¡Pepe! - Jalonso Villanela

Siete

UN PARTIDO MUY NORMAL.

— A-Alonso...

— ¡Hola Pepe! —saludo con una sonrisa.

— Eh, este Villalp...

— ¿Quién toca Jos? —Bryan llego haciendo que el rubio se confundiera aun mas— Anuma, ¿invitaste a Alonso, wey?

— Y-yo...

— ¿Invitarme a que? —pregunto con su cabeza ladeada.

— Pos' a ver el partido, apúrense que ya va a empezar, entren de una vez.

— Pero...

— Tu entra hombre —Villarreal jalo del brazo a Alonso dentro de la casa.

«Pero, no soy muy fan del fútbol», completo el rubio en su mente lo que quería decir.

Prácticamente fue arrastrado por el castaño hasta el sillón donde se encontraban otros tres chicos que el rubio no conocía. Tal vez los había visto en algún momento por los pasillos de la preparatoria, pero nunca había entablado una conversación con alguno de ellos, y hasta se atrevía a decir que no les agradaba por la forma en que estos lo miraban.

O simplemente estaban muy extrañados por verlo a el ahí, ¿qué no era ese el chico que gustaba de Canela?.

Se sentó en un esquina de aquel sofá y se encogió en su sitio, como si estuviera tratando de fundirse con el. Jos se sentó a su lado bastante incomodo, había olvidado por completo a Villalpando y que había quedado con el para terminar aquel proyecto. Y ahora no le podía cancelar ni a sus amigos ni a Alonso.

¿Que se supone que iba a hacer ahora?

El partido comenzó y los gritos no se hicieron esperar. Con cada minuto que pasaba al pelinegro se le iba un poco su incomodidad siendo reemplazada por emoción, por que, vamos, era futbol. Era la segunda pasión de Canela después de la música.

Los minutos pasaban eternos para Alonso, quien sentía una extraña sensación en su pecho, ¿enojo, tal vez?, la verdad ni el sabia. Suspiro, así no se imaginaba ese día.

— Um, oye, Pep...

— ¡Hey, Alonso! ¿Me pasas las sabritas? —pregunto Mouque, sin despegar los ojos de la pantalla e interrumpiendo el hablar del rubio.

— Oh, eh si —hizo aquella acción.

Volvió a undirse en el sofá, había olvidado que era lo que quería decir. Veía aquella pantalla pero la verdad no entendía mucho, para el solo eran personitas corriendo tras un balón. No entendía los gritos de los otros chicos.

Se sentía tan... Fuera de lugar.

— Um, Pepe, ¿falta mucho? —decidió hablar después de un rato, tocando ligeramente el brazo del nombrado.

— ¿Bromeas Alonso?, ¡apenas lleva 25 minutos! —contesto sin cuidado de que sus palabras no salieran en forma de regaño, como lo habían hecho.

Aquel rubio bufo y tomo una palomita del tazón, aquel sentimiento en su pecho aumenta y su ceño comenzaba a fruncirse.