Lo agarro de la camisa antes de que desaparezca de mi vista y me cueste decir las palabras que tengo en la punta de lengua. —Oye. —exijo que me vea y sonrío—. Gracias por defenderlo.
Mason abre sus ojos como si no pudiera creer las palabras que estoy diciendo. —Ya entiendo a qué se refería Dox. —comienza a hablar y me invaden las dudas—. Si me sonríes así no puedo soltarte.
Se agacha hasta quedar a mi altura. —Solo quería decirte eso. —le respondo—. Ha sido un buen gesto.
—Bueno, no es como que lo haya hecho por obligación. —dice—. No me gustan esas situaciones.
—Todo un chico de oro ¿eh?
La comisura de sus labios se levantan pero no sonríe. —Nada de que estar orgulloso.
—¿Estas intentando decirme que ocultas cosas? —le pregunto con burla, provocándolo para que hable más de lo que debe.
—No sé cómo llegaste a esa conclusión tan rápido pero... Tantas cosas como las que ocultas tú.
¡Auch! Esa es una buena respuesta. —Bueno, yo soy bastante hipócrita. —me encojo de hombros y no mentía. ¿Una chica responsable, presidenta de una facultad que siempre está dándole dinero a su mama para que compre drogas? Se escuchaba miserable, yo lo soy.
—¿Qué te hace pensar que lo eres? —su mirada se torna mucho más seria. Hay una clara desaprobación en ella y me parece algo inocente que él pueda verme así, sin conocer todo lo que escondo, su concepto de mi cambiaría si lo supiera.
—No te acerques tanto a mí, Mason. —le respondo comenzando a levantarme—. Venimos de lugares diferentes y somos diferentes... Por tu bien sigue con tus cosas y mantén tu distancia conmigo.
Termino de enderezarme y hago mi camino a la salida. Esto es lo correcto. Lo que debí decirle desde el principio. Baje mucho la guardia con él y con la gente. —¿No crees que eso debería decidirlo yo? —me pregunta lo bastante algo para que se escuche en todo el pasillo—. No me parece justo.
Le sonrió forzadamente antes de irme—Te estoy haciendo un favor.
No necesito salpicar a nadie con la vida toxica que llevaba.
-
Ya había llegado el viernes. Tenía que preparar las diapositivas de la próxima semana, si lo dejaba para el domingo estaba segura que estaría demasiado cansada para hacerlo y eso me llevaría a dejarlo por la mitad, la segunda clase de recuperación de la semana había sido mucho más tranquila que la primera, Dox me había colaborado con todo y Mason apareció pero como oyente, en ningún momento se acercó para hablarme y cuando la clase termino se retiró.
Esto era lo mejor.
Cuando estuve en mi cuarto me recosté en el mueble como si fuese lo mejor que tenía en mi vida aunque bueno por lo menos el mueble nunca me exigía nada... Chiste malo...
Mi teléfono comenzó a sonar y el nombre de mi mama apareció. Voy a dejarlo pasar y no le responderé. Eso hare. Al fin y al cabo no pasara nada. Solo será una vez. Ella igual nunca llama para saber cómo estoy. Puedo dejarlo pasar. El teléfono suena una vez más y atiendo.
—Hola mama. —la saludo—. ¿Qué tal?
—Imagino que ya tienes el dinero. —me responde del otro lado—. Como se lo responsable que eres, compre lo que necesitaba pero quede en pagarla al proveedor hoy en la noche. —mi corazón comienza a latir rápidamente. Esto nunca lo había hecho, llegar a este punto. Comprarlo sin haberlo pagado es peligroso.
—¿Cómo dices? —le pregunto—. ¿Por qué lo compraste si no tenías el dinero? ¿Qué pasaría si yo no lo tuviese?
La escucho resoplar del otro. —Pues ponte a resolver como lo vas a conseguir... Porque debes ir hoy a pagarlo.
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PRESIDENTA (Historia corta) ¡TERMINADA!
RomanceLa presidenta de la facultad universitaria de derecho Rachel Stewart sabe que Mason Hatheway no es el tipo de chico que necesita... Pero parece ser el único que consigue ablandarla. Mason Hatheway es el chico de oro. Deportista, inteligente y cubier...