón, nada mas ni nada menos que la semi-final de fútbol.

El, junto con demás amigos se reunirían en su casa a comer botanas y vivir la intensidad del partido en compañía, no podía estar más emocionado por que ese juego comenzará. No debía esperar tanto, el partido empezaba a las dos y ya era la una.

Después de bañarse se paso casi diez minutos buscando su playera del equipo hasta que recordó que la había dejado alguna vez en casa de Bryan. El castaño no tardaba en llegar así que bajo al primer piso, sin playera.

Se dirigió a la cocina, abrió la despensa y saco las sabritas y palomitas. Puso a preparar las palomitas y sirvió las papas, todo sin deshacer la sonrisa que se había formado en su rostro, en serio estaba emocionado.

El timbre de su casa hizo que pegara un ligero brinco, se dirigió a la puerta y abrió esta dejando ver a su mejor amigo con su playera puesta mientras sostenía la de Canela en sus manos.

— ¡Tu! —exclamo "molesto"

— ¡Yo! —al contrario, Mouque grito divertido.

— Dame eso —le arrebató aquella prenda de sus manos y se la coloco mientras caminaba a la sala de su casa.

— ¿A si es como recibes a tus invitados? ¿Sin playera y dejándolos solos en la entrada? —hablo Bryan entrando y cerrando la puerta tras de sí— Muy mal Miguelito —José lo miro con sus ojos entrecerrado.

— Calla, tu no cuentas como invitado. Mejor ayúdame a poner la comida —Villarreal asintio y lo siguió a la cocina.

Ambos sirvieron el refresco y llevaron todo a la sala donde se dispusieron a esperar a sus amigos. No eran muchos, solo Gustavo, Andoni y Gabo. No paso mucho tiempo cuando los cinco chicos ya se encontraban en la casa de Jos, haciendo desmadre por supuesto.

— ¡Nos vamos al mundial! ¡Nos vamos al mundial! —cantaban animados.

Desde hace un rato, Jos tenía la sensación de que algo faltaba, algo se le estaba olvidando, solo que no tenía idea de que. El reloj avanzaba y el partido estaba a nada de comenzar cuando el timbre de la puerta sonó.

— Que extraño, ya no falta nadie ¿invitaron a alguien mas? —pregunto Gus, los demás negaron.

Jos se levanto y se dirigió a la puerta para abrirla.

— A-Alonso... —y en ese momento, Canela solo quiso darse un fuerte golpe.

(...)

Aquel rubio no podía estar más feliz, casi no había podido dormir de la emoción que sentía al recordar que aquel día tenía otra "cita", con Pepe. En cuanto el sol comenzó a salir, se levanto y se dirigió a su armario lo más rápido que pudo, aunque tardó casi una hora en decidir qué sería lo que se pondría.

Termino por escoger un suéter verde limón que le quedaba bastante largo de las mangas, apenas sobresalían sus dedos, un pantalón negro ajustado y rasgado junto con sus fieles converse. Un outfit perfecto para el.

Dejo su ropa sobre su cama y bajo con su familia a desayunar algo, la emoción tendía a darle mas hambre de lo normal. Abajo ya se encontraban casi toda su familia, solo faltaba su padre quien ya había ido a trabajar.

Su familia tendía a despertar bastante temprano los fines de semana ya sea por equis o ye motivo, la verdad ni ellos se entendían a veces. Pero a Alonso le encantaba dormir hasta tarde por lo que verlo despierto a esas horas del día era demasiado extraño.

— ¿Tu que? ¿Que haces despierto tan temprano? —pregunto su hermano mas pequeño, Braulio, mirándolo desde el sillón, Alonso se encogió de brazos.

— No podía dormir, es todo.

— Nah, a de andar histérico porque tiene una cita al rato, ¿o no Alonsin? —cuestiono con una ceja alzada Diego, su otro hermano.

— Agh, ¿te dijo Alan?, sigo pensando que es muy extraño que ustedes hablen tanto —y sin mas, se dirigió a la cocina y tomo un paquete de galletas, mientras su madre lo miraba extraño, para después volver a su cuarto.

Una vez ahí, tomo su celular para reclamarle a Navarro mediante el grupo de whatsapp. Por cierto, ignoren los apodos que Freddy puso a cada quien.

Hada madraina:
¿¡Porque carajos le dijiste a Diego sobre mi cita con Pepe, pinche Navarro?!

Nigga:
Ay, perdón.

Es que tu hermano es bien chido y luego hablo de mas.

Hada madraina:
Agh, me cagan.

Oíe, no has visto al arbusto con patas?

Freddy* pinche autocorrector.

Nigga:
JAJAJAJAJAJA :v

Nop, no se ha conectado desde ayer.

Ha de andar bien jeton todavía.

Villalpando ya no contesto, miro la hora en su celular, nueve y media. Suspiro y se dispuso a tragar las galletas que se había robado de la cocina

(...)

Alonso despertó exaltado, pues se había quedado dormido tiempo después de que se termino el paquete. Miro la hora en su celular, doce y media, aún tenía tiempo.

Se levanto y se dirigió al baño, para tomar una ducha claro. Una vez que salió, con una toalla en la cintura y otra en el cabello, se dispuso a vestirse puesto que ya era la una pasadas.

Una vez vestido y con su cabello desenredado paso media hora en el baño solamente haciéndose pendejo mirándose al espejo. Tomo su mochila junto con su celular y bajo corriendo, pero fue detenido por su madre antes de cruzar la puerta.

— ¿A dónde vas pues?

— Voy a casa de un amigo, ya te había dicho má —torció la boca.

— ¿Y a que hora regresas?

— No se, pero se me hace tarde, ¿puedo irme?

— Vete con cuidado hijo —asintio.

Tomo sus llaves del mueble, dejando un beso con una sonrisa de lado en la fotografía de su hermano Martín que se encontraba ahí mismo y salió.

Prácticamente corrió, por lo que no pasaron ni dos minutos cuando ya se encontraba frente la puerta de la residencia de los Canela. Suspiro intentando calmarse al pensar que volverían a estar tan juntos como el jueves pasado y toco el timbre. El pelinegro abrió con una sonrisa que se desvaneció de golpe al verlo frente a la puerta.

— A-Alonso...