Uno

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NO ACOSADOR, SOLO UN RARO MÁS.

Aquel rubio se encontraba mirando su reflejo en el espejo de su habitación, admirando su vestimenta pensando en si a su querido amado le gustaría o no.

«Oh vamos, claro que te ves bien, ¡te amara!», pensó sonriendo.

A cualquiera le gustaría, solo imagínenlo, Alonso Villalpando vestido con unos jeans negro bastante ajustados, converse de igual color, y un lindo suéter gris una talla mas grande, combinado con su cabello rubio alborotado lo hacían ver jodidamente adorable... Y sexy.

Excepto para Jos, a el siempre le parece un chico molesto.

Salió de su casa bastante feliz por su aspecto, caminaba tranquilamente por la banqueta hasta que noto la cercanía de aquella casa. Disminuyó el andar hasta estar completamente inmóvil frente a la casa de los Canela.

Miro la ventana del cuarto de el Canela menor y negó divertido al notar como la luz en este se notaba apagada, claramente aun no despertaba y lo mas probable es que llegaría tarde. Otra vez.

— Tu no cambias Pepe —continuo su camino.

Al llegar al instituto fue directo a su salón sentándose en su butaca correspondiente, justo detrás del chico que adoraba. Saco su celular de su bolsillo e inició su pasatiempo favorito, revisar su galería y mirar cada una de las fotos que tenía de Pepe. La mayoría tomadas sin que este se diera cuenta.

No era un acosador, simplemente era raro.

El salón se comenzó a llenar y el timbre sonó logrando que el pequeño elevará su vista, su amado aun no llegaba pero no importaba mucho ya que casi siempre llega tarde, pero Alan y Freddy, sus grandes amigos, tampoco aparecían.

Guardo su teléfono cuando el maestro llego al aula comenzando a escribir instantáneamente en el pizarrón sin presentarse antes, al diablo los modales supongo. Unos golpes en la puerta hicieron que parara a medio escrito, Jos estaba en la puerta respirando agitadamente.

— Dis... Disculpe... ¿P-puedo pasar? —Alonso río, definitivamente había corrido para llegar.

El profesor lo dejo entrar con un movimiento de cabeza y este se sentó rápidamente frente a Alonso, quien apenas podía controlar la emoción que siempre sentía al estar tan cerca de Canela sin que este pudiera escapar.

La clase transcurrió como siempre, copiar lo del pizarrón, revisar tarea, terminar la tarea que solo dos personas hicieron, armar relajo, callar el desmadre, castigar medio salón y hacer la mitad del trabajo puesto. Lo normal.

Claro que las miradas de Alonso hacia Jos no podían faltar, miradas y suspiros que todos notaban ya que casi toda escuela sabia del amor del rubio hacia el otro. Y digo casi por que había una persona, muy pendeja por cierto, que no sabia de esta atracción.

Nada mas ni nada menos que el mismísimo Jose. ¿Les sorprende? No lo creo, al menos a mi no.

La campana sonó y todos salieron al cambio de hora, tenían cinco minutos para hacer lo que quisieran. El ojiazul salió detrás del pelinegro y corrió al ver a sus amigos en sus casilleros.

— ¿Que pedo con ustedes? Se perdieron una clase.

— Culpa a este wey ¡Tarda un chingo arreglando su cabello y ya no pudimos llegar!

— Tu fuiste el pendejo que revolvió mi cabello ¡ya estaba listo! —antes de que los primos comenzarán a pelear, el menor decidió hacer la pregunta por la que venia.

— ¿Vino Bryan? —el ojiazul casi grita de felicidad al escuchar la respuesta negativa del rizado indicando que el mejor amigo de Canela había faltado.

¡Pepe! - Jalonso VillanelaWhere stories live. Discover now