Capitulo 2. Presidenta

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―Por cierto. ―dice antes de que me vaya―. Renunciar de esa manera en la heladería fue bastante impactante, presidenta.

Este chico... Era el que estaba al lado del chico al que le pedí de su bebida. Cabello rubio casi a rape. Sabe que soy la presidenta, ¿Cómo lo sabe? Va a estudiar en la universidad?

―Tu nombre. ―le pregunto.

―Mason Hatheway.

―Así que... Sabes quién soy. ―le digo.

―Desde el principio.

―Estabas fingiendo, entonces.

―No lo diría como fingir, si no que tan cierta es la reputación de la presidenta. ―dice―. No me imagine verla en una fiesta así.

―Te sorprenderías. ―me acomodo el cabello una vez más. La brisa de la noche me lo despeina y algunos cabello no me dejan ver―. ¿Como sabes de mí?

―Resulta ser que tenemos una amiga en común. ―me responde―. Ella me dijo que tenía una amiga aquí en Miami, que era presidenta de la facultad de derecho, y resulta ser que tengo varios conocidos que saben quién eres. No me mando fotos, ni detalles sobre ti, solo dijo tu nombre. ―sonríe―. Lo demás, me encargue de darme cuenta de eso.

―Entonces se podría decir que eres un acosador. ―me cruzo de brazos. Al parecer no iré a mi universidad, mejor así. Me ahorro el hecho de que alguien logro visualizarme aquí. No es bueno que eso se sepa.

―No tanto.

―Y la amiga en común es...?

―Samantha Kennedy.

Yo abro los ojos. ―Sam!! ―ahora entiendo―. Eres el amigo de West, no?

El asiente. ―El mismo.

Por la piscina vi a Layla. Ella me hizo señas de que nos fuéramos ya. Me gire para ver a Mason. ―Ya me voy. ―digo―. Gracias por evitar que cayera en la piscina.

El metió sus manos en sus bolsillos. ―Hasta luego.

-

En la mañana después de la fiesta le reclame a Layla porque se había perdido de esa forma, me invita a un lugar y de la nada ya no la veo, es bastante preocupante, se justificó que fue a hablar con Daniel y el tiempo se le paso completamente, se disculpó muchas veces y que más le iba a decir, es Layla y sé que le gusta Daniel, y el gusta de ella también. Es sin capitán del equipo de fútbol, cualquiera creería que es un imbécil pero tengo que admitir, que no lo es. Es agradable. Me vestí rápidamente porque no puedo estar llegando tarde a clases, se supone que debo dar el ejemplo. El tema de que no tengo trabajo me preocupa mucho, pero tengo que ponerme a pensar en eso después de que cumpla con mis actividades académicas. Me despedí de Layla, y quedamos en comer después de mi primera clase. Esta era una universidad que también tenía dormitorios, en el lado A estaban las mujeres y en el B del otro lado del pasillo estaban los hombres. Cuando entro al pasillo de mi salón, varias alumnas mas jóvenes se me acerca.

―Rachel, no queremos molestarte pero estamos preocupadas, hay muchos términos de economía política que no entendemos. ―me dice una―. Tenemos evaluación la próxima semana.

―Chicas, yo las ayudo. ―les respondo―. Recuerden que las clases donde se repasa todo eso, son todos los jueves, es decir mañana. Nunca las veo ahí, deben estar ahí. Lleguen una hora más temprano para responderles lo que necesitan.

―Gracias, de verdad verdad. ―me dicen las tres al mismo tiempo.

Me despido de ellas y entro al salón. Todos parecen estar en sus puestos, solo veo un puesto vacío ¿De quién? A todos los veo aquí. Varios me saludan, así como hay otras mujeres que no lo hacen. Me siento en mi puesto, y saco el cuaderno y el lápiz.

PRESIDENTA (Historia corta) ¡TERMINADA! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora