¡Pepe! - Jalonso Villanela

Diez

Dedicado a Sabrina_canela  ¡¡,Feliz cumpleaños adelantado(?) !!! Je, ¡pero en menos de media hora Si será tu cumple! ❤️❤️

CITAS CON HELADO.

— ¡En serio, muchas muchas gracias Pepe! —repetía como por décima vez aquel chico bastante emocionado.

La película había terminado y ya se encontraban fuera del cine, ahora solo caminaban "sin rumbo" por aquel centro comercial.

— No tienes que agradecerme tanto Alón... So —comento rascando su nuca, era extraño que alguien le agradeciera tantas veces.

— ¿Como de que no? Yo también debería de hacer algo para ti, ¿qué te gustaría? —pregunto caminando a su lado, dando pequeños saltitos.

— Me basta con que no estés enojado conmigo —el rubio sonrio y miro hacia el piso, mientras su rostro comenzaba a arder ligeramente.

— Eh... Uh, si pero, quiero hacer algo mas —siguieron caminando un poco hasta que el mayor hablo, haciendo que pararan su andar un momento.

— Acepta que te compre un helado y estamos en paz —sonrio.

— ¿Un helado? —cuestiono alzando una ceja, ¿qué tenía que ver eso con su platica?.

— Sip, aquí adelante hay unos muy buenos, ¿los has probado?.

— Um, si, son mis favoritos, pero no tengo dinero —formo una mueca.

— Créeme que de tanto que lo repites lo tengo claro... —murmuro para si y después volvió a sonreír— Pero soy yo el que los va a pagar, anda, vamos por uno —insistió formando un puchero, sin darse cuenta.

— E-esta, esta bien —Jos sonrio triunfante y volvieron a su tarea de caminar.

Como bien dijo Canela, a solo unos metros se encontraba un local donde vendían, entre otras cosas, unos helados de yogur muy buenos según la opinión de los dos chicos. Ambos entraron y a pesar de la insistencia de Alonso, Jos termino comprando dos dobles cuando el estaba conforme con uno sencillo.

Tal vez a su billetera le pesaría después....

«¡Bah!»

Ambos chicos se sentaron en una mesa del propio local, dispuestos a disfrutar su delicioso helado y a platicar, que era lo que Rivera mas quería.

— Aun quiero que me cuentes sobre ti, eh —comento el pelinegro llevándose una cucharada a la boca.

— Y yo sigo sin saber que contarte —murmuro limpiándose con la servilleta— Me pones en una situación difícil.

— Te podría hablar sobre mi, pero sonaría muy egoísta —se encogió de hombros.

— Y dudo que me cuentes algo que no sepa —murmuro casi inaudible con una pequeña risa.

— ¿Como?, perdón, no escuche.

— N-nada, siempre estoy hablando solo... Creo que tal vez no debí decir eso... —formo una mueca en su rostro, debía cerrar la boca.